Literatura para “encontrar amor y sanación”: quiénes son y cómo piensan los bestsellers canadienses y cristianos, autores de “La señal”

W. Paul Young publicó la exitosa “La cabaña”, que captó la atención de Stephen King, mientras que Bradley Jersak, varios libros sobre teología infantil. Juntos escribieron la historia de un pastor que tiene un ataque de ira. “Queremos escribir cosas que salgan directamente del corazón y confiamos en que Dios lo va a hacer grande para que la gente lo pueda leer y las ayude”, dicen en esta entrevista

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"La señal" de W. Paul Young y Bradley Jersak

La tapa de La señal tiene todos los elementos necesarios para saber de qué se trata. Un hombre atraviesa el campo y camina hacia una luz, junto a una pequeña iglesia, que ilumina la oscura noche. Cruza el cielo una paloma blanca, símbolo bíblico por excelencia. Bajo el título —claro, sugestivo— se lee: “¿Estás listo para perdonarte de tí mismo? Un insólito encuentro con Dios”. La novela de los canadienses W. Paul Young y Bradley Jersak es, efectivamente, una historia de superación, una historia de fe. Comienza de a poco: un respetado pastor cristiano discute con sus voces internas en un neuropsiquiátrico. Acaba de ser internado.

En el segundo capítulo la narración muta al registro de un informe policial y todo queda más claro: el diácono cuenta que en el sermón “estalló como un volcán. Las clásicas llamas del infierno y el azufre que explota, como suele hacerlo, pero esta vez se excedió. Fue completamente vergonzoso. Quiero decir, empezó con la santidad y todo eso, pero en cuestión de minutos era puro miedo y odio. El odio comenzó contra objetivos lejanos: los rusos, los musulmanes. Después se fue acercando más: los homosexuales, los liberales y los hipócritas. Pero de pronto parecía que nos odiaba a nosotros. O quizá a sí mismo”.

Mientras esto ocurre, aparece una mujer “alta, bella, morena” y el pastor “empieza a desvestirse. Quiero decir, ¡por completo! Como si la ropa le quemara. Como si se incendiara desde dentro (...) o más extraño de todo es que la visitante se quedó ahí sentada, muy tranquila. Tenía esa pequeña sonrisa, ya sabe, como la Mona Lisa. Tan espeluznante como el pastor, ahora que lo pienso”. “No sé quién era ella —dice la esposa del pastor—, pero cuando apareció él reaccionó como si la pesadilla se hubiera hecho realidad. Como si cobrara vida y se abalanzara sobre él. Como si ella fuera un demonio enviado para arrastrarlo hasta el infierno”.

—¿Cómo surge esta novela? ¿Cuándo la empiezan a escribir?

Bradley Jersak: La comenzamos a escribir antes de la pandemia. Yo me acerqué a él con la idea hacer un libro a cuatro manos. Es un maestro para contar historias.

—¿Y la escritura cuatro manos qué tal fue?

W. Paul Young: No fue un proceso difícil porque nos queremos mucho. Somos muy buenos amigos. Cuando trabajas alguien siempre se trata de cooperación. Mucho de lo que ocurre en el libro salieron de charlas reales y de gente que realmente existe. Ha sido un excelente proceso y no ha habido ningún problema.

Bradley Jersak: Y fue muy divertido —se le dibuja una enorme sonrisa—. De hecho discutimos más con nuestros editores que entre nosotros.

W. Paul Young y Bradley Jersak (Fotos de sus webs oficiales)

Young nació en 1955 y, como sus padres eran misioneros, pasó su primera infancia, hasta los seis años, junto a la comunidad indígena Dani en el altiplano de la Nueva Guinea Neerlandesa, hoy Papúa Occidental. En su página web dice que “un escritor siempre es una ilusión intencional detrás de la cortina de palabras”, que, “como ser humano, todo se trata de Jesús y el Padre y el Espíritu Santo”, y que “vivir es participar en una aventura de fe que solo se puede experimentar dentro de la gracia de un día a la vez”. Escribió las novelas Cross Roads (2012), Eva (2015) y Mentiras que creemos sobre Dios (2017), pero su gran libro, el primero, se titula La cabaña.

