El régimen iraní anunció este lunes que, con el objetivo de revertir la tendencia al envejecimiento poblacional que atraviesa el país, el sector de salud público dejará de proveer anticonceptivos y realizar vasectomías.
Estadísticas locales muestran que la actual tasa de nacimientos en la teocracia islámica es de 1,7 niños por mujer, cifra que se encuentra debajo del 2,2 necesario para mantener los niveles demográficos actuales.
El director de la oficina de población y salud familiar del ministerio iraní, Hamed Barakati, le dijo a la televisión estatal que de continuar esta tendencia, un tercio de la población del país tendrá más de 60 años para el 2050. “Nos guste o no, nos convertiremos en un país avejentado”, expresó.
Los procedimientos y servicios continuarán estando disponibles en el sector privado, y en el público cuando el caso particular represente un riesgo a la vida de la mujer, agregó el funcionario.
El anuncio se enmarca en un plan más amplio por parte del régimen iraní para lograr incrementar la población, el cual está en marcha desde hace al menos una década y tiene al ayatollah Ali Khamenei al frente. Entre las acciones en este sentido se cuentan las limitaciones a servicios de planificación familiar, la creación de clínicas de fertilidad.
También el mensaje de que es seguro para las mujeres tener hijos cada 18 o 24 meses, el cual contrasta con lineamientos anteriores que hablaban de un período de tres a cinco años. Y desde 2013, como consecuencia de una serie de reformas en la materia, las mujeres obtienen licencias de maternidad de nueve meses, mientras que los padres reciben dos semanas.
Sin embargo, las tasas de nacimiento continuaron con su tendencia decreciente, algo que Bakarati atribuyó a la precaria situación económica en la que se encuentra al país: “Los hombres jóvenes no estarán dispuestos a casarse o tener hijos, aún si les damos un préstamo, mientras no se sientan seguros”, en término económicos, aseguró.
El funcionario también vinculó la situación a la decisión por parte de más mujeres de posponer el matrimonio en pos de su carrera académica y profesional, así como una aversión cultural a tener más de dos hijos. Según informó The Guardian, la edad promedio en que los iraníes tienen su primer hijo es de 29, mientras que, por ejemplo, es de 26 en Estados Unidos.
De esta manera, el régimen busca revertir una política que sus mismos miembros habían promovido décadas atrás, cuando la tasa de nacimientos era de siete por cada mujer.
En ese entonces, las autoridades iraníes estaban preocupadas de que la rétorica que buscaba incentivar los nacimientos -en concreto, la contribución de “soldados para el Islam”- culminara agotando los recursos fiscales y derivando en altas tasas de desempleo. En consecuencia, comenzó a subsidiar las mismas políticas anticonceptivas que han cancelado a lo largo de los últimos años.
El régimen ha buscado enemigos externos para culpar por lo que considera un problema de gravedad, al nivel de proclamarlo uno de seguridad nacional. Khamenei ha relacionado el declive en las tasas con la importación de la cultura occidental y asegurado que Irán debería aspirar a duplicar su población, que actualmente se cuenta en 80 millones.
Medios estatales han mencionado el arresto de investigadores demográficos, quienes han sido acusados de manipular estadísticas de fertilidad para “ocultar la magnitud de la crisis poblacional”.
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