A 50 años de Love Story: la leyenda y la maldición de un clásico que rozó a Al Gore, Tommy Lee Jones y hasta Qassem Soleimani

En diciembre de 1970 la película protagonizada por Ali MacGraw y Ryan O’Neal se estrenó en dos salas de Nueva York, y de inmediato pasó a otras 166 salas en EEUU. Fue la sexta más taquillera en ese país y Canadá y es la novena más romántica en la historia de Hollywood. Cómo cambió la vida de quienes la hicieron

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Love Story, de Arthur Hiller, basada en la historia de Erich Segal, se estrenó el 16 de diciembre de 1970. (ITV/Shutterstock)
Love Story, de Arthur Hiller, basada en la historia de Erich Segal, se estrenó el 16 de diciembre de 1970. (ITV/Shutterstock)

Hay películas que cuentan historias de amor mucho más tristes (Amour, de Michel Haneke; Brokeback Mountain, de Ang Lee; Flores de fuego, de Takeshi Kitano) pero el dramón romántico por excelencia es, desde su estreno el 16 de diciembre de 1970, Love Story, de Arthur Hiller. A 50 años de su éxito de taquilla —ni siquiera el festejo de la Navidad abrevió las largas filas que se formaban para verla en los cines— basta con escuchar las primeras notas de la canción original para que a cualquiera que la haya visto se le erice la piel.

En los años de la guerra de Vietnam, poco después de los asesinatos de Martin Luther King Jr. y Bobby Kennedy, esta historia sin tiempo —la pérdida del amor: el día que la muerte los separa— ofreció una excusa decorosa para soltar un poco de estrés, llorar desconsoladamente en la oscuridad de la sala del cine.

Cuenta la relación entre un muchacho de familia rica que estudia derecho en Harvard, Oliver, protagonizado por Ryan O’Neal, y una muchacha de orígenes humildes que estudia música en Radcliffe College, una institución asociada a la universidad. Su amor supera todos los obstáculos —la diferencia de clase, el rechazo familiar, la estrechez económica— hasta que Jenny, interpretada por Ali MacGraw, es diagnosticada con una leucemia muy agresiva. No constituye spoiler porque así abre la película: Oliver recuerda a su esposa, muerta a los 25 años.

Así comienza Love Story, de Arthur Hiller.

“Era un cliché, pero funcionó”, dijo MacGraw a Town & Country, que reunió a los protagonistas por el aniversario. En efecto, el tema había sido honrado antes, tantas veces, en tantas artes, que sólo podía suceder lo que sucedió: se estrenó en dos salas de Nueva York y a la semana siguiente estaba en otras 166, y quedó como número uno durante tres meses mientras se seguían sumando cines.

Se convirtió en la sexta película más taquillera de Estados Unidos y Canadá, y cuando se estrenó en televisión, el 1 de octubre de 1972, fue vista en un récord de 27 millones de hogares, o 42,3 puntos de rating. Con ingresos por USD 130 millones en el mundo, Love Story rescató a Paramount Pictures de los problemas financieros que sufría entonces.

“Todo el mundo estaba completamente atónito por la recepción que tuvo, que fue inmediata”, siguió MacGraw. La noche del estreno el edificio Gulf and Western, en 1 Central Park West, hoy Trump International Hotel and Tower, iluminó sus ventanas para formar las letras L-O-V-E S-T-O-R-Y. “Al día siguiente había colas de una cuadra en todo el país, y luego en el mundo. Fue una locura”.

Se convirtió en la sexta película más taquillera de Estados Unidos y Canadá y cuando se estrenó en televisión fue vista en un récord de 27 millones de hogares. (Moviestore/Shutterstock)
Se convirtió en la sexta película más taquillera de Estados Unidos y Canadá y cuando se estrenó en televisión fue vista en un récord de 27 millones de hogares. (Moviestore/Shutterstock)

Aunque estuvo nominada a siete premios Oscar, sólo ganó el de música original, compuesta por Francis Lai; obtuvo seis Golden Globe, entre ellos mejor película, mejor director y mejor actriz.

Ícono cultural

No presenta persecuciones en autos veloces, desnudos ni psicópatas. Era un proyecto de presupuesto tan bajo que se podía intentar, y si nadie compraba una entrada para verla —era el año de Aeropuerto, M.A.S.H., Patton y Woodstock— no se perdía gran cosa. Aunque a veces, durante la filmación, el equipo técnico lloraba, nadie imaginó lo que iba a pasar, dijo MacGraw: “Yo era una desconocida, Ryan era una estrella de televisión, no había presupuesto”.

La frase más famosa de Love Story, “Amar significa nunca tener que decir ‘lo siento’”, no ha llevado con gracia el paso del tiempo: varias generaciones se han reído ya de su ñoñez y si algo ha caracterizado la prensa del aniversario en los Estados Unidos son las bromas al respecto. Pero eso mismo señala la perdurable popularidad de este ícono cultural, que incluso llegó a Los Simpsons.