En 2009, dos años después de su publicación, La cabaña obtuvo el Premio Diamante de la Christian Book Expo por vender más de 10 millones de ejemplares, y en 2017 tuvo su adaptación en el cine dirigida por Stuart Hazeldine. “Un buen libro es un extraordinario regalo”, dice ahora, en esta conversación por videollamada con Infobae Cultura. Así empezó escribiendo: componía textos para regalarle a sus amigos. Un día su mujer le dijo que debía escribir uno para sus seis hijos. Una historia que a la vez sea una enseñanza de vida.

Cuando terminó de escribir La cabaña imprimió seis copias. Luego unas nueve más para sus amigos más cercanos. Hasta que alguien propuso la idea de presentar el manuscrito en una editorial. A ninguno de los 26 sellos a los que presentó el texto le interesó. Young y sus amigos decidieron crear su propia editorial, Windblown Media. Gastaron sólo 200 dólares en publicidad; el resto, en palabras del autor, fue “una campaña de boca en boca, de iglesia a iglesia, de blog a blog”. Al año siguiente, el 8 de junio precisamente, The New York Time informada que era el libro de ficción más vendido de Estados Unidos.

La historia de esta novela es la de una pérdida brutal y la de su consiguiente sanación mediante la fe en Dios. El protagonista es un hombre que tiene tres hijos con los que va de campamento. Al intentar rescatar a los dos niños mayores que casi se ahogan en el lago, la hija menor, Missy, queda sola. Un asesino sarial la secuestra y nunca más se sabe de ella. Al tiempo recibe una carta a nombre de “Papá” —así es como él y su esposa llaman a Dios— para que vaya a una cabaña. Y va. Ahí dentro ocurren cosas sobrenaturales, se encuentra con Dios, Jesús y el Espíritu Santo, que le indican donde está el cadáver de su hija.

Hasta Stephen King se refirió a La cabaña. En la nouvelle Un buen matrimonio, publicada en el libro Todo oscuro, sin estrellas, la protagonista recuerda que su esposo le recomendó leerla porque era “un cambio de vida”.

—¿Qué significa ser bestseller? ¿Es un peso, es un halago, es una responsabilidad?

—WPY: Ser un bestseller no es una carga. De hecho, si algún lector logra cambiar su vida a partir de leer este libro, con eso ya me considero bestseller.

—¿Qué lugar ocupan los libros en sus vidas?

—WPY: Me gustan todos los libros, pero para mí los mejores son los que cuentan historias de vida auténticas. Creo que todos y cada uno de los seres humanos son en sí una historia. Y cuando pone elementos de su propia vida en un libro, no puedo evitarlo: me ayuda, me atrae.

—En ese sentido, ¿considera que la literatura tiene una función, un objetivo?

—WPY: La buena ficción es un intento de abrir un espacio. Hay una línea muy fina entre la buena ficción y la propaganda. Si usted mete un propósito dentro de un libro de no ficción es muy poderoso pero se pierde. Creo que todo el mundo puede escuchar por sí mismo. Si yo tengo algún propósito con lo que estoy escribiendo es crear un espacio suficiente grande para que lo disfruten los demás. La buena ficción es como una casa: el interior de la casa es más grande que el exterior.

"La cabaña" de W. Paul Young

La biografía de Jersak en la página final de La señal comienza así: “Si bien en esta novela Bradley Jersak no es ‘el pastor’, ha tenido que enfrentar la realidad del fracaso de su propio ministerio. Tras doce años en su viaje de sanación, ahora goza de la bondad de despertar en el amor inagotable de Dios”. Es decano de Teología y Cultura en la Universidad de St. Stephen, en New Brunswick, Canadá, y tiene varios libros de no ficción sobre ciencia política y espiritualidad y unos cuantos libros infantiles como Jesus Showed Us!, con ilustraciones de Shari-Anne Vis inspiradas en la iconografía etíope y el arte copto.

En 2015 publicó Un Dios más semejante a Cristo: Un evangelio más hermoso donde, escribe Andrew P. Klager en The Huffington Post, “utiliza las herramientas de un erudito para extraer las ideas más profundas de un tema o problema teológico determinado” y así “domesticar la jerga académica para una audiencia laica exhibiendo la flexibilidad y sensibilidad de un pastor”. Tradujo a Simone Weil y siempre se mantuvo en el terreno de la no ficción, hasta este libro, La señal. En su web oficial se lee: “A través de sus libros y seminarios, Brad comparte las buenas nuevas de que Dios es Amor, perfectamente revelado en Jesucristo”.

—¿Cómo se llevan con la parte comercial de la literatura?

