La profe Mónica, la creadora de contenido que enseña ortografía y gramática, está nominada a los India Catalina

Infobae Colombia habló con la creadora de contenido para conocer sus inicios como influencer, la educación virtual y cómo mejorar los niveles de comprensión lectora

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La profesora Mónica Hilguera se ha robado el corazón de los usuarios en redes sociales, pues con humor y carisma enseña ortografía y gramática - crédito La profe Mónica
La profesora Mónica Hilguera se ha robado el corazón de los usuarios en redes sociales, pues con humor y carisma enseña ortografía y gramática - crédito La profe Mónica

Mónica Higuera Rueda hace videos para YouTube, Instagram y TikTok, tiene miles de seguidores en cada red social, pero no baila o sigue las tendencias habituales de los creadores de contenido, ella enseña ortografía, gramática, redacción y a defenderse hablando en castellano, sin perderse en el intento.

La profe Mónica es licenciada en Lengua Castellana y Comunicación, y tiene una maestría en TIC para la educación, y encontró en las redes sociales, sin planearlo, ese escenario para darle una nueva cara a la gesta de su vida: enseñar.

Ahora puede seguirnos en WhatsApp Channel.

Armada de su celular, una cámara y su irremediable carisma, se aventura, todos los días, a aclarar las dudas de sus casi cuatro millones de seguidores, que dónde va la tilde, que cuál es la diferencia entre hay, ay y ahí, que los usos de la coma, en fin.

Puede parecer aburrido, qué importa cómo escriba, si me entiende es igual, podría decir cualquiera, pero el lenguaje crea realidad y usarlo de forma correcta evita problemas y malos entendidos, pues no es lo mismo “la verdura, que verla dura”, y expresar las ideas con claridad es importante en cualquier campo profesional y en cualquier momento de la vida, desde pedir un medicamento hasta buscar trabajo o declararse.

La profe Mónica enseña todo esto y pelea consigo misma, con un alterego que fue apareciendo poco a poco en sus videos en Instagram y TikTok, y que le hace preguntas o dramatiza los errores que podemos cometer todos al hablar, ¿se dice coloque cuidado o ponga cuidado? ¿Hubieron muchas dudas o hubo muchas dudas? Con humor la profe se ha ganado el cariño de sus seguidores que, día a día, le piden más y más contenido, que les resuelva sus dudas. Una gesta impensable en un país que no lee y con bajos niveles de comprensión lectura, según las pruebas Pisa.

Sobre esto, sus primeros videos, su alterego, la educación virtual y más, la profe Mónica habló con Infobae Colombia.

Una de las particularidades del contendido que crea la profe Mónica son las interacciones con su alterego, una mujer contestona y distraída que le expone las dudas de sus seguidores como si fueran suyas - crédito @laprofemonica/Instagram

Tengo entendido que el primer video que hizo no le costó mucho, ¿cómo fue esa primera experiencia?

Pues, la verdad es que, sin pensar en hacer creación de contenido, ni que iba a ser contenido en YouTube, que fue la primera plataforma en la que subí material, yo lo hice fue simplemente para dejar la información a las personas que se les dificultaba el tema de sintaxis, sintagma nominal, sintagma verbal y bueno, lo alojó, tal cual, en YouTube sin saber que existía esta producción de YouTube para uno volverse un creador de contenidos. Simplemente subí un vídeo. ¿Cómo fue ese primer día? Yo llegué a casa, fue un día cualquiera, ni siquiera lo preparé, como que se me facilitaba el tema y entonces tenía un tablero pequeño y puse el tablero ahí, en el comedor de mi casa, y dije, bueno, voy a explicar este tema para la gente que lo necesite y así fue y lo subí y ya. O sea, no fue nada maravilloso, ni nada del otro mundo, sino que el contenido, o lo que explicaba ahí, sí le empezó a gustar a la gente, pues a los que necesitan ese tipo de contenido.

Fueron sus estudiantes los que la animaron a seguir haciendo videos, ¿cierto?

Cuando yo subí ese video, subí un segundo video sobre categorías gramaticales y empecé a trabajar en un colegio y le conté a los estudiantes y les mostré video para que también ellos practicaran sobre este tema, y ellos, que eran estudiantes de séptimo grado, me pidieron que hiciera más vídeos. Incluso en esa semana yo les había explicado, creo que era, la tilde y les enseñé la técnica SEGA para poner la tinta, no sé qué, entonces me dijeron, como, «profe, por qué no nos hace mejor un vídeo y nosotros practicamos en la casa», y yo les digo, «no, yo les explico aquí y ustedes se encargan de practicar».

