El Banco de la República actualizó sus estimaciones macroeconómicas en su más reciente informe de política monetaria.
En el documento, el equipo técnico elevó su proyección de inflación para 2025, al tiempo que ajustó ligeramente al alza su previsión de crecimiento económico para ese mismo año.
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De acuerdo con el informe, aunque el país continúa experimentando una disminución gradual en el índice de precios al consumidor, se espera que el año cierre con una inflación de 4,7%.
Esta cifra supera el cálculo anterior de 4,4% hecho en abril y continúa alejándose del objetivo de 3% que mantiene el Emisor como meta de mediano plazo.
Durante junio, el dato del IPC cayó por debajo del 5% por primera vez desde octubre de 2021, lo que evidenció una tendencia de moderación. Sin embargo, el Banco advierte que varios factores podrían obstaculizar el regreso de la inflación al rango deseado.
Entre los elementos que están incidiendo en este comportamiento se encuentran los incrementos en los costos del transporte y la producción, así como los posibles efectos que tendría una nueva revisión del salario mínimo para 2026. También se mencionan condiciones relacionadas con la oferta de alimentos y la evolución de las tarifas en servicios públicos como electricidad y gas.
“Estas proyecciones continúan enfrentando una incertidumbre elevada, asociada, principalmente, con los efectos del aumento del salario mínimo en lo que resta del año y en 2026, el comportamiento futuro de la tasa de cambio, los impactos de los aumentos de aranceles en el comercio global, los choques de oferta que afectan los precios internacionales y locales de los alimentos, la oferta interna de gas natural, y las disposiciones en materia de los ajustes en los precios de algunos bienes y servicios regulados”, señaló el banco central.
En ese sentido, para 2026, el Emisor estima que la inflación se ubicaría en 3,2%, por encima del 3% previsto previamente en abril. La entidad anticipa que el objetivo de 3% solo se lograría hacia mediados de 2027, lo cual implica una extensión del proceso de convergencia frente a lo esperado inicialmente.
Por otra parte, en lo referente al crecimiento económico, el informe presenta una revisión positiva. El Producto Interno Bruto de Colombia registraría una expansión del 2,7% al cierre de 2025, un leve incremento respecto al 2,6% proyectado en abril. Esta mejora está sustentada, principalmente, en factores externos e internos que han dinamizado algunos sectores clave de la economía.
Entre los elementos que contribuyeron a la revisión al alza se destacan los mejores precios internacionales del café, un mayor volumen de remesas provenientes del exterior —que representaron el 2,8% del PIB en 2024 y se estima alcancen el 3% en 2025—, y el fortalecimiento del turismo como una fuente creciente de ingresos para el país.
El banco también aclara que, pese a la mejora en las cifras, el crecimiento continúa condicionado por la evolución de las relaciones comerciales, especialmente con Estados Unidos, destino principal de las exportaciones colombianas. No obstante, para el segundo trimestre del año, se mantiene la expectativa de un crecimiento económico de 2,6%.
Los sectores agrícolas y comerciales, de acuerdo con la entidad, conservarán su papel como motores de la economía nacional. Además, las actividades terciarias seguirán adquiriendo mayor peso en el desempeño general del país, según lo ha evidenciado el comportamiento del Índice de Seguimiento a la Economía (ISE) publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
“Este resultado se explica, en mayor medida, por el desempeño de las ramas terciarias, las cuales mantuvieron expansiones anuales y mensuales debido al dinamismo observado en los servicios de comercio, transporte y alojamiento, de telecomunicaciones y las actividades artísticas y de entretenimiento”, agregó el Emisor.
Para el año 2026, se anticipa un crecimiento económico de 2,9%, una ligera reducción frente al 3% previsto en la evaluación anterior. Esta corrección también responde a los niveles de incertidumbre que aún persisten en el panorama económico global y a los efectos acumulados de las medidas monetarias adoptadas en años recientes.
A pesar de que el Banco de la República ha enfrentado presiones para reducir las tasas de interés con mayor velocidad, las decisiones en esta materia se han tomado de manera gradual, atendiendo al comportamiento de las variables internas y a las condiciones del entorno internacional.