Creador de contenido hizo un tour gastronómico por el Sanber ¿con qué se encontró?

La nueva olla, que entró a reemplazar el Bronx, luego de que fuera desmantelado en 2016 ha atraído a influencers y colectivos con sentido social

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Para entrar al restaurante tuvieron que pasar varios filtros impuestos por los habitantes del sector - crédito Cristian Leal Sierra / Facebook

A diferencia de la comuna 13, en Medellín, pocas personas se atreven a entrar a El Sanber, en el centro de Bogotá. Sin embargo, se ha convertido en un set recurrente para creadores de contenido con sentido social, entre ellos, Cristian Leal Sierra, mejor conocido como el leaal.

En un video de finales de noviembre (2023), compartió con sus casi 150.000 seguidores, el día en el que se levantó con ganas de “probar la comida del Bronx”, a pesar de que, según él, “hacían muchas cosas incomprensibles” en la extinta olla que, cedió su corona como el lugar más peligroso de la ciudad a el Sanber.

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Su tour gastronómico por el lugar de mayor complejidad del barrio San Bernardo, fue motivado por el bien conocido ‘convinado’, un plato de dos a tres alimentos que son comercializados a muy bajo costo entre los adictos y habitantes de calle que se mueven en el sector.

“He escuchado por ahí que hay almuerzo de 2.000 pesos, de 5.000 pesos”, anotó, antes de iniciar su recorrido, en el que fue acompañado por su hermano, bajo el riesgo de ser víctimas hurto, o enfermarse, en caso de comprar algo que estuviera echado a perder.

Leal decidió probar el bien conocido 'convinado' que habitantes de calle y traficantes compran por menos de 5.000 pesos - crédito Cristian Leal Sierra / Facebook
Leal decidió probar el bien conocido 'convinado' que habitantes de calle y traficantes compran por menos de 5.000 pesos - crédito Cristian Leal Sierra / Facebook

Sin desayunar, decidieron poner a prueba su estómago y sus nervios, ambos de acero, a pesar de que “de solo pensar que íbamos para el Sanber había algo que no salía de nuestras cabezas, no nos dejaba pensar bien. Estábamos muy nerviosos, estamos hablando de un lugar en el que ni siquiera se puede grabar, solamente vamos dos y no sabemos que nos espera en ese lugar”.

Sabían, incluso antes de entrar, que grabar en el sector más peligroso de la ciudad no sería tarea fácil. A los habitantes y trabajadores de la zona les disgustan las visitas de curiosos que no “apoyan” sus economías ilícitas, pero aun así decidieron probar suerte:

“Grabar este lugar es complicado, incluso, entrar es complicado. Varios habitantes de calle se nos acercaron pensando que les íbamos a comprar algún tipo de sustancia y otros se nos acercaron de manera muy amenazante. No nos dieron tiempo de grabar, porque realmente es muy difícil, pero nos guiaron hasta un lugar en el que vendían los famosos ‘convinados’”, detalló el leaal.

Tuvieron que comprarle un ‘convinado’, a cada uno, y darles 10.000 pesos para que los acompañaran, sin mayor problema. “Al lugar al que entramos era un mini restaurante donde se vendían los famosos ‘convinados’ y había almuerzos desde 1.500 pesos hasta 5.000 pesos y estaba tetiado (lleno) de habitantes de calle”, explicó.

Así era la vida en el Bronx - crédito InSight Crime
Así era la vida en el Bronx - crédito InSight Crime

Dejaron su moto frente al restaurante y para cuando salieron ya un habitante de calle se encontraba encima de ella, así que tuvieron que darle 2.000 pesos para que se levantara y ellos pudieran continuar su camino.

El ‘convinado’, con gaseosa, salió en 4.000 pesos por persona; es decir, fueron 8.000 para que él y su hermano pudieran almorzar. Aunque, según dijo “fueron como 20.000 pesos, porque tocó pagarle a más de uno ahí para que se fuera o para que echara ojo”.

Por motivos de seguridad decidieron pedirlo para llevar y no grabar hasta llegar a su casa, en donde, se encontraron con dos platos de icopor, repletos hasta el tope y acompañados por cubiertos de plástico. La primera sorpresa; ya que, pensaban que iban a encontrarse con los alimentos metidos en una bolsa:

“La presentación esta chimba, trae huevito, trae pastica, trae arrocito. De aroma, no es por nada, pero no me gusta, huele a comida, pero no muy agradable”, anotó el leaal, mientras, para su hermano “Mal no está, para valer 4.000 le doy un 5 sobre 10″, una calificación con la que todos en la familia se mostraron de acuerdo.

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