Países árabes sunitas: balance de fin de año y un ambicioso programa para el crecimiento, la prosperidad y la seguridad

Desde su posición de liderazgo en el grupo del Consejo de Cooperación de los Países del Golfo (CCPG), Arabia Saudita está llevando adelante una serie de reformas locales y regionales que se remonta al año 2015. Esas medidas constituyen nuevos desafíos en aspectos sociales, económicos políticos y de seguridad

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Saudi Arabia's King Salman bin Abdulaziz attends a virtual cabinet meeting announcing the country's 2021 budget, in Riyadh, Saudi Arabia December 15, 2020. Saudi Press Agency/Handout via REUTERS ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE HAS BEEN SUPPLIED BY A THIRD PARTY.
Saudi Arabia's King Salman bin Abdulaziz attends a virtual cabinet meeting announcing the country's 2021 budget, in Riyadh, Saudi Arabia December 15, 2020. Saudi Press Agency/Handout via REUTERS ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE HAS BEEN SUPPLIED BY A THIRD PARTY.

Transcurridos cinco años desde el comienzo de las políticas de reformas, los países del Golfo enfrentan una variedad de amenazas potenciales y reales que entrañan riesgos a su estabilidad social y comprometer el éxito en el desarrollo de las transformaciones económicas vitales para su prosperidad de cara al futuro. En dirección a ese escenario, la casa real saudita ha puesto en consideración con sus socios regionales un programa para los próximos 30 años que va más allá de las cuestiones de seguridad consideras históricas desde el advenimiento de la revolucion islámica en Irán, cuando su enemigo persa-chiita comenzó su expansionismo ideológico y territorial en 1979.

Así, sin dejar de lado aspectos fácticos en materia de amenazas militares iraníes de cara al cambio de gobierno en Washington y en la expectativa que genera la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca en el mundo árabe-islámico, otros elementos también son considerados, entre ellos, cuestiones globales como la pandemia generada por el virus chino, cuyo efecto puede impactar negativamente en la estabilidad política y económica de la región. El problema de salud generado por el covid-19 es el último desafío para los estados del Golfo, el virus y su impacto fue devastador en la economía global y la regional también se vio afectada.

Todos estos temas están siendo abordados por Arabia Saudita y sus socios en las reuniones del balance anual del CCPG, las conversaciones comenzaron el martes 15 y tendrán una duración de una semana. Los estados participantes declararon la importancia suprema de las mismas a través de sus cancillerías. Todos estos socios regionales de Washington trabajan en el diseño de un programa político que incluya soluciones duraderas a los problemas más urgentes. La seguridad ante la amenaza del Irán khomeinista encabeza los aspectos prioritarios junto al impacto del covid-19 y a cuestiones de la economía regional.

Según señalaron fuentes sauditas en un comunicado dado a conocer a la prensa árabe. El CCPG busca establecer lineamientos que den respuesta a los problemas que amenazan con inestabilidad política, social y económica aplicando en primer lugar medidas de salud necesarias a fin de neutralizar la pandemia por medio de la adquisición de millones de dosis de la vacuna de la farmacéutica Pfizer para resolver aspectos de la salud de sus pueblos.

El covid-19 modificó lo conocido en materia de salud en los países del CCPG, en consecuencia sus gobiernos convocaron a expertos en salud regionales e internacionales. La cooperación global y la diplomacia científica será una prioridad para los países del Golfo en materia de prevención de epidemias y respuesta a enfermedades de cara al año 2021. De acuerdo al comunicado de prensa del Consejo: “El CCPG llevará adelante la implementación de políticas de prevención y protección en materia de salud en el convencimiento que ella es un aspecto crítico y relevante tanto en política exterior, seguridad nacional como en el desarrollo del comercio”.

Los fondos no son un problema para los gobiernos que integran el Consejo dado que son los mayores productores mundiales de petróleo, todos han comprometido su aporte económico sin escatimar dinero para enfrentar al covid-19 durante 2021. El sector privado y la industria petrolera se ha plegado a ese compromiso para el aporte de recursos suficientes en apoyo de las estrategias planificadas para dar respuesta y solución a los problemas de salud de la región. Incluso cancillerías árabes sunitas se han mostrado contestes y favorables a una eventual colaboración con la población de Irán que está siendo diezmada por la pandemia y cuyo número de contagios y fallecidos nunca ha dado a conocer en forma real por el régimen khomeinista.

Los sunitas del Golfo están de acuerdo en brindar ayuda científica y médica bajo ciertos aspectos que deben ser motivo de un diálogo que colabore a descomprimir la escalada llevada adelante por el régimen khomeinista a pesar de ser Irán el enemigo mortal de sus países.

Las reformas políticas de los últimos diez años en los países sunitas han incluido también al sector de la educación para estimular e impulsar la tecnología y potenciar su economía. Por ello, la grave recesión provocada por el covid-19 estimulo en su dirigencia la idea de la importancia de diversificar las economías tradicionales dado que el virus chino también provocó un impacto negativo al imponer bloqueos en el normal ejercicio del comercio y la industria, lo cual dio lugar a una fuerte caída en los precios del petróleo, que a su vez genero una caída de magnitud en la demanda mundial.

