Un difunto satélite de la NASA caerá a la Tierra: hay incertidumbre sobre cuándo y dónde podría ocurrir

La mayor parte del satélite de 300 kilogramos debería quemarse al regresar, pero se espera que algunas partes sobrevivan

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RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) (NASA via AP)
RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) (NASA via AP)

Se espera que un viejo satélite de la NASA caiga a la Tierra esta semana, pero los expertos que rastrean la nave espacial dicen que las posibilidades de que represente algún peligro son bajas.

El difunto satélite científico conocido como Rhessi caerá en picada a través de la atmósfera el miércoles por la noche, según la NASA y el Departamento de Defensa.

La NASA dijo el martes que la ubicación de reingreso no se revelará, dada la incertidumbre persistente sobre cuándo y dónde podría caer. La mayor parte del satélite de 300 kilogramos debería quemarse al regresar, pero se espera que algunas partes sobrevivan.

La agencia espacial dijo en un comunicado que el riesgo de que alguien en la Tierra resulte dañado por la caída de piezas de satélite es “bajo”, aproximadamente 1 en 2.467.

Rhessi, abreviatura de Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager, entró en órbita en 2002 para estudiar el sol.

Antes de cerrarse en 2018 debido a problemas de comunicación, el satélite observó erupciones solares y eyecciones de masa coronal del sol. Capturó imágenes en rayos X de alta energía y rayos gamma, registrando más de 100.000 eventos solares.

El satélite de Sally Ride

Sally Ride (AP)
Sally Ride (AP)

En enero, después de casi 40 años dando vueltas alrededor de la Tierra, un satélite retirado de la NASA atravesó inofensivamente la atmósfera y cayó frente a la costa de Alaska.

El Departamento de Defensa confirmó que el satélite —puesto en órbita en 1984 por la astronauta Sally Ride— reingresó al planeta sobre el mar de Bering, a unos cientos de kilómetros de Alaska, y no se reportaron heridos o daños por la caída de escombros.

La NASA dijo que esperaba que la mayor parte del satélite de 2.450 kilos (5.400 libras) se quemara en la atmósfera, pero que algunas piezas podrían sobrevivir.

El transbordador espacial Challenger puso el satélite en órbita y la primera mujer estadounidense en el espacio lo liberó. El satélite midió el ozono en la atmósfera y estudió cómo la Tierra absorbía e irradiaba energía del sol, antes de ser retirado en 2005, mucho más allá de su vida útil prevista.

(Con información de AP)

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