Colombia continúa consolidándose como uno de los países privilegiados de Sudamérica para el turismo de naturaleza, gracias a la extraordinaria variedad de ecosistemas que alberga.
Entre sus atractivos menos conocidos, pero cada vez más valorados por viajeros nacionales y extranjeros, sobresale la posibilidad de avistar al delfín rosado, considerado el delfín de agua dulce más grande del mundo.
Este singular cetáceo, también conocido como bufeo o tonina según la región, encuentra en los sistemas fluviales de la Amazonia y la Orinoquia colombianas uno de sus principales refugios.
De acuerdo con información divulgada por el portal oficial de turismo Colombia Travel, son varias las zonas del país que ofrecen condiciones ideales para observar a estos animales en su entorno natural, una experiencia que combina aventura, biodiversidad y paisajes de inigualable riqueza.
Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook
Puerto Nariño, punto de partida para la aventura
Ubicado en el corazón del Amazonas colombiano, Puerto Nariño es señalado por Colombia Travel como uno de los sitios más recomendables para quienes desean encontrarse con los delfines rosados. Allí, los visitantes suelen desplazarse por ríos como el Loretoyacu y el imponente Amazonas, además de lagos emblemáticos como Tarapoto y El Correo, donde es posible ver a estos mamíferos especialmente en horas del amanecer y el atardecer.
Diversidad de hábitats en la Amazonia y la Orinoquia
Más allá de Puerto Nariño, la presencia del delfín rosado se extiende por otros cursos de agua dulce en la región amazónica. Ríos como el Apaporis, Mirití Paraná, Cahuinarí, Putumayo, Igará Paraná, Cotué y Caquetá figuran entre los afluentes en los que estos cetáceos suelen desplazarse en grupos, siguiendo cardúmenes de peces de los que se alimentan.
La Orinoquia también ofrece escenarios propicios para el avistamiento de la especie. En inmediaciones de Puerto Carreño, capital del departamento de Vichada, confluyen las bocas de los ríos Bita, Meta y Orinoco, que conforman un hábitat estratégico para estos animales, conocidos localmente como toninas.
Si bien existen referencias de posibles encuentros en otras zonas del país, como en la Bahía de Cispatá, en Córdoba, los expertos coinciden en que estos delfines son característicos de los grandes sistemas fluviales de la Amazonia y la Orinoquia, y no de los ecosistemas marinos del Caribe colombiano.
Características de una especie icónica, pero vulnerable
El delfín rosado, símbolo de la riqueza biológica de Sudamérica, puede alcanzar longitudes de hasta dos metros y medio, según detalla Colombia Travel. Suelen moverse en grupos de hasta 25 individuos, manteniéndose siempre activos en la búsqueda de peces y crustáceos.
Sin embargo, su avistamiento no solo representa una oportunidad única para el ecoturismo, sino también una valiosa lección sobre la fragilidad de la biodiversidad amazónica. Organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) advierten que la especie enfrenta amenazas crecientes debido a la contaminación de los ríos, la pesca ilegal, la deforestación y otros factores derivados de la actividad humana. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) incluye al delfín rosado en su Lista Roja de especies en peligro de extinción.
Además de su presencia en Colombia, estos delfines habitan en otras cuencas fluviales de países vecinos como Brasil, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela y Guyana. WWF los describe como animales con un comportamiento curioso e inteligente, capaces de adaptarse a los entornos de agua dulce en regiones tropicales y templadas, a pesar de que la mayoría de especies de delfines suelen preferir ambientes marinos.
Un plan de ecoturismo para todas las edades
La experiencia de observar delfines rosados forma parte de una variada oferta de actividades de contacto directo con la naturaleza que Colombia brinda a viajeros de todo el mundo. A la par del avistamiento de ballenas jorobadas en el Pacífico, el trekking en parques como Los Nevados o la visita a maravillas naturales como Caño Cristales, la oportunidad de descubrir a estos cetáceos rosados fortalece la vocación del país como destino ideal para quienes buscan aventuras responsables y sostenibles.
En un contexto global donde la conservación de especies endémicas es una prioridad, Colombia se reafirma como uno de los últimos refugios de esta especie única, ofreciendo a quienes la visitan la posibilidad de vivir una experiencia inolvidable y, al mismo tiempo, contribuir a la preservación de su entorno.