Por qué a los perros no les gusta que les toquen las patas

Tratándose de su mejor herramienta de fuga, los caninos las cuidan, las preservan y por eso las escatiman

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Por qué a los perros no les gusta que les toquen las patas (Shutterstock)
Por qué a los perros no les gusta que les toquen las patas (Shutterstock)

Los perros tienen una almohadilla muy dura en la parte inferior de las patas. Esta parece como un callo y puede tener un grosor de hasta más de un centímetro. Es como si los perros caminaran sobre gruesas suelas de cuero.

Esa estructura les permite caminar confortablemente sobre superficies que dejarían a las personas saltando de dolor. El resto de las patas, sin embargo, son mucho más sensibles tanto es así que detestan que se las toquen.

Indistintamente de la raza, la mayoría de los perros se alejarán bruscamente cuando uno intenta tocarles las patas, especialmente en la superficie o entre los dedos.

Las partes superiores de las patas tienen una enorme cantidad de terminales nerviosas que disparan advertencias cuando sienten una presión que podría significar heridas potenciales.

Esta curiosa sensibilidad no sería un problema si no fuera por el hecho de que los perros periódicamente necesitan que se les corte las uñas o que se les revise los pies por si tienen piedras o abrojos incrustados en ellos.

Los perros tienen una almohadilla muy dura en la parte inferior de las patas (Shutterstock)
Los perros tienen una almohadilla muy dura en la parte inferior de las patas (Shutterstock)

Las patas de los perros son esenciales para realizar casi todo lo que hacen. Las usan para defenderse, en la cacería, para su locomoción, y hasta para comunicarse, los perros dejan marcadores visuales cuando arañan el suelo. Es así que los perros se ponen algo nerviosos cuando empiezan a tocarles las patas.

Los perros son instintivamente cuidadosos con sus patas, pero pueden aprender a aceptar que se les corte las uñas y se les revise las patas cuando sus dueños les tocan las patas con frecuencia, preferentemente comenzando cuando son jóvenes, es necesario acostumbrar a nuestro perro a la idea de que el hecho de tocarles las patas no es una señal de que les va a suceder algo incómodo.

Cuanto más contacto suave experimente, más factible es que acepte el corte de uñas y las revisiones a medida que madure. Seguirá sin disfrutar de que le corten las uñas, pero por lo menos estará menos nervioso.

Los perros tienen uñas gruesas y duras, y el corte de esas uñas de rutina puede ser incómodo o peor aún, doloroso. Los perros tienen buena memoria para las cosas que les han hecho mal o que no les han gustado. Cuantas más veces se les haya cortado las uñas, en una experiencia desagradable, más decididos estarán de sacar las patas del medio. Los malos recuerdos pueden estar potenciados por el hecho de que a algunos perros sólo se les toca las patas en situaciones de necesidad.

Ni el corte de uñas ni los primeros auxilios son experiencias que los perros recuerdan con cariño. Se convencen de que cualquier contacto con sus patas es un mal contacto y es por ello que intentan escaparse de él.

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

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