La economía colombiana lleva meses lidiando con señales que avanzan en direcciones distintas, y el comportamiento más reciente del Índice de Precios al Productor (IPP) volvió a confirmarlo. Mientras el costo de vida para los hogares continúa presionado al alza, los precios que recibe el sector productivo siguieron descendiendo en noviembre, configurando un escenario que desconcierta tanto a analistas como a empresarios.
El dato del Dane mostró que el IPP anual cayó 1,45%. La cifra resulta difícil de ignorar cuando se contrasta con la inflación al consumidor, que alcanzó el 5,51% en octubre y completó cuatro meses consecutivos de incrementos. La divergencia entre ambos indicadores reaviva una inquietud que viene creciendo desde mitad de año, producir está saliendo más barato, pero ese alivio no está llegando al bolsillo de las familias.
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Detrás del fenómeno se esconden varias capas. Algunas cadenas aún no logran normalizar sus tiempos de traslado; otras encuentran trabas en los costos logísticos; y tampoco es un secreto que múltiples empresas, luego de dos años con costos en niveles históricamente altos, están intentando recuperar márgenes. Todo esto, sumado, impide que la caída del IPP se traduzca en menores precios finales.
Sin embargo, para entender el desplome en los costos de producción, es necesario observar con detalle lo que ha ocurrido en los mercados globales. El protagonista del último año ha sido la energía. La caída internacional de los precios del petróleo y sus derivados dejó una marca contundente en el indicador. Los aceites crudos de petróleo y la hulla, por sí solos, restaron más de tres puntos porcentuales a la variación anual. La minería, sector estrechamente ligado a este comportamiento, cerró con una contracción acumulada de 19,83%, y sus efectos ya se sienten en regalías, exportaciones y utilidades empresariales.
Esa baja tan pronunciada contrasta con lo que sucedió en algunos productos agropecuarios. Tres subclases se movieron en sentido contrario: oro, café y ganado bovino. Su comportamiento responde a dinámicas internacionales más amplias, desde la búsqueda de refugio en metales en medio de la incertidumbre financiera, hasta restricciones de oferta en países productores de café y ajustes en inventarios agrícolas. En el caso del oro, el incremento anual superó el 23%, mientras que el café cerró con un repunte cercano al 20%.
El sector agropecuario, además, volvió a mostrar su carácter cíclico. La papa es probablemente el ejemplo más claro de esa volatilidad. Aunque en los últimos doce meses cayó 27,8%, solo en noviembre registró un aumento del 18% frente al mes anterior. Estas variaciones abruptas suelen estar asociadas a factores climáticos, costos de transporte, ciclos de siembra y problemas de sincronización entre oferta y demanda.
En el acumulado del año, entre enero y noviembre, el IPP mostró una caída de 2,24%. La tendencia se mantiene, la minería continúa como el sector más golpeado (-18,91%), mientras agricultura (+0,09%) e industria (+0,81%) avanzan con pasos moderados. La fotografía mensual tampoco se aparta demasiado, frente a noviembre del año pasado, el IPP se redujo 1,51%, con agricultura y minería jalando nuevamente hacia abajo y la industria registrando un descenso leve.
A pesar de estos números, el impacto real para los consumidores sigue siendo limitado. El desfase entre lo que ocurre en la estructura de costos y lo que siente la ciudadanía en su día a día deja en evidencia que el proceso de transmisión aún está lejos de completarse. El IPP arroja señales de alivio, pero la inflación continúa comprimida por factores que exceden el precio de las materias primas, arriendos altos, alimentos volátiles, tasas rígidas y un consumo que no termina de despertar.
Por ahora, el mercado productor se mueve entre dos realidades, sectores que respiran por la energía barata y otros que lidian con precios erráticos, especialmente en el agro. Lo que queda claro es que la recuperación de costos avanza por un camino distinto al de la vida cotidiana, y esa brecha será una de las discusiones económicas centrales de los próximos meses.