Llegué a la casa y pensé, «oiga, sí, de verdad voy a hacerles un vídeo» y efectivamente, fue el video hice, que se llama la técnica SEGA para ponerla tilde, y en ese año, en 2019, empecé a subir algunos vídeos como hiato, diptongo, temas de los les daba a mis estudiantes, pero empecé a evidenciar efectivamente que estos temas le servían a mucha gente, no solamente mis estudiantes.

Entonces, ahí ya empecé. No con tanto juicio, ni tan disciplinada, porque, en realidad, mi disciplina comenzó en 2021. En 2020, que fue año de la pandemia, yo tendría por ahí 40 videos alojados, que pude haber tenido más, pero por circunstancias de la vida, por el malestar de la situación, por enfermedades de personas de la familia, como que no tenía ni ganas de hacer vídeos. Entonces, muy esporádicamente hacía uno que otro, pero ahí, uno mensual y ya después sí me puse como con la disciplina a subir vídeos, pero sí, de verdad fue un incentivo bastante grande de parte de mis estudiantes, pero al principio mi hijo fue el primero que me dijo que hiciera contenido en YouTube.

¿Qué ha sido lo más difícil de enfrentarse a lo digital? Pues, son dos escenarios distintos, una cosa es el salón de clase y otra hablarle a una cámara para que después lo vean miles de personas en internet. ¿Cómo cambia la forma de enseñar?

Hay dos formas de aprendizaje de la persona. Una es cuando tiene que ir al colegio, en primaria, y prácticamente el estudiante, en ocasiones, se siente hasta obligado, porque no sabe ni siquiera por qué va al colegio. La segunda forma de aprendizaje es el que llega al contenido para aprender, porque lo quiere aprender. Una ventaja del contenido educativo digital es que el que ve ese material es porque lo quiere ver.

También entendí cómo el material educativo nuestro, o lo que hacemos los creadores de contenido educativo, puede ser un apoyo fundamental para los profesores y los alumnos de clase. ¿Cuál es la diferencia? De pronto es un poco más exigente la creación del contenido, porque usted sabe que las plataformas verticales exigen que, en menos tiempo, usted diga más información y si no la gente se va y entonces no hay retención del público.

Entonces, en un vídeo magistral en el que uno está explicando una clase una clase, uno debe intentar ser, también, lo más conciso posible y muy claro para que la gente entienda el tema y lo vea completo. Entonces, creo que esa sería como las dos diferencias, sin embargo, dar clases en el salón es espectacular, es una experiencia maravillosa porque incluso, de las tantas preguntas que a uno le hacen los estudiantes, es de donde uno, como profesor, saca materia también para nuevos aprendizajes, para nuevas enseñanzas.

Pero, digamos que la transición de un salón de clase a lo digital es grandísimo, o sea, es totalmente diferente y es cómo logro yo, mediante una cámara, capturar la atención de mucha gente, no solamente de estudiantes, sino de mucha gente y cómo la gente se mantiene también fiel al contenido que uno hace. Entonces, sí que creo que es de verdad bastante exigente, pero para mí ha sido divertido.

Una de las particularidades del contendido que crea la profe Mónica son las interacciones con su alterego, una mujer contestona y distraída que le expone las dudas de sus seguidores como si fueran suyas - crédito @laprofemonica/Instagram

Ya que hay una constancia y una regularidad, me imagino, tiene en su agenda los distintos temas que va a abordar en los siguientes videos, pero ¿cómo se prepara cada uno?

Tengo que confesar que, con los videos verticales, puedo en cinco minutos pensar en un tema y hace un minuto lo cambio. O sea, a mí me pasa algo que son como epifanías, en las que yo ya estoy lista para grabar el vídeo, que incluso escribí, y en el momento digo «no, mejor no», y lo cambio y hago otra cosa en ese mismo minuto, en ese instante.

Eso con los verticales. Con los horizontales, que son como ya clases magistrales, sí, efectivamente, hago un guion o un libreto de todo lo que voy a decir. Sobre todo, de qué me cuido, de que yo sí maneje el tema, porque hay temas de comunicación y literatura que yo no manejo; por lo tanto, yo no me meto en esos abismos de aprendizajes o de conocimientos en los que no me voy a ver sensata, porque no lo manejo en su totalidad. Yo no soy literata, ni siquiera soy lingüista. Soy licenciada en lengua, castellana y comunicación, así tal cual. Me encanta la gramática, la ortografía, la buena comunicación. Me encanta hablar en público. Entonces, de los temas que a mí se me faciliten si hablo y de eso cuido, de que yo sí maneje el tema, porque temas hay muchísimos. No más de Literatura, es de nunca acabar, pero no hablo de eso, sino más bien de temas que manejo súper bien.

