El operador del Queen Mary, célebre hotel flotante del puerto de Los Ángeles, pidió la bancarrota

La pandemia de coronavirus acabó con el turismo y amenaza el futuro de esta nave de 85 años y mayor longitud que el Titanic. Ni su presunta abundancia de fantasmas pudo mantenerlo en actividad

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El operador del  el Queen Mary, famoso hotel flotante del puerto de Los Angeles, solicitó la bancarrota. (queenmary.com)
El operador del el Queen Mary, famoso hotel flotante del puerto de Los Angeles, solicitó la bancarrota. (queenmary.com)

Eagle Hospitality Trust, la firma de inversiones que opera el Queen Mary, famoso hotel flotante del puerto de Los Ángeles, y posee otros 26 hoteles, solicitó la bancarrota. Es una señal de la incertidumbre que causa la nueva ola de coronavirus en California, que hasta el 25 de enero mantuvo a buena parte de sus 40 millones de habitantes con recomendación de quedarse en sus casas. Y también representa el enésimo problema del buque de 85 años estacionado en la costa de Long Beach, célebre por su historia y por un presunto camarote embrujado.

El Queen Mary era la joya de la corona en el centro de Long Beach, que es el puerto de Los Angeles: tiene playa, marina, acuario, un parque ribereño con un antiguo faro y un centro comercial con cines y restaurantes. O tenía: desde mayo, todo ha estado cerrado —excepto los espacios al aire libre— por la pandemia de COVID-19 y el turismo se congeló. Eagle Hospitality Trust, creado en 2019 para operar por 66 años el barco que pertenece a la ciudad, esperaba desarrollar un área de 26 hectáreas a su alrededor, informó Los Angeles Times: un emprendimiento comercial llamado Isla del Queen Mary, de USD 250 millones.

Pero décadas antes de que la concesión llegara a su término, a un año del coronavirus, Eagle Hospitality se presentó ante la justicia comercial para solicitar la bancarrota, tras encontrar imposible de cubrir USD 500 millones en desembolsos.

El crucero de 1934, con mayor eslora que el Titanic, iba a estar en el centro de un desarrollo turístico de 26 hectáreas, Isla del Queen Mary. (queenmary.com)
El crucero de 1934, con mayor eslora que el Titanic, iba a estar en el centro de un desarrollo turístico de 26 hectáreas, Isla del Queen Mary. (queenmary.com)

“El mercado hotelero ha sido completamente devastado por la pandemia de COVID-19 y 2020 quedará en la historia como el peor año en su desempeño”, dijo al periódico de Los Angeles Alan Reay, fundador de Atlas Hospitality Group. Si no hubo más pedidos de quiebra durante el año solo fue porque muchos acreedores aceptaron postergar los pagos de los créditos que se les debían a la espera de alguna recuperación económica.

“Esto puede ser un indicador temprano de lo que pasará en 2021, a medida que ciertos acreedores decidan dejar de extender los plazos o les preocupe que dar más tiempo sólo va a erosionar aun más los valores”, agregó Reay.

Per9 aun si en 2020 solo pidieron la bancarrota dos empresas hoteleras con más de USD 50 millones de pasivo, “sigue siendo el máximo desde 2012, cuando hubo cuatro solicitudes”, estableció Bloomberg. El récord anterior había sido en 2009, consecuencia de la gran crisis global que comenzó en los Estados Unidos con las hipotecas subprime el año anterior: hubo 10 casos.

El Queen Mary está estacionado en el centro de Long Beach, que es el puerto de Los Angeles, en un área con playa, marina, acuario, un parque ribereño con un antiguo faro y un centro comercial con cines y restaurantes. (queenmary.com)
El Queen Mary está estacionado en el centro de Long Beach, que es el puerto de Los Angeles, en un área con playa, marina, acuario, un parque ribereño con un antiguo faro y un centro comercial con cines y restaurantes. (queenmary.com)

Las dificultades de operar el Queen Mary no son nuevas: un estudio de 2017 recomendó una restauración de casi USD 290 millones, en buena medida solo para evitar que el transatlántico de 300 metros de longitud, 12 puentes y un interior Art Deco se inundara. Algunas de sus 314 habitaciones —que eran los camarotes de primera en el diseño original del barco construido en Escocia al comienzo de la década de 1930— fueron renovadas en los últimos años, como también sus tres restaurantes.

