En febrero de 2021, Birmania (Myanmar) experimentó un golpe de Estado cuando las Fuerzas Militares, conocidas como Tatmadaw, detuvieron a líderes del gobierno elegido. El ejército justificó su acción alegando supuestas irregularidades en las elecciones de noviembre de 2020, en las que la LND obtuvo una victoria abrumadora.
Este evento interrumpió el proceso democrático en Birmania, llevando al país de nuevo bajo control militar tras una década de transición hacia la democracia. La situación en Myanmar sigue siendo crítica, con reportes que indican más de 4.500 muertes y 20.000 detenciones de opositores políticos, según datos de la Asociación para la Asistencia de los Presos Políticos.
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La comunidad internacional respondió con condenas al golpe y sanciones contra los líderes militares y sus intereses económicos. Sin embargo, las respuestas internas en Birmania incluyeron protestas masivas, desobediencia civil y, eventualmente, enfrentamientos. Grupos de resistencia, tanto urbanos como de algunas de las diversas minorías étnicas del país, se levantaron contra el régimen militar, llevando a un conflicto interno más amplio.
De otro lado, en Chiang Mai, Tailandia, el artista colombiano Luis Germán, también conocido como Luigerman Gómez, capturó con su cámara a varios exiliados birmanos como parte de un esfuerzo por arrojar luz sobre la difícil situación que enfrenta Birmania (Myanmar).
Este proyecto se desarrolla dentro de una iniciativa realizada por el colectivo Micro Galleries y la ONG A New Burma, buscando generar conciencia a través del arte. Cabe destacar que, algunas de estas impactantes imágenes se presentaron en festivales en Chiang Mai, y continúan siendo exhibidas públicamente en esta ciudad, así como en diferentes plataformas digitales.
El artista pasó dos semanas inmerso en la comunidad de exiliados, donde descubrió una diversidad de historias personales, desde estudiantes hasta profesionales y activistas, todos unidos por el desafío común de no poder regresar a su tierra natal debido a la inestabilidad política y social.
En particular, se destacó el retrato de Phya, una joven estudiante cuyo entorno cercano ha sido directamente afectado por la represión en Myanmar, empeorada por la reciente implementación del servicio militar obligatorio por parte de la junta militar en el país. “(Phya) vino hace un par de años a Tailandia. No puede volver y no debe volver a su país. Está dedicada a sus estudios y también trabaja dando clases de inglés en Internet”, dijo Gómez para la Agencia EFE.
Sin lugar a duda, la complejidad de su situación ilustra la difícil realidad a la que se enfrentan hoy día muchos birmanos que son artistas, profesores e incluso guerrilleros prodemocráticos. Además de las dificultades políticas, estos exiliados enfrentan barreras lingüísticas y legales que obstaculizan su capacidad para integrarse y trabajar en Tailandia, un país que no ha firmado la convención de la ONU sobre los refugiados.
A pesar de tener educación y habilidades, la falta de comprensión del idioma local y el riesgo de deportación representan desafíos significativos. Gómez, profundamente impactado por estas historias, se enfoca en transmitir mensajes de esperanza, preocupación y nostalgia a través de sus obras.
“Fue una gran sorpresa para mí porque desconocía la realidad de Myanmar por completo. Ha sido muy fuerte encontrarme con una comunidad grande de jóvenes emprendedores que no pueden regresar a su país”, explicó Gómez, que describió la esperanza, preocupación y nostalgia de estos exiliados birmanos.
Según informaciones difundidas por la cadena birmana DVB, el festival Can’t Stop Won’t Stop en Chiang Mai, organizado por A New Burma, utilizó el arte, documentales, música y gastronomía como medios para sensibilizar sobre la crisis en Myanmar. Este enfoque multidisciplinario evidencia un fuerte deseo de promocionar y apoyar el talento birmano en el exilio, manteniendo viva la cultura y la historia de un país que actualmente lucha por su libertad y democracia.