¿Cómo llegaron a Colombia los mosquitos apadrinados por Bill Gates para evitar enfermedades como el dengue y el zika?

Gracias a una hacienda en Medellín, la mayoría de los zancudos en el Valle de Aburrá y Cali portan la bacteria Wolbachia, lo que nos les permite a estos pequeños animales ser transmisores de cierto tipo de enfermedades

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La biofabrica de mosquitos de Medellín produce millones de huevos a la semana que son enviados a otras ciudades y países del continente americano / Foto: World Mosquito Program
La biofabrica de mosquitos de Medellín produce millones de huevos a la semana que son enviados a otras ciudades y países del continente americano / Foto: World Mosquito Program

Ya en el 2014 Bill Gates iniciaba una campaña en contra del “animal más peligroso del mundo” que, sin dientes afilados y con apenas 10 milímetros de longitud, causaba la muerte de 725.000 personas al año. Para ese entonces, ni siquiera él se imaginaba que con sus fondos llegarían a producirse millones de mosquitos en una fábrica colombiana, de la que, desde el 2015, han venido liberándose.

Esta idea habría sido el resultado de una reunión –a mediados del 2013– entre el profesor Iván Darío Vélez de la Universidad de Antioquia y el profesor Scott O’Neil de la Universidad de Monash. Fue él quien le mostro a Vélez el método para el control del dengue con la bacteria Wolbachia que ya se había puesto en marcha en Australia, Vietnam e Indonesia.

Ese sería el inicio del World Mosquito Program (WMP). En 2015 hicieron una prueba piloto en el barrio París de Bello para determinar si a esa altura (1.800 metros) la bacteria lograba transmitirse entre generaciones de mosquitos. Porque, hasta entonces, los estudios con la bacteria habían sido realizados al nivel del mar. Sin embargo, lejos de ser su mayor desafío, aún tenían que convencer a la gente para que los “dejaran soltar zancudos” en el área.

Les tomó varios meses y una campaña masiva de socialización, pero el programa llegó a ser aceptado en un 95%. Tanto así que lograron seguir liberando mosquitos hasta el 2019 en Bello, Medellín e Itagüí.

Son las hembras de la especie Aedes aegypti las que transmiten la enfermedad, porque solo ellas se alimentan de sangre humana. Aunque se desplazan menos de 150 metros en sus 4 semanas de vida, pueden llegar a picar a varias personas en tan solo 24 horas.

Lo que pretendía el WMP, entonces, era implementar la tecnología de reemplazo poblacional de Aedes aegypti con ejemplares de la misma especie, pero con Wolbachia. Y, en un periodo de cuatro años habrían logrado su establecimiento en Medellín, Bello e Itagüí. Es decir, la mayoría de mosquitos de esta especie en la zona tienen Wolbachia. Según explicó Vélez en entrevista para Infobae Colombia: “Siguen existiendo, siguen picando, pero lo que no hacen es transmitir la enfermedad”.

La liberación dura 20 semanas, pero, al hacerse de manera sectorizada, pueden tardarse varios meses en una misma ciudad. Garantizando, de igual manera, que los mosquitos no lleguen a las zonas en las que el programa no tuvo una aceptación predominante.

Los años siguientes solo se necesitan los monitoreos: “Ir a ciertas zonas de manera aleatoria a hacer aspiraciones de mosquitos y verificar que tenga la bacteria”, precisó a este medio la gerente de relaciones del WMP, Diana Oviedo. Si el 60% (o más) tiene la bacteria, continua el establecimiento y “no se requieren más liberaciones porque el número de mosquitos con Wolbachia en el medio ambiente es suficiente para garantizar la protección contra el dengue, zika, chikunguña, fiebre amarilla y demás”.

La liberación, por zona, dura 20 días / Foto: World Mosquito Program
La liberación, por zona, dura 20 días / Foto: World Mosquito Program

¿Cómo funciona?

La descendencia de estos mosquitos nacerá con Wolbachia. Una bacteria presente en el 60% de los insectos, que nunca había sido detectada en el Aedes aegypti, hasta que el doctor O’Neill logró extraerla de las moscas de la fruta y transmitirla –sin necesidad de manipularla genéticamente– utilizando agujas microscópicas para inyectar los huevos de la especie portadora de enfermedades.

De acuerdo con el WMP, “si un insecto macho portador de Wolbachia se une con una hembra que no la porta, sus huevos no eclosionaran. Si la hembra porta Wolbachia, pero el macho no, todos eclosionaran y toda la descendencia será portadora de Wolbachia. Cuando dos insectos portadores de Wolbachia se unan, los huevos eclosionaran normalmente y toda la descendencia portara la Wolbachia”.

