La versión oficial de la masacre en Reynosa abre más interrogantes que respuestas: qué sucedió realmente en Tamaulipas

Una experta en narcotráfico analizó con Infobae México las diferentes versiones de lo que pudo haber ocurrido hace casi dos semanas en la ciudad fronteriza

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(Foto: Twitter @fgcabezadevaca)
(Foto: Twitter @fgcabezadevaca)

La detención de los supuestos responsables que perpetraron la masacre de 15 civiles inocentes en Reynosa, Tamaulipas, lejos de haber cerrado uno de los capítulos más negros en la historia de la entidad, parece que solo avivó más las especulaciones y las interrogantes.

A casi dos semanas del atentado contra la sociedad civil, que expertos y autoridades calificaron como un hecho “insólito sin precedentes”, las interpretaciones que han tratado de arrojar luz sobre los motivos han sido insuficientes, incluida la propia versión de las autoridades.

El único consenso al que han parecido llegar analistas de seguridad, periodistas y activistas en Derechos Humanos, es que lo sucedido en la ciudad fronteriza el pasado 19 de junio no tiene precedentes. El tipo de violencia que se había venido observando los últimos años en Reynosa obedecía a enfrentamientos entre grupos criminales que se disputaban la plaza, considerada el corazón neurálgico de la entidad por el tamaño de su población y su importancia económica, pero que rara vez se cobraba vidas inocentes.

Desde hace años los habitantes de Reynosa han creado redes de apoyo como #ReynosaFollow para evitar situaciones potenciales de riesgo que comprometan sus vidas y los hagan sumarse a los cientos de víctimas colaterales de los enfrentamientos entre cárteles. Quizá por eso cuesta entender el último ataque directo contra la población civil.

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Todo lo que se está diciendo es mera especulación. Las autoridades no nos han dado ninguna evidencia de que lo que están diciendo sea correcto. Están repitiendo una y otra vez que fue un calentamiento de la plaza”, dijo a Infobae México Guadalupe Correa Cabrera, analista experta en narcotráfico.

La versión oficial, respaldada por el gobernador Francisco Javier Cabeza de Vaca, detalló que gracias a la coordinación de uno de los mayores “despliegues operativos” se había logrado la oportuna detención de los primeros responsables que presuntamente estuvieron involucrados en la matanza de 15 civiles inocentes sin ningún tipo vínculo con la delincuencia organizada (eran albañiles, enfermeras, taxistas, comerciantes y estudiantes).

Entre los detenidos —hasta ahora van 25— se encontraba Jorge Iván Cárdenas Martínez, alias La Vaca, identificado como “jefe de plaza” del cártel en la ciudad de Río Bravo y presunto ejecutor de la masacre. Otro de los detenidos, identificado como Jonathan Balderas Rodríguez, aseguró desde la cama de un hospital que la embestida contra la población buscaba simple y llanamente “calentar la plaza”, y que tanto él como el resto de los sicarios habían seguido las órdenes de un individuo identificado como El Maestrín, presunto líder de una célula del Cártel del Golfo.

En el mundo del narcotráfico, cuando se dice “calentar la plaza”, lo que se quiere decir es que por motivos estratégicos un grupo criminal comete delitos de acto impacto en una determinada región para desviar la atención de autoridades estatales y federales. De acuerdo con el analista David Saucedo, el objetivo es cometer una serie de crímenes violentos para direccionar a las fuerzas de seguridad a regiones que controla el adversario y así aliviar la presión sobre zonas que son del interés propio.

Autoridades locales detuvieron a presuntos responsables de la masacre en Reynosa, Tamaulipas (Foto: Gob de Tamaulipas)
Autoridades locales detuvieron a presuntos responsables de la masacre en Reynosa, Tamaulipas (Foto: Gob de Tamaulipas)

Una de las tantas versiones sobre los motivos de la masacre respaldaría esta última hipótesis: la facción de Los Metros que controla Reynosa habría sido golpeada por la célula de los Ciclones, brazo armado de los Escorpiones, con el objetivo de desarticular los centros de distribución en el Puente Internacional Pharr. Ambas células nacieron como raíces del Cártel del Golfo, pero terminaron enemistadas.

Correa Cabrera, quien se desempeña como profesora en la Universidad de George Mason en Virgina, Estados Unidos, hizo hincapié en que las organizaciones de antaño que operaban a nivel regional ya no pueden seguir siendo consideradas como cárteles. Explicó que lo más preciso es referirse a ellas propiamente como células, puesto que cuentan con estructuras menos sofisticadas.

Sin embargo, la profesora recalcó que otra teoría tendría que ver más con un intento por desestabilizar la plaza, no tanto por intereses de logística criminal, sino con fines meramente políticos.