En esas clases magistrales, sí tengo el libreto, lo preparo; aquí tengo el tablero, con las luces y todo, y ya me pongo a grabar. Antes, editaba mis vídeos, ahora trabajo con mi sobrina, que ella es editora de contenido y ella edita los horizontales y yo hago todo lo vertical, porque en un video vertical, de un minuto, me gasto perfectamente 3 horas.

Entonces con ella nos repartimos el trabajo, pero así es el trabajo y la preparación para para un vídeo.

Una de las cosas más divertidas en sus videos, en los verticales, sobre todo, es ese personaje que le hace preguntas, pero que refunfuña con sus respuestas. ¿cómo surgió ese alterego, que suele decir «tan mamona la profe Mónica»?

Un día, hice un vídeo cualquiera, incluso me dejé las gafas anteriores, yo me hacía una pregunta en blanco y negro y respondía en color, que es lo que actualmente ve la gente, pero yo no le tenía ni una personalidad, ni un guion como marcado de este personaje de blanco y negro, como para decir «bueno, sí, es ella», sino que hice un vídeo y la misma gente empezó a comentar, «¡Ay, la cara que puso!, jajaja», «¡uy, pero no la regañe!», entonces, dije, «a la gente le gustó esto».

Luego volví a hacer otro, otra vez con las gafas y así, pero todavía no tenía yo idea de cómo crear el personaje. Ya un día yo dije «voy a crear el personaje» y ya está, le quito las gafas y es irreverente, contestona, coqueta, olvidadiza. Todo lo que ustedes pueden ver de los vídeos, porque sabe, hasta yo me siento identificada. En el mismo aprendizaje de uno, uno se hace muchas preguntas, unas que a veces no tienen ni respuestas, o uno necesita que alguien se las responda, y creo que mucha gente se puede sentir identificada por eso mismo, porque tenemos preguntas y no sabemos ni cómo preguntar. Eso me permite a mí también... tengo como derecho, por medio de este personaje, a decir lo que se me antoje, con tal de aprender. Ahí vamos y vamos a ver dónde termina esta historia.

Una de las particularidades del contendido que crea la profe Mónica son las interacciones con su alterego, una mujer contestona y distraída que le expone las dudas de sus seguidores como si fueran suyas - crédito @laprofemonica/Instagram

¿Alguna vez ese personaje le ha hecho una pregunta que no ha sabido contestarse?

¡Sí! Una vez hice un video así, en el que el personaje le pregunta, cuál es el plural de crisis y yo le digo que crisis, y que el plural de tesis, tesis y entonces ella me dice, entonces no tiene plural, sí, el plural está en el artículo: las crisis. Al final ella le dice, y ¿cuál es el plural aguamala? Aguamala, el animalito este del mar, y yo... y ella se queda pensando, ¿profe? Ah, yo sí sé —la profe— pero se lo dejo de tarea, porque usted también tiene que aprender a investigar. Esa misma pregunta me la hicieron ese día y yo no sabía.

Hay muchas preguntas, y a mí me encanta, primero, cuando la gente me hace muchas preguntas, y segundo, me gusta profundizar, no quedarme en la simple explicación, sino profundizar para llevarle a la gente el contenido completo. Eso también me permite mostrarle a la gente que la profe no se la sabe todas, que también tiene que ponerse a investigar y queda en ridículo a veces.

Hablando de esas preguntas que le hacen sus seguidores, la creación de contenido es una cosa de dos vías; por un lado, el creador que tiene sus ideas, pero también está su comunidad que le pide cosas, ¿cuáles son las preguntas que más le hacen sus seguidores?

La mayoría de las preguntas son tipo normas de ortografía. Digamos, me preguntan, cuál es la diferencia entre hay, ay y ahí; cuál es la diferencia entre ha, a y ah; cosas con la hache, la zeta, la ese, la ce, me la preguntan muchísimo. También, me hacen bastantes preguntas acerca de «¿cómo se dice...?», porque la gente suele pensar que está hablando mal, o que esta palabra así no se dice, pero resulta que en alguna región sí se dice, así no esté en el diccionario, porque hay algo que se llama el coloquialismo, la cultura y eso nos enriquece a nosotros en nuestra comunicación cultural y es como hablamos.

