Brasil es la nueva ruta principal del narcotráfico que llega a Europa a través de África

El Informe Anual sobre Drogas del Ministerio del Interior italiano expuso que los envíos de cocaína desde el gigante sudamericano entre 2015 y 2021 fueron el 70% del total. Lo siguen Ecuador y Colombia

Compartir
Compartir articulo
Personal de la marina y la policía federal de Brasil son vistos mientras el buque Palmares 1, que, según la Armada de Brasil, fue incautado con cocaína, es remolcado en el mar frente a la ciudad de Recife, estado de Pernambuco, Brasil, el 19 de septiembre de 2023. Marinha do Brasil/Handout via REUTERS
Personal de la marina y la policía federal de Brasil son vistos mientras el buque Palmares 1, que, según la Armada de Brasil, fue incautado con cocaína, es remolcado en el mar frente a la ciudad de Recife, estado de Pernambuco, Brasil, el 19 de septiembre de 2023. Marinha do Brasil/Handout via REUTERS

La incautación récord la semana pasada de 3,6 toneladas de cocaína en aguas de Pernambuco, en el noreste de Brasil - la mayor de la historia del país en aguas abiertas- confirmó lo que los informes antidroga de la policía europea han denunciado con insistencia en los últimos meses. El gigante latinoamericano se ha convertido en el principal puerto de salida de la cocaína hacia África, desde donde llega después a diversos destinos de Europa. La incautación tuvo lugar en alta mar, a 33 km de la capital del estado, Recife. El pesquero, Palmares 1, con una tripulación de cinco personas a bordo, debía llegar a la costa africana. Había partido del puerto de Itajaí, en el estado de Santa Catarina, al sur del país, de donde recientemente han partido otras embarcaciones cargadas de cocaína interceptadas tanto en África como en España, lo que demuestra cómo los narcotraficantes brasileños cambian cada vez más sus puertos de salida. Además de utilizar hub históricos como el puerto de Santos o Río de Janeiro, en los últimos meses ha aumentado el uso de puertos más pequeños como Suape, en Pernambuco, São Sebastião, en la costa de San Pablo, Vila do Conde, en Pará, e Ilheus, en Bahía, para evitar los controles. Pero, sobre todo, la noticia según el Informe Anual sobre Drogas del Ministerio del Interior italiano es que los envíos de cocaína desde Brasil a través de África entre 2015 y 2021 fueron el 70% del total, seguidos por Ecuador (el 14%) y Colombia (el 11%). En los principales puertos de Brasil se incautaron 66,9 toneladas de cocaína durante 2019, frente a las 33 toneladas del año anterior, lo que indica cómo hierve el mercado.

La elección de África no es casual. Los narcotraficantes brasileños, en particular el principal grupo criminal, el Primer Comando de la Capital (PCC), han empezado a utilizar este continente por la facilidad de sus movimientos. Gracias a una red de apoyos locales alimentada por la corrupción y el apoyo de los principales corredores de cocaína de la mafia italiana, especialmente la ‘ndrangheta calabresa, ahora presente en todo el continente africano, la coca que llega a Brasil desde Bolivia y Perú alcanza los ricos mercados de Europa sin mucho control a través de África. Todos se benefician. Actualmente el PCC gana una media de mil millones de reales anuales con la cocaína, unos 200 millones de dólares, mientras que al menos el 66% del presupuesto de la ‘ndrangheta procede del negocio de esa droga, lo que supone un beneficio medio de unos 44.000 millones de euros al año. Según uno de los más importantes fiscales italianos antimafia, Nicola Gratteri, la cocaína que la ‘ndrangheta llega a pagar a 1.200 euros (1.274 dólares) el kilo en América Latina vale, una vez en Italia, hasta 30 mil euros (casi 32 mil dólares)el kilo.

