Gobierno colombiano pidió perdón por el genocidio del caucho en el Amazonas

La ceremonia se llevó a cabo en la Casa Arana, donde se cometieron actos crueles contra los indígenas uitoto, bora, ocaira y muinane

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Esta explotación resultó en la muerte de aproximadamente 60,000 indígenas, según cifras oficiales - crédito Mauricio Dueñas Castañeda/EFE
Esta explotación resultó en la muerte de aproximadamente 60,000 indígenas, según cifras oficiales - crédito Mauricio Dueñas Castañeda/EFE

En una ceremonia cargada de historia, el Gobierno colombiano extendió formalmente una disculpa a las comunidades indígenas del Amazonas, víctimas de un brutal período de violencia y esclavitud vinculado a la explotación del caucho durante los siglos XIX y XX. Esta situación resultó en la muerte de aproximadamente 60,000 indígenas, según cifras oficiales.

El acto se llevó a cabo en la Casa Arana, un lugar que sirvió como eje central en la recolección de caucho y que, a día de hoy, simboliza las atrocidades cometidas contra pueblos indígenas uitoto, bora, ocaira y muinane. Representantes de estos pueblos, vestidos con trajes típicos, dieron la bienvenida al ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa, con cantos tradicionales en una ceremonia que tuvo lugar en la triple frontera entre Colombia, Brasil y Perú.

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El acto se llevó a cabo en la Casa Arana, un lugar que sirvió como eje central en la recolección de caucho y que, a día de hoy, simboliza las atrocidades cometidas contra pueblos indígenas uitoto, bora, ocaira y muinane - crédito Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica
El acto se llevó a cabo en la Casa Arana, un lugar que sirvió como eje central en la recolección de caucho y que, a día de hoy, simboliza las atrocidades cometidas contra pueblos indígenas uitoto, bora, ocaira y muinane - crédito Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica

En su discurso, Correa señaló la importancia de reconocer los horrores vividos por estas comunidades y expresó que “hoy debemos mirarlos a los ojos y pedirles perdón. La sociedad occidental, los colonos, los empresarios (...) se ensañaron contra ustedes, contra su gente”. El jefe de cartera reconoció el genocidio ocurrido en la región amazónica, donde miles de indígenas murieron a causa de trabajos forzados, torturas, hambrunas y enfermedades, todo exacerbado por las condiciones infrahumanas a las que eran sometidos.

Anualmente y desde 1988 se lleva a cabo un encuentro de las comunidades indígenas en las cercanías de La Chorrera, Amazonas, específicamente en la plaza de la Casa Arana. Este evento sirve para recordar la concesión del resguardo indígena del predio Putumayo, un acto formalizado por el presidente Virgilio Barco que marcó el primer reconocimiento territorial de estas comunidades.

En el período de la fiebre del caucho, estos terrenos eran considerados de nadie, hasta que los conflictos bélicos entre Perú y Colombia definieron límites y permitieron a empresas caucheras operar.

El ministro de Cultura de Colombia, Juan David Correa, expresó las siguientes palabras a los pueblos indígenas víctimas del genocidio del caucho: “Hoy debemos mirarlos a los ojos y pedirles perdón" - crédito Javier Lizón/EFE
El ministro de Cultura de Colombia, Juan David Correa, expresó las siguientes palabras a los pueblos indígenas víctimas del genocidio del caucho: “Hoy debemos mirarlos a los ojos y pedirles perdón" - crédito Javier Lizón/EFE

Este reconocimiento coincide con el centenario de La Vorágine, novela del autor colombiano José Eustasio Rivera que narra el cruel tratamiento recibido durante la fiebre del caucho, período que marcó la historia de la región entre 1879 y 1912. La novela es considerada un pilar en la literatura colombiana y un icono del realismo social latinoamericano.

Ángel Cerayitoga, líder de los pueblos indígenas de la zona, intervino en el evento recordando que, “aún hay muchas historias no contadas sobre las vivencias durante la época de la Casa Arana”. Esta hacienda fue propiedad de Julio César Arana, empresario y político peruano que construyó un imperio cauchero financiado por capital inglés.

Los crímenes cometidos bajo su administración llegaron a oídos del Parlamento Británico, llevando a Arana a admitir parcialmente su responsabilidad en las atrocidades, tras una investigación realizada por el cónsul de Gran Bretaña en Río de Janeiro, Roger Casement, en 1913.

La transformación de la Casa Arana en una institución educativa, aunque necesitada de mejora, busca “enfatizar que la educación es clave contra la barbarie histórica”, según los pueblos. Mientras que la antigua plaza, escenario de sangrientos sucesos, requiere atención para seguir sirviendo de zona de deportes.

Expresidente Virgilio Barco junto a al cacique Fairito en La Chorrera en 1988 - crédito Fernando Urbina
Expresidente Virgilio Barco junto a al cacique Fairito en La Chorrera en 1988 - crédito Fernando Urbina

La propuesta de crear la Universidad Indígena en La Chorrera apuesta por la preservación del saber ancestral. “Esta es una comunidad muy espiritual, pero no solo de espíritu vive el hombre, necesitamos de presupuesto y acceso a la tecnología”, expresó Edwin René Teteyé, haciendo eco de las necesidades comunitarias.

En respuesta, el ministro Correa aseguró que se esforzará por mejorar la frecuencia de vuelos a la región mediante Satena, prometiendo además el fortalecimiento de la identidad a través de la recuperación de lenguas y la conectividad: “Vamos a volver a La Chorrera y recuperar su dignidad, trabajar en sus lenguas amazónicas. Las vamos a recuperar a través de la conectividad”.