La muerte de Tamá, el oso andino que se preparaba para regresar a su entorno natural luego de once años bajo cuidado humano, ha generado una profunda conmoción en Colombia.
En medio de las críticas por parte de los defensores de los animales por la pérdida del animal, Parques Nacionales Naturales de Colombia y la Fundación Parque Jaime Duque informaron sobre los hechos que pudieron influir en la muerte del oso andino cuando iba a ser trasladado al Parque Nacional Natural Tamá, en la frontera entre Colombia y Venezuela.
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Según comunicaron las entidades en sus redes sociales, la operación del traslado de Tamá inició con varios meses de antelación que convocó a varias organizaciones nacionales para efectuar la movilización del animal hacia este territorio.
“El traslado fue planificado durante meses, con múltiples escenarios, planes alternos y la participación de Parques Nacionales Naturales, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), la Fundación Parque Jaime Duque y aliados privados para el transporte aéreo del animal”, mencionaron en un comunicado Parques Nacionales Naturales.
Por qué no se llevó a Tamá a un espacio cercano
Además, respondieron a los cuestionamientos sobre la negativa a ser llevado al Parque Nacional Natural Chingaza (Cundinamarca), teniendo en cuenta que el oso estaba cerca a este lugar natural.
Sin embargo, enfatizaron en que este espacio no posee las características propias del hábitat de Tamá, por lo que se optó por el entorno natural en el departamento de Norte de Santander.
“Tamá proviene del norte del país y posee características genéticas propias que deben preservarse sin mezclarse con otras poblaciones. En Chingaza hay un alto número de osos que dificulta el monitoreo (...) liberarlo en otro parque habría significado romper procesos ecológicos, territoriales y sociales claves para su especie”, precisaron en el comunicado.
Del mismo modo, resaltaron el cuidado que se tuvo con el oso andino desde su contención hasta su traslado.
“Desde su contención inicial, Tamá estuvo bajo monitoreo constante de un equipo médico veterinario especializado. Recibió hidratación permanente y seguimiento clínico en cada etapa del proceso”, añadieron.
Detalles de la operación y problemas del viaje
En cuanto al operativo, que comenzó el 16 de diciembre cuando Tamá fue trasladado desde el Santuario del Oso de Anteojos en Guasca, Cundinamarca, hasta el Parque Jaime Duque.
Posteriormente, partió hacia Cúcuta en la que, según Parques Nacionales, “Tamá permaneció en un espacio sombreado, ventilado y con hidratación continua”.
Según lo establecido en el operativo de liberación, al llegar a la capital nortesantandereana, iniciaría un trayecto aéreo de 93 kilómetros (50 millas náuticas) en helicóptero, con el objetivo de llegar a su ecosistema natural en una época estratégica por la abundancia de flora y alimento, condiciones consideradas óptimas para su readaptación.
“El trayecto final en helicóptero hacia el punto de liberación estaba previsto para durar aproximadamente 20 minutos”, indicó la entidad nacional.
Sin embargo, tanto Parques Nacionales como el Parque Jaime Duque expresaron que, en medio de ese trayecto aéreo, se presentaron dificultades con los cambios de clima, lo que empeoró la situación de salud del animal.
“Las condiciones meteorológicas cambiaron de forma repentina. Durante el sobrevuelo, se presentaron dificultades de visibilidad y Tamá comenzó a mostrar signos de dificultad respiratoria”, mencionaron.
A pesar de la atención inmediata y las maniobras de reanimación, el oso no respondió y falleció minutos después. Frente a las causas exactas de la muerte, las autoridades recalcaron que se realizará una necropsia para ello.
“La causa exacta de su muerte solo podrá establecerse a través de una necropsia especializada, que será realizada por equipos científicos. Cualquier conclusión anticipada no es responsable”, enfatizaron.
La noticia de la muerte de Tamá ha impactado tanto al equipo que lo acompañó durante su rehabilitación y monitoreo como a las comunidades y organizaciones dedicadas a la defensa de la biodiversidad colombiana. Las entidades responsables expresaron su pesar ante el país y manifestaron su solidaridad con la comunidad conservacionista.
“La historia de Tamá nos recuerda que rehabilitar y devolver un animal silvestre a su hábitat es un acto de responsabilidad, que también implica riesgos. Su caso fortalece nuestro compromiso con aprender, mejorar y seguir protegiendo la vida (...) su historia seguirá guiando nuestro trabajo por los osos andinos y por los ecosistemas que los sostienen”, puntualizaron.