Quién es el nuevo cabecilla de Al-Qaeda en el norte de África

Se trata de Abu Obaida Yusuf al-Annabi, quien reemplazó a Abdelmalek Droukdel luego de que fuera asesinado por fuerzas francesas en Mali en junio

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Abu Obaida Yusuf al-Annabi, un conocido veterano entre los grupos armados terroristas que causan estragos en el norte de África, se ha convertido en el nuevo líder de Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

Un argelino nacido en 1969, al-Annabi reemplazó en el puesto a Abdelmalek Droukdel luego de que este fuera asesinado por fuerzas francesas en Mali en junio, según informó en ese entonces el grupo de monitoreo SITE.

El nuevo cabecilla del grupo terrorista en la región era el jefe del Consejo de Dignatarios de AQMI y “también era uno de sus jefes de contacto con los medios”, dijo al medio Al Jazeera Laurence Bindner, cofundador del Proyecto JOS, que analiza la propaganda de los grupos armados en línea.

¨Él es quien juró lealtad en nombre del grupo a Ayman al-Zawahiri, el principal jefe de al-Qaeda, en 2011. Y es el autor de varias de sus principales declaraciones en los últimos años”, detalló Bindner.

El argelino ha aparecido en otros videos de propaganda del grupo, y en 2013 fue quien exigió que los musulmanes tomaran represalias contra la intervención de Francia en Mali.

Francia ha desplegado alrededor de 5.100 soldados en la región del Sahel, que atraviesa Mali, para luchar contra grupos armados, algunos aliados con al-Qaeda y otros con el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).

Abu Obaida Yusuf al-Annabi está en la lista negra de “terroristas internacionales” de Estados Unidos desde septiembre de 2015, según indica el Proyecto Contra el Extremismo. La decisión fue seguida por las Naciones Unidas al año siguiente. Se cree que todavía tiene su base en Argelia.

AQMI tuvo su concepción a fines de la década de 1990. Fue creado por yihadistas argelinos que, en 2007, prometieron lealtad a la red de Osama bin Laden. El grupo se ha atribuido responsabilidad de ataques contra tropas y civiles en la región del Sahel, incluído uno en 2016 contra un hotel y restaurante en Burkina Faso, que dejó un saldo de 30 muertos. AQMI también se atribuyó la muerte de la ciudadana suiza Beatrice Stoeckli, quien fue secuestrada en Tombuctú mientras trabajaba como misionera en 2016. Culpó de su muerte a un intento de “cruzados franceses” de liberarla.

Tropas francesas en el Sahel. Foto: REUTERS/Benoit Tessier

No obstante, analistas han anticipado que la legitimidad de al-Annabi como jefe de AQMI podría no ser reconocida como absoluta, particularmente entre los reclutas más recientes y más jóvenes.

¨Annabi es más conocido, al menos para mí, como propagandista y pseudoclérigo que como figura operativa”, dijo Alex Thurston, politólogo de la Universidad de Cincinnati que se centra en el Islam en el noroeste de África.

Nombrar a alguien sin la misma experiencia operativa que Droukdel me parecería una señal de debilidad”, agregó. Thurston describió a AQMI como “una organización que lucha por la relevancia y que carece de autoridad carismática”.

Luchas internas grupales

Los analistas del Proyecto Contra el Extremismo dicen que las relaciones de al-Annabi con su predecesor pueden haber sido tensas, otra señal potencial de divisiones estratégicas en las filas del grupo.

Eso, a su vez, podría complicar las relaciones de AQMI con Iyad Ag Ghaly, el tuareg (líder del pueblo bereber, originario de la región) de Malí que dirige el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes, un aliado nominal del grupo armado.

Si bien Ghaly ha jurado lealtad a al-Qaeda, tiene, al igual que otros grupos afiliados alrededo del mundo, una autonomía significativa. La decisión de al-Annabi de permitir o no que continúe ese nivel de autonomía determinará cómo evolucionará el grupo armado en los próximos años.

¨Siempre ha habido tensiones entre los combatientes sobre el terreno en el norte de Malí y un emir de AQMI extremadamente aislado en Argelia “, dijo Elie Tenenbaum, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.

Tenenbaum señaló que los primeros movimientos de al-Annabi serían clave para determinar cómo quiere posicionar a su grupo, sobre todo porque tendrán lugar en un momento en que los afiliados de al-Qaeda se enfrentan a los combatientes de ISIS por influencia en la región.

El investigador dijo que aún es incierto si al-Annabi nombrará nuevos jefes para las katibas, unidades de combate, y si modificará los vínculos con los aliados locales de AQIM.

Intercambio de prisioneros

También queda por ver cómo al-Annabi abordará las negociaciones con el gobierno de Malí, a las que Francia se opone ferozmente en su intento de ayudar a los gobiernos del Sahel a evitar las amenazas del grupo armado.

En una entrevista sin precedentes con el medio France 24 el año pasado, al-Annabi dejó en claro su deseo de que los prisioneros de AQMI sean liberados como parte de las conversaciones para liberar a Sophie Petronin, una rehén francesa capturada en Malí en 2016.

Sophie Petronin en su vuelta a Francia. Foto: REUTERS/Gonzalo Fuentes/Pool

Petronin fue liberada en octubre, cuando las autoridades de Malí liberaron a unos 200 prisioneros.

Tenenbaum dijo que para el gobierno de Malí, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes “aparece hoy como el grupo con el que puede hablar”, una posición que podría fortalecer la mano de Ghaly en la lucha contra ISIS.

Esto hace que sea poco probable que las luchas internas entre los grupos armados disminuyan en el corto plazo.

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