Hay palabras que usamos en Santander, que probablemente no están en el diccionario, pero porque no aparezca no quiera decir no quiere decir que no la puedo decir. Usted se comunica como quiere. Entonces, me preguntan bastante sobre expresiones. ¿Esto se puede decir? ¿Esto no se puede decir?, pero sobre todo lo puntual be, uve, ese, ce, zeta, hache, eso es de todos los días y cuando encuentra la gente videos en internet acerca de algo que alguien puso de ortografía, ese día se me llena mi Instagram de mensajes privados, «que lo explique», «que lo explique», «que lo explique».

Mal que bien, esas preguntas, son cosas que se aprenden en la primaria, ¿por qué cree que son tan recurrentes?

Yo sé y reconozco que probablemente, yo, desde muy pequeña, tengo esta habilidad de aprender sobre el lenguaje, porque los recuerdo perfectamente. Tercero de primaria y tener una excelente ortografía, etcétera, es como eso de las inteligencias múltiples, como el que sabe bastante de matemáticas, etcétera.

En lo general y en mi experiencia como docente pude notar en mis estudiantes la falta de atención, pero la atención, la concentración total. A ello le llamaba meditación y les decía a mis estudiantes, «ustedes están en su total presentismo, cuando están sentados y con la cabeza me hacen así, como si me estuvieran poniendo cuidado, pero están pensando es en qué van a almorzar. No, o sea, ustedes quieren meditar. Entonces, no van a sacar de su cabeza nada, aparte de lo que voy a explicar a continuación».

Yo trataba de retener toda la atención del mundo, porque en asuntos que yo he aprendido y que yo no sabía y que no tienen nada que ver con Lenguaje, sino con otros temas, yo tengo que concentrarme mucho, incluso escribir, deducir, desglosar la palabra, para entender algo y es el ejercicio que yo hago de comprensión de lectura, que considero hace falta, probablemente, en los colegios y no es que haga tanta falta porque yo sé que lo hacen.

O sea, en los colegios en donde yo trabajé, y me imagino que, en todos, hay talleres de compresión de lectura, taller de Lenguaje, semilleros de lectura, pero, ¿qué está pasando?, porque hay gente que me dice, ayer incluso me escribe un amigo, «Mónica, yo leo muchísimo. Yo leo todo el tiempo, pero tengo mala ortografía», o sea, quiere decir que leer mucho no es garantía de escribir bien. Yo creo que va más como en la atención, pero eso va de parte del estudiante, que en el momento que se lo están enseñando, porque un profesor no se puede dedicar dos meses a una norma ortográfica. Lo vimos y pasamos, le quedó mal y pasamos. Es como el interés que yo tengo de aprender y ponerme a buscar más y, sobre todo, poner atención en ese momento, en ese instante de aprendizaje.

Según las pruebas Pisa, una de las falencias en Colombia está en lectura y escritura, ¿cuál cree que es la razón?

Yo considero que, teniendo en cuenta que la comprensión de lectura está inmersa en todas las áreas, en todas las ciencias, la disciplinas, se le debería aumentar la intensidad horaria. Yo, por ejemplo, en los colegios tenía cuatro horas a la semana y una hora le dedicaba a la ortografía, puntualmente, y otra hora a la lectura y las otras dos horas a lo que me dijeran que decía el currículo y el libro o el texto de español que me entregaban en el colegio, pero en alguna ocasión me pasó, incluso, que me dijeron en un colegio que no diera ortografía, que eso estaba mandado a recoger; sin embargo, yo daba ortografía a escondidas. Era una delincuente de la ortografía.

Porque, yo sí entendía para dónde iban los estudiantes, yo he visto en instituciones, en los cargos administrativos que he tenido, he visto también como desde una oficina de gestión humano de recursos humanos cómo votan a la basura hojas de vida, solamente por mala ortografía, fui testigo de eso y la gente no calcula, o no dimensiona eso. Entonces, sí ese es el problema, si las pruebas nos están mostrando que estamos mal o regular en comprensión de lectura, o en lo que se esté midiendo, pues hay que tomar medidas en ese sentido y si la comprensión de lectura está inmersa en todas las disciplinas, se debería aumentar la intensidad horaria de lengua castellana.