Viaje al pasado, trampolín al futuro

La memoria no es un fiel registro de las experiencias vividas, el cerebro crea, completa e inventa para darle forma al pasado y convertirlo en una historia

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El hipocampo (una zona del cerebro dedicada entre otras cosas a los recuerdos) tiene que armar el recuerdo con varias piezas que están en otros sectores del cerebro.
El hipocampo (una zona del cerebro dedicada entre otras cosas a los recuerdos) tiene que armar el recuerdo con varias piezas que están en otros sectores del cerebro.

Cada uno de nosotros, cuando miramos hacia nuestro pasado recuerda hechos y circunstancias diferentes. La memoria es selectiva y está impregnada por las emociones que tenemos, tanto sean positivas o negativas.

Para cada uno de nosotros los recuerdos son diferentes y están influenciados y a veces distorsionados por nuestros conocimientos, sentimientos y creencias actuales. La memoria original es casi inaccesible. Los eventos se modifican cada vez que los recordamos y los vamos adaptando a las circunstancias. No estamos desenterrando algo que sucedió en el pasado de manera neutral, sino que a veces lo que sabemos, creemos y sentimos en el presente, afecta nuestras evocaciones de lo que sucedió en el pasado.

Nuestros recuerdos sobre la fiesta de cumpleaños de hace 3 años son individuales y personales. Si llamamos a todos los que estuvieron presentes y les preguntamos que recuerdan de ese día, cada uno tendrá recuerdos diferentes y algunos, ni siquiera se acordarán que vinieron a nuestro cumpleaños y este mismo recuerdo dentro de 10 o 15 años también habrá sufrido modificaciones para todos nosotros.

La memoria no es un fiel registro de las experiencias vividas, el cerebro crea, completa e inventa para darle forma al pasado y convertirlo en una historia. El sistema no es perfecto, incluso los recuerdos del pasado se pueden ir transformando de acuerdo a la etapa de la vida en la que nos encontremos.

Cada vez que recordamos, el cerebro tiene que reinventar de nuevo lo vivido. El hipocampo (una zona del cerebro dedicada entre otras cosas a los recuerdos) tiene que armar el recuerdo con varias piezas que están en otros sectores del cerebro. El recuerdo de una experiencia concreta se compone de fragmentos de información que se guardan en lugares distintos del cerebro y cuando recordamos es porque estos pedacitos de información vuelven a unirse desde las diferentes partes del cerebro. Cuando evocamos una experiencia del pasado, parte de nuestro cerebro visual, parte de nuestro cerebro olfativo y/o gustativo intervienen en dicha evocación. Una vez que se reunifican estos segmentos de información, todas las piezas vuelven a unirse y eso es lo que experimentamos como recuerdo.

Por otro lado, y no menos importante, es que la memoria no solo está relacionada con el pasado, sino que también nos ayuda a formar el futuro. Nos permite concebir, pensar y diseñar lo que haremos con nuestra vida. Los científicos encontraron en el funcionamiento de la memoria, la conexión intima entre recordar el pasado e imaginar el futuro. Nuestro pasado, aquello que recordamos, tiene un impacto en la forma en que diseñamos y proyectamos nuestro futuro. La interpretación y el recuerdo de los hechos, delinean no solo cómo nos vemos, sino el camino y las decisiones que tomaremos más adelante. De ahí la gran importancia que tiene nuestro pasado y la forma en que lo recordamos.

Hay recuerdos que nos presentan dificultades o se transforman en obstáculos en sí mismos. Recuerdos que nos confirman que no podemos, que no sabemos o que no somos capaces para tal o cual cosa. Si podemos volver a esos momentos, o hablar con aquellos que compartieron esos días junto a nosotros, tal vez podamos tener una visión diferente de esos mismos acontecimientos, sobre todo porque los demás tienen recuerdos diferentes de ese evento.

Hoy sabemos que nuestra memoria es maleable y este dato nos puede ayudar a construir un nuevo recuerdo, ya sea con la ayuda de los demás o con una interpretación diferente de los hechos. Revisar nuestros recuerdos puede ayudarnos a diseñar un nuevo futuro.

Como decía Harold MacMillan: “Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá”.

(Foto: cortesía)
(Foto: cortesía)

*Psicóloga y escritora

Lo aquí publicado es responsabilidad del autor y no representa la postura editorial de este medio.