Bajo presión, Maduro organiza un referendo para anexar un territorio de un país vecino

El venezolano realizará un referendo para reclamar la soberanía sobre el Esequibo, una importante franja rica en petróleo de Guyana

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Nicolás Maduro vota en el referéndum sobre Esequibo
Nicolás Maduro vota en el referéndum sobre Esequibo

Nicolás Maduro se encuentra ante un dilema político. Está bajo la presión de Estados Unidos para que celebre elecciones libres y justas tras años de gobierno autoritario o se enfrente al restablecimiento de sanciones económicas agobiantes. Sin embargo, los analistas afirman que es poco probable que renuncie al poder y que es muy posible que pierda en unas elecciones confiables.

Ahora, Maduro ha reavivado una disputa territorial con un país vecino mucho más pequeño. Es una maniobra que parece estar motivada, al menos en parte, por un deseo de desviar la atención de sus problemas políticos internos a través del impulso del fervor nacionalista.

Maduro alega que la región rica en petróleo del Esequibo en Guyana, un país con una población estimada de 800.000 habitantes, forma parte de Venezuela, una nación de aproximadamente 28 millones de personas, y realizará un referendo consultivo no vinculante este domingo para preguntarle a los votantes si apoyan la posición del gobierno.

El argumento de Maduro se basa en lo que muchos venezolanos consideran un acuerdo ilegítimo que data del siglo XIX que le otorgó a Guyana la región del Esequibo.

Los expertos afirmaron que aunque la mayoría de los países han aceptado que el Esequibo pertenece a Guyana, y dado que el tema sigue siendo un asunto polémico para muchos venezolanos, es probable que el referéndum sea aprobado.

El presidente de Guyana, Irfaan Ali, ha dicho que “el Esequibo es nuestro, cada metro cuadrado de él”, y ha prometido defenderlo.

Para Maduro, avivar una crisis geopolítica le brinda la oportunidad de desviar la conversación nacional en un momento en el que muchos venezolanos están presionando para que se realicen unas elecciones que puedan desafiar su control del poder.

“Maduro necesita envolverse en la bandera por razones electorales y evidentemente una disputa territorial con un país vecino es la excusa perfecta”, afirmó Phil Gunson, un analista de International Crisis Group, quien vive en Caracas, la capital de Venezuela.

Grupos y activistas venezolanos que se oponen a Maduro organizaron unas primarias en octubre sin ningún apoyo oficial del gobierno para elegir un candidato para las elecciones que se supone se celebrarán el próximo año.

Más de 2,4 millones de venezolanos emitieron su voto, una cifra significativa que da señales del compromiso que podrían tener los votantes en unas elecciones presidenciales.

Pero desde entonces, el gobierno de Maduro ha cuestionado la legitimidad de esa votación y ha arremetido judicialmente contra sus organizadores, lo que ha generado preocupaciones de que Maduro se resistirá a cualquier desafío serio a su mandato, que lleva 10 años, incluso cuando su país continúa sufriendo sanciones internacionales.

Se espera que la participación el domingo sea numerosa, ya que, entre otros factores, a los empleados del sector público se les exige votar. Una mayor participación que la de las primarias de la oposición podría reforzar la posición de Maduro, dijeron los analistas.

“El objetivo es dar la impresión de que el gobierno puede movilizar al pueblo de una manera que la oposición no puede”, dijo Gunson.

El Esequibo, una región un poco más grande que el estado de Georgia, es una selva tropical rica en petróleo, así como en minerales y madera. En los últimos años, muchas personas han migrado allí desde Venezuela y Brasil para sacarle provecho a la industria minera ilegal.

Guyana ha incrementado su presencia policial a lo largo de la frontera con Venezuela, mientras que Brasil ha enviado tropas a la región. Hasta el momento, Venezuela no ha desplegado fuerzas adicionales a la frontera.

Pero parte del lenguaje del referendo establece que el gobierno tiene que ejercer plena soberanía sobre el Esequibo, y algunos analistas dijeron que su aprobación podría darle a Maduro una justificación para iniciar hostilidades.