Para los países del Consejo, el análisis de oportunidades en medio de la crisis económica y de salud no anuló la posibilidad de una transformación tecnológica que creció con la actividad de empresas del Golfo que se inclinaron por modelos de negocios innovadores, por ejemplo en la industria turística, a través de la opción digital. En ese aspecto, las iniciativas de los estados sunitas han sido varias con los Acuerdos Abraham (normalización de relaciones entre Emiratos Árabes Unidos y Bahréin e Israel firmado el 13 de agosto de 2020) donde el acercamientos con empresas tecnológicas israelíes se profundizó en la busqueda de expansión regional para fortalecer sus planes de crecimiento en el corto plazo.

En materia política, las conversaciones están mostrando un aspecto de suma excepcionalidad, algo que nunca antes había sido considerado hasta la llegada al trono del rey Salman bin Abdulaziz, a principios del año 2015. Fue allí cuando el nuevo monarca comenzó con la implementación de una serie de cambios y reformas que mostraron por primera vez un enfoque diferente en el liderazgo saudita.

Al arribo del nuevo monarca, el escenario saudita estaba fuertemente influenciado por aspectos regionales relacionados a las revueltas árabes, mal llamadas por occidente “primaveras árabes”. Sin embargo, Arabia Saudita y los países del CCPG supieron mantenerse al margen de esos eventos mostrando los cambios y la evolución de muchas voces en el campo de la religión. Ese punto favoreció la apertura del debate al interior del islám que fue útil en la neutralización del islám-político como elemento desestabilizador y dio lugar al inicio de cambios sustanciales en el discurso religioso. Este aspecto es sumamente relevante para entender las políticas actuales de Riad a nivel regional y global y representa una inclinación hacia el Islám despojado del aspecto político que había comprometido la estabilidad y seguridad de varios pueblos de la región influenciados por la corriente khomeinista-iraní, como los casos de Siria, Líbano, Irak y Yemen.

Así, Arabia Saudita se fue alejando de la Sahwa (despertar islámico en idioma español), cuyo punto máximo de expresión tuvo lugar entre los años 1980 y 2000, y mostraba un discurso religioso pétreo, cuya rigidez influyó de forma negativa en lo social. Los ataques terroristas del 11 de septiembre en los EE.UU. marcaron un punto de inflexión que dio lugar a un marcado giro en la posición de Arabia Saudita, a partir de esa fecha, el reino permitió las críticas a la Sahwa y comenzó a sancionar posturas religiosas extremas, aunque pagó alto precio por ello puesto que a partir de 2003, varios ataques terroristas tuvieron lugar en su territorio.

Para contrarrestar el radicalismo islamista, el reino consensuó con eruditos en materia de la Sahwa coordinando con ellos y ex clérigos a quienes libero de las cárceles para contrarrestar el wahabismo radical. Así, la relación entre eruditos y el gobierno se construyó sobre intereses mutuos: el estado usó la influencia religiosa contra el terrorismo local, mientras que los clérigos detenidos recuperaron su libertad bajo un acuerdo político-religioso. Ninguna de las partes rompió ese acuerdo y las cosas fueron por caminos positivos hasta el momento. Este ha sido un acierto del liderazgo político del rey como del príncipe heredero quienes lograron comprometer a la élite religiosa a sus intereses en favor de la seguridad interior y regional. El cambio de postura de los líderes sauditas sobre cuestiones políticas y religiosas posiciono al islam sunita de forma mucho más positiva y amistosa también con Occidente en consideración a lo que representa actualmente la expresión chiita del mundo musulmán

En los últimos quince años su posición en seguridad y políticas antiterroristas también evolucionó fuertemente en el Golfo debido a planes de educación en las escuelas donde se instrumentaron aspectos educativos novedosos sobre occidente sin la influencia rígida del pasado en materia religiosa. El nuevo liderazgo saudita jugó un papel sumamente relevante al estimular aspectos de formación en niños y jóvenes en edad escolar y creó nuevas instituciones para difundir mensajes que desarrollan este nuevo enfoque. El centro que combate la ideología radical “Ethidal” (Moderación en idioma español) que comenzó a funcionar en 2017 en el marco de la visita a Riad del presidente estadounidense saliente, Donald Trump, ha jugado un rol importante en esas reformas.

Las cuestiones de seguridad del reino se siguen abordando a través de aspectos normativos, leyes y reglamentos con los que se monitorea las redes sociales. El trabajo en la educación para alejar a los jóvenes de la violencia religiosa en redes sociales se enfoco también en dar a conocer la naturaleza destructiva del terrorismo para la sociedad, con ello se logró que el discurso violento religioso descienda exponencialmente. Ethidal trabaja en acciones y pedidos cuyo fin son los de separar la religión de la política para alcanzar soluciones a las controversias y disputas entre musulmanes y rechaza categóricamente los discursos de clérigos radicales, muchos de los cuales fueron apartados de sus mezquitas.

En la última reunión del Consejo realizada el miércoles pasado, Ethidal dio a conocer un documento innovador que fue celebrado tanto por Washington como por la Union Europea (UE) donde ratificó la dirección del enfoque que Arabia Saudita pretende darle al islám junto a sus socios del Golfo señalando que es “una grave violación a los preceptos religiosos no aceptado por la ley que cualquier musulmán, sea clérigo, académico o comunicador social legitime la violencia de las acciones terroristas con el fin de ganar poder político a traves de la utilización de preceptos religiosos del islám”.

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