No es casualidad que el PCC también decidiera hace algún tiempo enviar a sus emisarios de mayor confianza al continente africano. El caso más llamativo fue el de Gilberto Aparecido dos Santos, conocido como Fuminho, mano derecha del líder del PCC Marcos Willians Herbas Camacho, aka Marcola. Fugitivo desde hace 21 años, Fuminho fue detenido en Mozambique en 2020, donde se encontraba en tránsito, junto con dos miembros de la mafia nigeriana. Durante dos años, según las investigaciones, el narcotraficante brasileño se había instalado en Sudáfrica, desde donde pretendía crear una red logística para todo el continente similar a la que había logrado crear para el puerto de Santos. Sudáfrica es también uno de los principales destinos de inversión de la ‘ndrangheta y de la mafia siciliana para el intercambio de diamantes y cocaína, como demuestra el caso del mafioso de la Cosa Nostra Vito Roberto Palazzolo, detenido en Bangkok (Tailandia) en 2012. Prófugo desde 1986, Palazzolo, más conocido en Sudáfrica como Robert Von Palace Kolbatschenko, según la investigación había construido con el tiempo un imperio que incluía unas 70 propiedades entre Namibia y Sudáfrica y los manantiales de Franschhoek, cerca de Ciudad del Cabo, cuya agua llenaba las botellas que se servían a bordo de los aviones de la aerolínea nacional sudafricana.

Se ven paquetes dentro del buque Palmares 1, que, según la Armada de Brasil, fue incautado con cocaína, en el mar frente a la ciudad de Recife, estado de Pernambuco. Marinha do Brasil/Handout via REUTERS
Se ven paquetes dentro del buque Palmares 1, que, según la Armada de Brasil, fue incautado con cocaína, en el mar frente a la ciudad de Recife, estado de Pernambuco. Marinha do Brasil/Handout via REUTERS

La ruta atlántica es crucial para la cocaína de los narcotraficantes brasileños y países como Ghana, Costa de Marfil, Angola, Namibia y Guinea Bissau se han convertido en centros neurálgicos del transporte por mar desde el gigante sudamericano con la ayuda de la ‘ndrangheta. En Abiyán operó durante muchos años el jefe calabrés Bartolo Bruzzaniti, propietario de varias pizzerías en Costa de Marfil con socios libaneses ya implicados en el tráfico de drogas y el blanqueo de dinero. Prófugo, fue detenido el pasado mes de julio en Líbano. Bruzzaniti pertenecía al clan de la ‘ndrangheta de los Bruzzaniti-Morabito-Palamara de Africo, el mismo que el traficante de cocaína Rocco Morabito, detenido en Brasil en João Pessoa, estado de Paraiba, en 2021. Su socio Pietro Fotia, antes de ingresar en prisión el pasado mes de mayo, había prometido al PCC armas de gran calibre procedentes de Pakistán. En 2018, las autoridades italianas habían descubierto que también el jefe de la ‘ndrangheta Giuseppe Romeo, conocido como Maluferru, tenía intereses en Costa de Marfil. La operación Spaghetti Connection reveló que la cocaína salía del puerto de Santos, en Brasil, pasaba por Abiyán y llegaba finalmente a Amberes, en Bélgica.

Ante la imposibilidad de vigilar sus 16.000 kilómetros de frontera e impedir la entrada de cocaína, Brasil empezó a invertir en la vigilancia de la salida de drogas, especialmente en los puertos. Desde abril de 2016, una ordenanza de la Agencia Federal de Aduanas del Puerto de Santos, el mayor de América Latina, estipulaba que todos los containers con destino a países europeos debían ser escaneados. En 2019, un nuevo texto estipuló la inspección obligatoria de la carga con destino a África. Sin embargo, el pasado mes de marzo, la Operación Hinterland de la Policía Federal brasileña demostró cómo otros puertos brasileños requieren ahora la misma atención que el puerto de Santos. La operación desmanteló una red que enviaba al menos 17 toneladas de cocaína a Europa a través de África desde el puerto de Itajaí y Rio Grande, en el sur del país. El 30 de noviembre del año pasado, un pesquero que navegaba desde el sur de Brasil hacia Europa fue interceptado por un buque de la armada francesa frente a las costas de Guinea Bissau con 4,6 toneladas de cocaína a bordo, valoradas en 150 millones de euros (casi 160 millones de dólares). Fue una de las 13 remesas realizadas por la red descubierta por la Operación Hinterland. Es importante recordar que poderosos políticos locales como Malam Bacai Sahná Júnior, hijo del ex presidente de Guinea Bissau detenido en Tanzania en 2022 por la agencia antidroga estadounidense, la DEA, mantienen desde hace tiempo relaciones con la ‘ndrangheta.