El transatlántico botado en 1934, que con su eslora mayor a la del Titanic fue el barco de lujo de Cunard-White Star Line durante una década, produjo USD 205,3 millones por año como hotel y generó 2.224 empleos en el condado de Los Angeles. El municipio de Long Beach licitó su administración a diferentes empresas, entre ellas Walt Disney Co, que en 1990 intentó crear un parque de diversiones con temática marina de USD 3.000 millones. Pero a los dos años canceló todo para construir, junto al Disneyland original, el parque California Adventure.

Hubo otros dos contratos cancelados abruptamente y luego la crisis de 2008 golpeó a la nave en la que viajaron la Reina Madre, los duques de Windsor (Wallis Simpson y Eduardo VIII, quien abdicó por ella), Winston Churchill, Dwight Eisenhower, Jackie Kennedy, Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor y Fred Astaire, entre otros poderosos y celebridades. Durante la recesión las reservas en el Queen Mary se redujeron al 50% y apenas lograron cubrir el mantenimiento.

Los duques de Windsor, Wallis Simpson y el rey que abdicó por ella, Eduardo VIII, viajaron a bordo del Queen Mary. (Wikipedia)
Los duques de Windsor, Wallis Simpson y el rey que abdicó por ella, Eduardo VIII, viajaron a bordo del Queen Mary. (Wikipedia)

Para recuperarse una vez más, el hotel flotante terminó en 2018 la renovación y la expansión del camarote B340, al que se han dedicado episodios enteros de programas de televisión como Ghost Hunters y Most Haunted por sus extraños ruidos y actividades nocturnas inexplicables. En la habitación de USD 499 por noche murió asesinada una niña y los que creen en fantasmas lo han reconocido como el punto de mayor actividad paranormal del transatlántico.

El RMS Queen Mary llevaba más de 2.000 pasajeros de una orilla a otra del Atlántico norte, a más de 50 kilómetros por hora y en una nube de boatos llamativa en su época. Su gran comedor ascendía tres pisos —tenía también otros restaurantes— y fue el primer barco de esta clase que tuvo una capilla.

Durante la Segunda Guerra Mundial su mobiliario lujoso fue almacenado en las bodegas para que pudiera transportar las tropas británicas, a razón de 15.000 por viaje. Primero navegó de Australia y Nueva Zelanda hasta el Reino Unido y luego desde los Estados Unidos hasta Europa; en una ocasión una ola enorme puso en peligro el barco y en ese episodio se inspiró Paul Gallico para escribir La aventura del Poseidón, que fue filmada por Ronald Neame en el mismo Queen Mary. En total llevó casi 800.000 soldados.

Durante la Segunda Guerra Mundial el Queen Mary transportó tropas: aquí a su llegada desde Europa a Nueva York en 1945. (US Navy)
Durante la Segunda Guerra Mundial el Queen Mary transportó tropas: aquí a su llegada desde Europa a Nueva York en 1945. (US Navy)

Después de la guerra volvió a navegar con pasajeros, hasta que al cabo de casi 20 años el mercado turístico, centrado en los aviones, volvió antieconómica su operación. Cuando se anunció su venta, la oferta del puerto de Los Angeles, para convertirlo en atracción turística, evitó que el Queen Mary terminase en manos de una empresa chatarrera de Japón. No obstante, el Servicio Guardacostas se deshizo de mucho de su interior: calderas, máquinas, generadores, una de las dos piscinas y todos los camarotes excepto los de primera clase.

En 2008 la revista Time incluyó al barco entre los 10 mejores lugares embrujados, con más de 50 fantasmas en actividad. Una mujer delgada que baila sola en el Salón de la Reina y un pianista que la acompaña; un joven muerto haciendo el mantenimiento de la sala de máquinas, junto a la puerta 13; seres invisibles que chapotean en la piscina, cuya agua se mueve sin que haya nadie: esos son los presuntos espectros más famosos del Queen Mary que —desde luego— se alentaban en en tours antes de la pandemia.

Por ahora la alcaldía de Long Beach está más preocupada por la presencia real en los tribunales de un expediente de bancarrota parra Eagle Hospitality. “La empresa tiene una obligación de largo plazo para asegurar el mantenimiento y la operación de este activo de la ciudad”, expresó un comunicado. En febrero el consejo municipal se reunirá para discutir la situación del Queen Mary.

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