El Museo Casa Rosada, nuevo nombre desde la gestión macrista en el Gobierno, derriba un mito: el sillón de Rivadavia no existió. Así lo dice una pequeña reseña escrita con letras blancas sobre papel rojo.
Allí está exhibido, donde estuvo el Fuerte de Buenos Aires, el primer sillón diseñado para un Presidente, el que fue utilizado por Santiago Derqui de 1860 a 1861, el primer sillón tallado en el respaldo con el Escudo de la Confederación Argentina.
Se dice habitualmente que quien accede a la Presidencia ocupa el sillón de Rivadavia. Pero no es así, no hay registro de que Bernardino Rivadavia haya tenido un sillón en su calidad de jefe de estado de las Provincias Unidas del Río de la Plata como el que suele caracterizar a los presidentes. Y el que está en el escritorio de Mauricio Macri, donde se han sentado su hija Antonia y, generando polémica, hasta el perro Balcarce, corresponde a la primera presidencia de Julio Argentino Roca, es del año 1885 y está realizado con madera de nogal italiana.