En el episodio Catch ‘Em If You Can, de 2004, Homero y Marge miran la película con sus hijos. A la primera línea de Oliver, “¿Qué se dice sobre una chica de 25 años que ha muerto?”, Bart agrega: “Yo diría que la entierres antes de que comience a apestar”. Y cuando Jenny dice la famosa frase, Lisa se molesta: “No, no es eso. ¡Esta película es una babosada!”.

Ryan O'Neal y Ali MacGraw en el campus of Harvard, donde se filmó Love Story. (AP/Elise Amendola)
Ryan O'Neal y Ali MacGraw en el campus of Harvard, donde se filmó Love Story. (AP/Elise Amendola)

El propio O’Neal se burló de la frase en la comedia What’s Up, Doc?, en la que Barbra Streisand la cita y él le responde: “Es lo más tonto que escuché en la vida”.

El Instituto de Cine Estadounidense (AFI) la ubicó novena en su lista de películas más románticas de todos los tiempos, detrás de Casablanca, Lo que el viento se llevó, Amor sin barreras, La princesa que quería vivir, Algo para recordar, Nuestros años felices, Dr. Zhivago y Qué bello es vivir. Todos los años (con excepción de 2020, por la pandemia de COVID-19) los estudiantes de primer año de Harvard van a una proyección de Love Story, organizada por Crimson Key Society como una suerte de fiesta temática en la que todos comentan a los gritos la película que se filmó en el campus.

Algunos críticos, como el de The New York Times, la destrozaron: Vincent Canby, además de despacharla con el adjetivo kitsch, se lamentó por “todas las terribles imitaciones que inevitablemente la seguirán”. Roger Ebert fue más benévolo, aunque no con Erich Segal, autor del guión y de la novela que precedió al estreno: “La película Love Story es infinitamente mejor. Creo que tiene que ver con el buen gusto discreto de Arthur Hiller, su director”, escribió. “Lo interesante es que Hiller ha salvado la película sin cambiar nada sustancial del libro”, agregó: un mérito que 25 años después habría que reconocerle a Clint Eastwood por su película —otra de llorar— sobre Los puentes de Madison, de Robert James Waller.

La maldición del best seller

Love Story estuvo nominada a siete Oscar y ganó el de música original, compuesta por Francis Lai; obtuvo seis Golden Globe, entre ellos mejor película, mejor director y mejor actriz (Paramount/Kobal/Shutterstock)
Love Story estuvo nominada a siete Oscar y ganó el de música original, compuesta por Francis Lai; obtuvo seis Golden Globe, entre ellos mejor película, mejor director y mejor actriz (Paramount/Kobal/Shutterstock)

Segal, profesor en Yale, había escrito el guión luego de pasar un año sabático en Harvard, donde conoció a un estudiante que había perdido a su esposa por una enfermedad. En 1997 debió contradecir al vicepresidente Al Gore, quien comentó que él y su esposa Tipper eran los modelos de Oliver y Jenny: tomó algunos elementos de Gore, dijo a The New York Times, pero sobre todo de quien había sido su compañero de dormitorio en Harvard, el actor Tommy Lee Jones, quien tuvo un papel secundario en la película. Y si bien conoció a quien sería la esposa de Gore, nada de su personalidad dio forma a Jenny.

El guión había circulado por los estudios sin despertar interés. Robert Evans, ejecutivo de Paramount y novio de MacGraw, lo leyó sin mucho entusiasmo pero se lo pasó a la actriz, que buscaba un proyecto para solidificar el éxito que había tenido con Goodbye, Columbus, la película de Larry Peerce basada en el libro de Philip Roth.

“Cuando leí el guión por primera vez, me afectó profundamente. Pensé, ¿por qué estoy llorando? Es tan simplista, y mis gustos cinematográficos son, bueno, intensos, digámoslo así. Así que lo volví a leer, y me afectó del mismo modo”, recordó hace 10 años, en otra nota de Town & Country, por el 40 aniversario.

Evans tenía dudas, pero le sugirió a Segal que escribiera una novela a partir del guión y la lanzara antes. Así Love Story fue un best seller a comienzos de 1970 y un blockbuster a finales.