A ellos no les interesa estar calentado la plaza. Se dedican a otras actividades, no necesariamente ligadas al negocio de las drogas, como el tráfico humano y el robo de combustibles. No pueden dedicarse a todo. No tienen la capacidad. No hay que olvidar que son células. ¿Para qué calentar la plaza con una caravana? ¿Para llamar la atención del estado? ¿De las fuerzas federales? ¿Tú crees que ellos, que se dedican a extraer rentas, y que viven de sus negocios criminales en una determinada plaza, van a querer llamar la atención de las autoridades y de la comunidad internacional?”, cuestionó la maestra universitaria.

De acuerdo con las autoridades, el control del Puente Pharr ha sido el punto de disputa de las facciones del Cártel del Golfo
De acuerdo con las autoridades, el control del Puente Pharr ha sido el punto de disputa de las facciones del Cártel del Golfo

De todas las interpretaciones que han intentado dar cuenta de los motivos reales de la masacre, posiblemente la más inquietante fue la que dio el presidente del Comité de Derechos Humanos en Nuevo Laredo, Raymundo Ramos Vázquez, quien planteó, durante una entrevista para Aristegui Noticias, que la masacre pudo haber sido cometida por algún grupo paramilitar y no necesariamente de la delincuencia organizada, el cual habría “operado directamente bajo órdenes de funcionarios del gobierno del Estado”.

Los habitantes de Reynosa piensan que esto fue una especie de castigo por haber hecho perder al gobernador y a su partido Acción Nacional (PAN)”, dijo Ramos Vázquez. Esta explicación del activista, aunque fue respaldada por algunos familiares de los afectados, podría calificarse fácilmente como “descabellada” o incluso “exagerada”. No obstante, si ese fuera el caso tampoco se estaría tomando en cuenta la compleja situación política que actualmente vive Tamaulipas, y en particular la ciudad de Reynosa.

Francisco Javier García Cabeza de Vaca, actual gobernador de Tamaulipas, no solo cuenta con una orden de desafuero en su contra por parte del Congreso federal y una denuncia de la Fiscalía General de la República (FGR) por haber incurrido en delitos de narcotráfico (presuntos nexos con el Cártel del Golfo), lavado de dinero y defraudación fiscal equiparada. También está relacionado con un largo e íntimo historial que lo une inexorablemente a Reynosa, la misma ciudad que lo vio nacer.

Hay una pugna entre el congreso local y el congreso federal que tiene que ver más con cuestiones políticas. (García de Vaca) tiene mucho interés porque tanto él como sus familiares allegados son de ahí. Hay un interés importante por parte del gobernador y su familia por mantener un liderazgo político en la ciudad. Pierde el PAN y gana Morena, encabezada además por una rival política que alguna vez fue del mismo partido (Maki Ortiz). Siempre estuvieron enfrentados, pero ahora más que nunca... Después de perder las últimas elecciones, el hijo de Ortiz (Carlos Víctor Peña Ortiz) se quedó con Reynosa”, detalló Correa.

(Ilustración: Infobae México / Fuente: UIF)
(Ilustración: Infobae México / Fuente: UIF)

“No hay evidencias ni investigaciones, pero me parece que es posible que esto sea una cuestión política para calentar el estado y desestabilizar en particular al gobierno entrante”, sentenció Correa.

A todo esto hay que añadir el papel del Grupo de Operaciones Especiales de Seguridad Pública (GOPES), la policía estatal de Tamaulipas, que desde sus inicios, y sobre todo desde el arribo de Cabeza de Vaca, se ha visto manchada en reiteradas ocasiones por señalamientos que la vinculan con el crimen organizado y abusos de autoridad como extorsiones y desapariciones forzadas.

Algunos miembros de este escuadrón también fueron vinculados a la masacre de Camargo, donde fueron asesinados 19 migrantes centroamericanos en enero de 2021, cerca de la frontera entre México y Estados Unidos. Las polémicas más recientes vinculan a este grupo especial con la última matanza de Reynosa: se sabe que no acudieron de inmediato a los lugares donde se registraron los asesinatos. A eso se suma el “rumor” de que dos de los hombres que habían sido presentados como los supuestos responsables habían sido, al parecer, secuestrados y torturados intencionalmente por los GOPES para declararse culpables.

La delincuencia organizada nunca ha funcionado sola. Esto es muy importante considerarlo. Nunca vamos a ver criminales actuando solos, como esta retórica de buenos y malos que se presentó durante la administración de Felipe Calderón: los buenos son los policías federales que están con el presidente, y los malos son los que se pelean la plaza... Nada de eso, estamos hablando de grupos de la delincuencia organizada que operan bajo el auspicio de autoridades locales, estatales y federales”, puntualizó Guadalupe Correa.

¿Cómo vamos a creerle a una autoridad con una imagen tan deteriorada y con muchísimos problemas en el sistema judicial?”.

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