“Una vez aprobado el referéndum, se entrega un cheque en blanco a Maduro para que pueda en cualquier momento, a su discreción, iniciar o tener algún tipo de choque fronterizo de carácter militar en el territorio del Esequibo”, dijo Rocío San Miguel, una analista de defensa en Venezuela que estudia el ejército.

Y si Maduro cree que podría ser derrotado en unas elecciones, podría “activar el botón de la guerra”, dijo San Miguel, y suspender las elecciones tras declarar una emergencia nacional.

La disputa actual sobre el Esequibo data aproximadamente de 1899, cuando se organizó un tribunal en París para determinar los límites de lo que entonces se denominaba Guayana británica. Los venezolanos afirman que la región había sido parte de Venezuela cuando perteneció al imperio español.

Pero los venezolanos no formaron parte del tribunal y consideran su decisión nula y sin efecto.

En 1966, los gobiernos del Reino Unido, la Guayana británica y Venezuela firmaron el Acuerdo de Ginebra para resolver la controversia territorial. Bajo el acuerdo, en caso de que se llegara a un punto muerto, la disputa se remitiría a las Naciones Unidas.

Desde entonces, la región ha sido gobernada por una Guyana independiente pero reclamada por Venezuela, aunque las tensiones disminuyeron bajo el mandato de Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, quien sugirió que no estaba interesado en abordar el tema cuando visitó Guyana en 2004.

Pero eso sucedió antes de que un auge petrolero convirtiera a la economía de Guyana en una de las de más rápido crecimiento del mundo. Parte de ese petróleo se encuentra en la región del Esequibo, que conforma cerca de dos tercios del territorio del país.

En 2020, la disputa fue llevada al principal órgano judicial de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia, donde sigue por resolverse. Sin embargo, Maduro ha dicho que la corte no tiene jurisdicción sobre el asunto.

El viernes, la corte le ordenó a Venezuela que se abstenga de tomar cualquier medida que pueda alterar el control de Guyana sobre el Esequibo. Sin embargo, el órgano no le prohibió a Venezuela celebrar el referendo, como había pretendido Guyana.

Según los analistas, incluso si se aprueba el referendo, reavivar el reclamo de Venezuela sobre el territorio probablemente solo sería una distracción temporal y no aumentaría la popularidad de Maduro.

“La gente necesita soluciones prácticas a sus necesidades cotidianas: alimentos, medicinas, educación, servicios hospitalarios y carreteras”, dijo Gunson. “No necesitan ondear la bandera. Eso no les va a poner comida sobre la mesa”.

Algunos analistas establecieron paralelismos con un expresidente de Argentina, Leopoldo Galtieri, quien gobernó durante la dictadura militar de ese país y ordenó una invasión a las Islas Malvinas en 1982, en medio de un declive de su popularidad. Fue derrotado por el ejército británico, lo cual lo hizo ser destituido del poder.

Las personas que viven en el Esequibo hablan inglés en su mayoría, se identifican culturalmente como guyaneses y afirman que quieren seguir siendo parte de Guyana, el único gobierno que han conocido. Incluso cuando formaba parte del Imperio español, se consideraba un territorio remoto y poco desarrollado.

Muchos residentes dijeron que disfrutaban de la tranquilidad de la vida en el Esequibo y los beneficios económicos del auge petrolero, y que temían la posibilidad de tener que abandonar sus hogares si Venezuela obtenía soberanía sobre la región.

“Si perdemos el Esequibo, ¿dónde vamos a vivir?”, preguntó Abdul Rashid, un taxista que dijo estar “feliz y orgulloso” de la manera en que el gobierno guyanés estaba abordando la situación.

Bob Mahadeo, fotógrafo y editor de video, dijo que no entendía cómo Venezuela podía reclamar el territorio cuando este había sido desarrollado por los guyaneses.

“Esta es nuestra tierra”, dijo. “Los guyaneses tienen que levantarse y luchar contra esta gente, porque esto se trata de nuestro sudor y nuestras merecidas ganancias”.

© The New York Times 2023