El actor Tommy Lee Jones y ex vicepresidente Al Gore, que compartían el dormitorio en Harvard cuando Erich Segal pensó en la historia, fueron parcialmente inspiración del personaje de Oliver. (Carolyn Contino/BEI/Shutterstock)
El actor Tommy Lee Jones y ex vicepresidente Al Gore, que compartían el dormitorio en Harvard cuando Erich Segal pensó en la historia, fueron parcialmente inspiración del personaje de Oliver. (Carolyn Contino/BEI/Shutterstock)

“Segal también escribía trabajos académicos sobre Platón y Plauto, y sus conferencias en Yale eran muy populares”, recordó NPR. Pero en 1972 la universidad le negó la titularidad en su cargo, una invitación a renunciar. La radio citó al humorista gráfico Garry Trudeau, creador de Doonesbury, ex alumno de Segal: “No fue justo. Pero no puedes vestirte con pantalones de cuero ajustados para charlar con celebridades en el programa de Johnny Carson el viernes a la noche y esperar que te tomen en serio en un aula el lunes a la mañana”.

Su Dama de las camelias le dio a Segal fama y fortuna: fue número 1 en la lista de los libros más vendidos de The New York Times y tuvo traducciones a 33 idiomas. Pero le quitó el prestigio entre sus pares: la novela fue eliminada de la lista de nominadas al Premio Nacional luego de que el jurado amenazara con renunciar, recordó Los Angeles Times. “Es un libro banal que simplemente no cuenta como literatura”, argumentó William Styron. Hasta su muerte, Segal siguió con su doble vida de autor popular —escribió una continuación de Love Story, Oliver’s Story— y académico en Princeton, Dartmouth, Brown y Oxford.

MacGraw y O’Neal, 50 años después

“Qué rápido pasaron los 50 años”, dijo O’Neal a Town & Country. Como ella, él era un joven con la carrera en el futuro y Love Story significó su salto de la televisión, donde protagonizaba la famosa Peyton Place, hacia la industria del cine. Paramount había pensado en Beau Bridges, Michael York o Jon Voight para el papel de Oliver, pero ninguno pudo o quiso: Segal, que conocía a O’Neal, lo propuso.

“Qué rápido pasaron los 50 años”, dijo Ryan O’Neal sobre el aniversario de Love Story, que protagonizó con Ali MacGraw. (AP/Elise Amendola)
“Qué rápido pasaron los 50 años”, dijo Ryan O’Neal sobre el aniversario de Love Story, que protagonizó con Ali MacGraw. (AP/Elise Amendola)

“La química se ha mantenido por sí misma durante 50 años”, comentó el actor su amistad con MacGraw, más duradera que las parejas de ambos, Joanna Moore, Leigh Taylor-Young y Farrah Fawcett, en el caso de él, y Robin Hoen, Evans y Steve McQueen en el de ella. En 2016 volvieron a trabajar juntos en la obra de teatro Love Letters, de A.R. Gurney.

O’Neal trabajó en películas notables como Barry Lyndon (de Stanley Kubrick), Paper Moon (Peter Bogdanovich) y Wild Rovers (Blake Edwards); MacGraw ganó otro Golden Globe por La huida y trabajó en las series de televisión The Winds of War y Dynasty. Las carreras de ambos se deterioraron desde la década de 1980; si bien los dos siguieron trabajando, nunca conocieron otro éxito como Love Story.

Él enfrentó batallas personales sobre todo con sus hijos (la más conocida, con la actriz Tatum O’Neil) y adoptó una segunda línea de trabajo con los negocios inmobiliarios; para ella el problema fue el alcohol y su segunda pasión, el yoga.

El éxito de Love Story convirtió en estrellas mundiales a los jóvenes Ali MacGraw y Ryan O'Neal. (Moviestore/Shutterstock)
El éxito de Love Story convirtió en estrellas mundiales a los jóvenes Ali MacGraw y Ryan O'Neal. (Moviestore/Shutterstock)

Sin la película que ella impulsó, dijo MacGraw, su carrera podría haber sido olvidada. “Me dio una posición en la industria para la cual yo no estaba preparada en absoluto. De pronto, todo el mundo te mira, todo el tiempo”, recordó, hace 10 años. La magnitud del éxito de la película la volvió célebre en el mundo entero: “Hasta el día de hoy viajo mucho, y la gente se me acerca y me pregunta cuándo voy a hacer otra Love Story”.

La experiencia de O’Neal fue similar, según ironizó: “Cada vez que iba a un restaurante en cualquier parte del planeta, la banda comenzaba a tocar el tema de Love Story”. La reverberación de esa música ha sido tan anchurosa que llegó a sonar en el funeral del máximo líder militar del régimen iraní Qassem Soleimani en Teherán, en enero de 2020. “Puede ser más por su sentimentalismo que porque la película sea muy conocida en Irán”, advirtió BBC Monitoring.

“Pero es la historia en sí misma lo que conmovió a la gente”, dijo MacGraw. “Me sigue asombrando que lo haga”. Quizá Ebert sintetizó, en su momento, una razón simple para eso: “La película trata sobre la vida, no sobre la muerte”, escribió. “Por supuesto que nos emociona el final. ¿Por qué no?”.

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