El presidente Gustavo Petro habría asumido personalmente la dirección estratégica de su movimiento político, interviniendo de manera directa en la definición de candidaturas y alianzas para las próximas consultas internas del 26 de octubre y las elecciones legislativas del 8 de marzo en Colombia, según un reciente informe de El Espectador.
Este cambio respondería a una serie de quejas de las bases de Colombia Humana y de otros partidos del Pacto Histórico sobre los mecanismos utilizados para seleccionar aspirantes, así como a la necesidad de consolidar la unidad del progresismo en un contexto de disputas internas y desafíos institucionales.
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De acuerdo con fuentes cercanas a la Casa de Nariño citadas por el diario nacional, el mandatario decidió intervenir tras recibir numerosas reclamaciones sobre la falta de apertura y transparencia en el proceso de definición de listas. La confirmación de la participación de Daniel Quintero, exalcalde de Medellín, en la consulta interna del próximo mes, generó un debate adicional dentro de la coalición.
Uno de los precandidatos presidenciales del sector progresista explicó al medio que “el presidente nos dio la orden de dejar participar a todos y de convocar a las bases para que sean estas las que decidan, en las urnas, quiénes nos van a representar y el orden de las listas”
Este mensaje fue reiterado por Petro en una reunión celebrada el miércoles 27 de agosto con más de 50 congresistas de su bancada y otras figuras del petrismo interesadas en llegar al Capitolio. Aunque el presidente no mencionó nombres específicos, los asistentes interpretaron sus palabras como una señal para permitir la entrada de Quintero y otros aspirantes a la contienda interna.
Las reacciones dentro del Pacto Histórico han sido diversas. Mientras algunos consideran que la apertura fortalece la democracia interna, otros expresan reservas sobre la inclusión de figuras polémicas.
En el caso de Quintero, el exalcalde de Medellín afirmó: “La unidad es la victoria. No vamos a caer en el juego de quienes han traicionado al presidente y han buscado dividir el proyecto progresista”.
Por su parte, la precandidata Susana Muhamad, exministra de Ambiente, impulsó una campaña para conformar un “bloque anticorrupción” dentro del Pacto, invitando a denunciar a quienes pretendan ingresar a las listas pese a estar involucrados en casos de corrupción. “Si conoces ‘manguitos’ y personas envueltas en corrupción que pretenden entrar en nuestras listas, envía tus denuncias a nuestro chat de WhatsApp”, escribió Muhamad.
La lista de aspirantes que han recibido el visto bueno de Petro incluye, además de Quintero, a Alfredo Saade, exjefe de despacho presidencial, que tras conversar con el mandatario anunció su intención de competir en la consulta de octubre.
Saade enfrenta una investigación de la Procuraduría por el caso de pasaportes y existen dudas sobre su habilitación para ser candidato, debido a su reciente paso por la administración pública. Gloria Inés Ramírez, exministra de Trabajo y avalada por el Partido Comunista, también recibió el respaldo del presidente para lanzar su precandidatura, siendo reconocida por su papel en la aprobación de la reforma laboral y la pensional.
Asimismo, el senador Iván Cepeda se sumó a la contienda tras el juicio contra el expresidente Álvaro Uribe, en el que este último fue condenado en primera instancia a 12 años de detención domiciliaria. Fuentes del Gobierno consultadas por El Espectador señalan que Petro considera a Quintero una figura clave para comunicar sus propuestas y aportar emocionalidad a la campaña, mientras que ve en Cepeda el referente para movilizar a la izquierda más tradicional.
En paralelo a la definición de candidaturas, Petro ha insistido en la necesidad de conformar una lista única al Senado que agrupe a todos los partidos progresistas. Hasta el momento, las fuerzas que lo respaldan se encuentran divididas entre el Pacto Histórico —integrado por Colombia Humana, Polo, Unión Patriótica y el Partido Comunista— y los Unitarios, que agrupan a movimientos como Todos Somos Colombia, Comunes y el Partido del Trabajo.
El presidente ha intensificado su llamado a la unidad en las últimas semanas, motivado por experiencias como la fragmentación de la izquierda en Bolivia, que impidió el acceso a la segunda vuelta electoral. No obstante, persisten resistencias dentro del Pacto Histórico para aceptar a Quintero, y algunos sectores insisten en que su candidatura debe ser evaluada por un comité de ética debido a los procesos judiciales en su contra. Además, varios congresistas consideran poco viable la unificación de la lista al Senado, dado el interés de numerosos representantes y exfuncionarios en asegurar su reelección o un lugar en las listas.
El panorama se complica por los obstáculos institucionales que enfrenta la coalición de gobierno. El Consejo Nacional Electoral (CNE) no ha autorizado la escisión de Mais, partido del que buscan desvincularse figuras como María José Pizarro, David Racero y Heraclito Landínez, ni ha dado luz verde a la fusión de personerías del Pacto Histórico.
“Espero que el CNE no se oponga a nuestros derechos políticos y otorgue la personería jurídica al partido político más grande que hay hoy en Colombia. Mi partido. Espero que la juventud se tome este partido, antes de tomarse el poder”, expresó el presidente al respecto.
Mientras tanto, la agenda legislativa del Gobierno permanece estancada. El propio presidente reconoció que las reformas impulsadas por su administración no avanzan en el Congreso, y todo indica que los últimos esfuerzos de gobernabilidad se concentrarán en el debate del presupuesto y en la reforma tributaria que se presentará próximamente.