Sin embargo, luego de una serie exhaustiva de estudios llegaron a la conclusión de que la bacteria no afecta de manera negativa al mosquito. Según comentó el profesor Vélez a Infobae.

“El comportamiento del mosquito no cambia. Pica igual, duele igual, toma la misma cantidad de sangre, pone el mismo número de huevos, tiene el mismo habito de picadura en las mañanas y en las tardes, sigue alimentándose solamente de los humanos, sigue viviendo el mismo número de días”. Y es que, la Wolbachia no actúa contra el mosquito, actúa contra la reproducción del virus al interior del mosquito.

Cuando un mosquito pica a alguien con dengue adquiere el virus por medio de la sangre, se reproduce en su intestino, migra a las glándulas salivales y cuando pica a su siguiente víctima lo contagia. Pero Wolbachia corta este ciclo, impidiendo que el virus se replique en el intestino y ocurre de la misma manera con el zika, el chikunguña y la fiebre amarilla.

La salud del mosquito no ve afectada por la Wolbachia / Foto: World Mosquito Program
La salud del mosquito no ve afectada por la Wolbachia / Foto: World Mosquito Program

Los inicios del programa

Los primeros mosquitos con Wolbachia fueron producidos en el insectario de la Universidad de Antioquia bajo el nombre de ‘eliminar el dengue, nuestro desafío’. Pero al ver que funcionaba con otras enfermedades se sumaron al World Mosquito Program, llamando la atención de la OPS (Organización Panamericana de l Salud) y la OMS (Orgabnización Mundial de la Salud).

Ambas habrían llamado a los Gobiernos de países ubicados en el trópico a evaluar ideas novedosas para el control de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el reemplazo poblacional con Wolbachia. Después de todo en el 2014 hubo epidemia de chikunguña en toda Latinoamérica, en 2015 epidemia de zika y 2016 epidemia de dengue, como la que está viviéndose en Colombia desde el 2022.

Eran tres epidemias, años seguidos, y cada una trasmitida por el Aedes aegypti. Para cada epidemia el Estado asperjó toneladas y toneladas de insecticidas y, sin embargo, el problema continuaba. Porque no tenemos medicamentos, no tenemos vacunas, no tenemos otra forma de controlarla, sino con los insecticidas, pero resulta que este mosquito, además, se volvió resistente a los insecticidas”, advirtió Vélez.

Además, claro, era todo un dilema; ya que, tal y como advierte la OMS, los insecticidas pueden llegar a generar efectos nocivos en el ambiente, la salud de las personas y animales. Caso contrario al de la Wolbachia: “No contaminamos el agua, no contaminamos el aire, no generamos residuos en el medio ambiente que sean tóxicos para los humanos. Este tipo de tecnologías terminan siendo amigables, sostenibles y no invasivas” porque luego de intervenir y establecer la población de mosquitos con Wolbachia la naturaleza se encarga de hacer el resto, puntualizó Oviedo.

Prepararon entonces un protocolo y lo pasaron a los financiadoras para empezar a liberar mosquitos en todo Bello, Medellín e Itagüí, en la que se convertiría en la evaluación de campo más grande del mundo. Uno en el que 2.500 millones de personas están en riesgo de contraer dengue.

Necesitaban un gran insectario, una gran fábrica de producción de mosquitos. Y ahí es donde entran Bill Gates y su fundación Bill & Melinda Gates, aportando una tercera parte de los fondos. Mientras, las otras dos partes fueron puestas por la Agencia Americana de Investigación para el Desarrollo (Usaid) y la Wellcome Trust de Londres.

Con el dinero en manos de la Fundación Universidad de Antioquia, construyeron una biofabrica en Medellín, con capacidad de producir millones de huevos por semana. Y, al obtener los permisos para su investigación antes que Brasil, Colombia se convirtió en el primer país de Latinoamérica en liberar mosquitos con la famosa Wolbachia.

En el gigante amazónico, además, habrían tenido problemas para socializar el programa en las favelas. Pero, en las comunas de Medellín tuvo una gran acogida por la comunidad. En ocasiones, incluso, llegaban a lugares en los que era mayor el número de personas que aceptaban la liberación al número de personas que conocían de qué se trataba.

La gente valoró que estuvieran yendo hasta sus casas para solucionar un problema que reconocían, como lo es dengue: “Porque es lo otro. La gente sabe qué es el dengue, conoce que es y le teme. Por eso aceptan las iniciativas para controlarlo”, insistió Vélez.

Cada 3 a 5 años se repite una nueva epidemia de esta enfermedad, gracias a las condiciones climáticas de La Niña; lo que quiere decir que es una enfermedad estacionaria que aflora cuando se generan picos de lluvias, que aportan las condiciones necesarias para que eclosionen en masa los huevos de mosquitos.