—BJ: La parte comercial es secundaria para nosotros, no tiene gran importancia. Lo importante es lo que se transmite. Y en eso estamos de acuerdo.

—WPY: Ambos tenemos una gran espiritualidad y cuando hay un amor divino que te ama tienes la libertad de crear sin preocuparte demasiado en el resultado comercial del producto. Los dos queremos escribir cosas que salgan directamente del corazón y confiamos en que Dios lo va a hacer grande para que la gente lo pueda leer y las ayude. Por eso me da muchísimo gusto que durante el proceso de la creación del libro haya gente que se beneficie comercialmente en todo esto. Pero la belleza está en las relaciones que están alrededor del proyecto, más allá del proyecto en sí.

—¿Por qué leen? ¿Por qué escriben?

—WPY: Crecí en un mundo muy difícil y la lectura me permitió escapar. Y escribir me permitió que el mundo interior saliera.

—BJ: Leo porque me encanta aprender. Ser un estudiante es mi vocación en la vida. Me convertí en maestro para poder seguir siendo estudiante. Sé que hay escritores que tienen que escribir todos los días, como una necesidad, pero en mi caso la escritura es una forma que tengo de enseñar. Incluso enseñando utilizo la ficción para dar clases.

—WPY: Creo que aquí todos estaremos de acuerdo con la frase “La pluma es más poderosa que la espada”. Hemos sido impactado significativamente por las palabras de alguien más, especialmente cuando vienen envueltas en arte. La poesía es sumamente impactante. El poder de las palabras ha cambiado el planeta. Y creo que es muy importante el hecho de que Dios habla mediante “la palabra”. Una de las razones por las que me gusta leer es que las palabras se encarnen de mí, sean parte de mí, porque de esa manera mi vida exhibe el poder de esas palabras,. El resultado de la lectura es que me vuelvo más grande, me vuelvo mejor.

—BJ: Hay muchísimos ejemplos donde las palabras han cambiado las culturas. En mi vida, diez años de argumentos no han cambiado mi opinión pero un cuento lo ha logrado.

—WPY: Una de las partes más tristes de las redes sociales es que han reducido el poder de las palabras. En muchas ocasiones no existe ningún diálogo. Es como presentar los fragmentos de los corazones rotos de la gente. En cambio en un libro tienes casi la capacidad de comerte las palabras para que se convierta en parte tuyo.

El título original de "La señal" en inglés es "The pastor: a crisis" (El pastor: una crisis)

—¿Piensan en el lector cuando escriben?

—WPY: Cuando escribí La cabaña tenía a alguien en mente. Estaba pensando en un tipo de lector porque lo escribí para mis seis hijos. Pero generalmente confío en el proceso y no me preocupo tanto por el resultado. Si lo que escribo tiene un impacto en mí es porque lo va a tener en otras personas. Y me encanta sorprenderme sobre cómo les llega a la gente.

—BJ: Yo me enfoco tanto en los personajes que no pienso en quién está leyendo. Nosotros no nos preocupamos en cómo la gente va a leer el libro hasta que finalmente se publica.

—¿Qué fue lo más extraño o sorprendente que un lector les dijo luego de leerlos?

—WPY: Tengo muchas historias muy locas. Nosotros siempre vemos que ahí está la presencia de Dios. Algo que me pasó con La cabaña: había conocido un muchacho cuyo padre estaba profundamente en contra de La cabaña. Era un hombre sumamente conocido y muy poderoso en Estados Unidos. Su hijo, es decir, el nieto del hombre conocido, había fallecido a los tres años en un accidente. Este hombre que estaba en contra de La cabaña hablaba muy mal del libro, decía que había herejías. Y su hijo, el padre del niño que murió, le dijo: “Tienes que detenerte. Si no hubiera sido por ese libro, lo más probable es que me hubiera suicidado”. Entonces puedes ver el efecto que un libro tiene en distintas generaciones.

—BJ: De La señal me han dicho que a medida que el pastor iba sanando, el lector iba sanando; a medida que el pastor iba encontrando el perdón, el lector también; y a medida que el pastor iba encontrando el amor, el lector también lo iba encontrando.

—WPY: Bradley y yo queremos que este libro cree un espacio donde la gente pueda encontrar amor y sanación. Una invitación para salir del escondite y convertirse en predicadores de la verdad. Hay que decir la verdad. Esa es nuestra esperanza.

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