Recorría el río en kayak cuando se encontró con una desagradable sorpresa

Un grupo de canoístas que frecuentemente hacen expediciones para limpiar el Río Fox cerca de Chicago tropezaron con un macabro hallazgo, pero "tarde o temprano iba a pasar", dijo uno de ellos

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Llevan años navegando en kayak por el río, y con frecuencia salen en expediciones para limpiarlo de la basura que pueda hacerles daño a los peces y a los animales y afectar la belleza natural, pero nunca habían tropezado con algo así.

Cerca de Chicago, en el río Fox, un grupo de nueve amigos del grupo Prairie State Canoeists estaban recorriendo el tramo que va de Montgomery rumbo sur hacia Oswego, cuando cuatro de ellos llegaron a una islita en medio del cauce.

En el tramo del río Fox que va de Montgomery a Oswego, al oeste de Chicago, George Stenitzer (en la foto) y Doug Bosco hallaron los restos humanos.
En el tramo del río Fox que va de Montgomery a Oswego, al oeste de Chicago, George Stenitzer (en la foto) y Doug Bosco hallaron los restos humanos.

Encallaron sus kayaks y empezaron a hacer lo de siempre, buscar bolsas plásticas, neumáticos y desperdicios de todo tipo.

No había pasado mucho tiempo cuando Doug Bosco, en el lado oeste de la isla, se acercó a un tronco caído que retenía casi todo lo que arrastraba la corriente.

Doug Bosco, en otro momento de su pasión por el kayak, esta vez en el río Wisconsin.
Doug Bosco, en otro momento de su pasión por el kayak, esta vez en el río Wisconsin.

Había una bota trabada en los restos del árbol, y no era la primera vez que se encontraba una bota. Fue a jalarla, y a medida que iba sacándola se dio cuenta de que dentro tenía un calcetín.  Y entonces lo vio: también tenía un hueso humano.

Miró un poco más allá, y vio una calavera.  Aunque no quiso mirar mucho, según dijo a Beacon News, notó que le quedaban algunos dientes.

De inmediato llamó a George Stenitzer, otro de los canoistas.

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Empezaron a escarbar el fango y no había muchos huesos.  Caminaron un poco por los alrededores, buscando restos de alguna casa de campaña, o una hamaca, y tampoco apareció nada.  Llegaron a la conclusión de que el cadáver había sido arrastrado río abajo y terminó en la islita.

"Cada vez que veía una bota virada, pensaba que tarde o temprano iba a pasar algo así", le dijo Bosco a la emisora local WSPY FM 107.1.

Los investigadores de la oficina del Sheriff del Condado de Kendall, donde está localizada la isla, dicen estar trabajando de cerca con los médicos forenses locales.  Parte de los restos fueron enviados a la Universidad Loyola, donde especialistas maxilofaciales trabajan en la identificación.

Las autoridades también están pidiendo ayuda a la ciudadanía para conocer casos de desaparición que puedan llevar a identificar a quién pertenecen los restos humanos.

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