Entendiendo esto, el WMP empezó a liberar sus Aedes aegypti con Wolbachia en Medellín, a mediados del 2018 y ya para el 2020 pudieron observar los primeros resultados: esperaban una nueva epidemia de dengue, como la del 2016, en la que se registraron 16.767 contagios. Pero en 2020, solo fueron 627. En 2021, cuando ya habían terminado la liberación, fueron 240 y en el 2022 fueron 232.

En los primeros seis meses del 2023 fueron 162 casos, pero sabiendo que el país está en medio de una epidemia, en la que, al 5 de agosto del 2023 ya iban 65.068 casos en el resto del país, en Medellín puede afirmarse que hay un control en la transmisión.

El programa resultó ser tan exitoso que desde países como Honduras y El Salvador están pidiendo huevos de mosquito con Wolbachia, al igual que la Gobernación del valle para la liberación en Yumbo.

Mosquitos con Wolbachia han sido liberados en Bello, Medellín, Itagüí y Cali  / Foto: World Mosquito Program
Mosquitos con Wolbachia han sido liberados en Bello, Medellín, Itagüí y Cali / Foto: World Mosquito Program

Una solución contra el peor de los escenarios...

En un país en el que la atención directa e indirecta del dengue resulta más que costosa, de acuerdo con el profesor Vélez, el reemplazo poblacional “en este momento, de lo que tenemos a la mano, en el mundo, para prevenir el dengue, es lo único que ha mostrado eficacia. Porque las vacunas aún no están disponibles y la otra ventaja es que esto nos libera de dengue, zika, chikunguya y fiebre amarilla. No hay ninguna vacuna que prevenga contra tanto. Sale mucho más económico y es sostenible, que es la parte importante, porque los mosquitos con Wolbachia se siguen reproduciendo en forma natural y según un estudio matemático hecho en Londres, esa asociación del mosquito con la bacteria va a durar por lo menos 80 años”.

El Aedes aegypti ha llegado a encontrarse a 2.300 metros sobre el nivel del mar. Pero, con el calentamiento global cada vez hay más poblaciones que, anteriormente eran muy frías, pero ahora resultan óptimas para el mosquito.

Bogotá –por ejemplo– está a 2.600 metros, pero tiene semanas en verano en las que se registran 23, 24, 25 grados, que son óptimos para el mosquito. No me sorprendería que en un futuro tengamos Aedes aegypti”, lamentó Vélez; ya que, si hay mosquitos hay transmisión.

En un viaje a Singapur, en donde las medidas de seguridad contra la proliferación de esta especie son estrictas, se toparon con una epidemia de dengue. Llegaron, entonces, a la conclusión de que, en los países del trópico, existen criaderos crípticos, que, a pesar de no estar a la vista, o ser indetectables, tienen las condiciones necesarias para que más y más mosquitos nazcan. Aunque, de estar infectados con la bacteria del WMP no tendría que ser un problema.

En Cairns y Townsville, las ciudades endémicas de dengue en Australia, liberaron mosquitos con Wolbachia hace 12 años y, con el tiempo, descubrieron que ya no había transmisión local. Es decir, casos autóctonos del virus. Solo se infectaban quienes viajaban a otros países y eso hace del suyo el único caso en el mundo en el que puede hablarse del control de la transmisión exitoso: “Lo hicieron por medio de la liberación de mosquitos con Wolbachia. Pero era un país con dos ciudades endémicas, más fácil de controlar que si hablamos de Colombia, en donde tenemos 358 municipios con dengue y unas 28 millones de personas en riesgo de adquirirlo” detalló el profesor.

Sin embargo, es posible expandir el control a otras ciudades endémicas de Colombia si el Ministerio de Salud incluye esta tecnología en la guía nacional de control. Gates y los demás “financiaron la investigación, que ya terminó. Quedó la infraestructura gracias a ese dinero, los insectarios, la experiencia y personal formado” pero, lo que sigue, debe hacerse con recursos de los Gobiernos interesados, organismos de cooperación internacional, el sector privado y filántropos que crean en temas de enfermedades tropicales desatendidas en países de ingresos bajos y medios.

Según reveló Oviedo en conversaciones con Infobae, desde el WMP: “Estamos trabajando en 11 países. Tenemos más de 10 millones de personas beneficiadas y protegidas, pero solamente para Colombia ya tenemos 4,5 millones de personas, con el Valle de Aburrá y con lo que llevamos también de Cali. Eso quiere decir que 45% de las intervenciones que se han hecho alrededor del mundo y los beneficiarios que tiene WMP en el mundo están en Colombia”, un referente para la implementación de esta tecnología, que, de momento, necesita una mano amiga.