Sin embargo, la operación brasileña Hinterland reveló una información sorprendente. A saber, que el corazón de esta red criminal era una empresa de logística entre las más valoradas para asumir la gestión del puerto de Itajaí. La policía descubrió que la cocaína producida en Bolivia se enviaba a Brasil desde un proveedor de Paraguay a través de la frontera de Ponta Porã, en el estado de Mato Grosso do Sul. Desde allí se transportaba en camiones hasta Rio Grande do Sul y Santa Catarina, y se almacenaba en empresas o depósitos de la organización criminal cerca de los puertos de Rio Grande e Itajaí. A continuación, la droga se introducía en contenedores sin conocimiento de sus propietarios. Después, partían hacia África. Según informó el sitio brasileño de noticias G1, el principal comprador de drogas de la organización criminal en Europa era el ciudadano albanés Armando Pacani, que también vivió durante un breve periodo en Brasil. Prófugo, según Europol se encuentra en Dubai. A la prensa brasileña, su abogado defiende su inocencia, añadiendo que la decisión de incluirlo en la lista de Interpol se basó en pruebas que, según él, se obtuvieron ilegalmente al abrir mensajes cifrados de Sky ECC sin autorización de la empresa.

El buque Palmares 1. Marinha do Brasil/Folleto vía REUTERS
El buque Palmares 1. Marinha do Brasil/Folleto vía REUTERS

Además de la ruta atlántica, la cocaína también se transporta a Europa a través de África Occidental y Norte de África, explotando las regiones poco controladas del Sáhara y del Sahel. Operaciones recientes han descubierto también auténticas “autopistas” del narcotráfico que atraviesan el continente africano, trazando rutas de doble sentido a través de las cuales se transporta cocaína a Europa y hachís, producido en Marruecos, a América Latina. El hachís se utiliza como moneda de cambio para los envíos de cocaína. En concreto, el hachís, tras ser cargado en el Sáhara Occidental, se envía a puertos marítimos de Brasil, Guayana Francesa o Surinam. El transporte por vía aérea, principalmente a través de mulas procedentes de Brasil o de países africanos, también es fundamental en esta nueva ruta. Una de las rutas aéreas consideradas más críticas para el tráfico de cocaína es el vuelo semanal de Fortaleza a Praia, en la isla de Cabo Verde, donde opera desde hace tiempo el clan Mancuso de la ‘ndrangheta.

Desafortunadamente, como ya han enseñado las mafias italianas, África, debido a la extensión de la corrupción y la inestabilidad política, tiene un enorme potencial para actividades ilícitas que ahora también el PCC brasileño podría explotar. Recordemos el tráfico de residuos, incluidos los radiactivos, con los que la “ndrangheta” llenaba los barcos y luego los hundía frente a las costas de Somalia en los años noventa, el tráfico de armas y, más recientemente, la explotación ilegal de las minas de coltán, mineral esencial para los teléfonos móviles de última generación, y, por último, también el tráfico de migrantes.

A principios de septiembre, el gobierno brasileño anunció nuevas normas para la concesión de visados temporales y permisos de residencia a los ciudadanos de los nueve países de habla portuguesa. Además de Portugal, están incluidos en la medida Angola, Cabo Verde, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental. La medida forma parte del Acuerdo de Movilidad entre los Estados miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, firmado en Luanda (Angola) el 17 de julio de 2021. Bastará con demostrar que se trabaja y se tiene dinero para mantenerse para entrar en Brasil y obtener una residencia de dos años. Entre las novedades está el hecho de que la autorización de residencia se concederá inmediatamente a quienes ya estén en Brasil “independientemente del estatus migratorio con el que entraron”, reza la ordenanza. Como explica a Infobae Marcus, uno de los cerca de 18.000 angoleños que viven en Brasil, “el problema es que, debido a la corrupción, Angola se ha convertido en el país africano donde es más fácil obtener un pasaporte aunque no seas angoleño. Vivo en Brasil desde hace cinco años y la mayoría de los que he conocido como angoleños no lo son, sólo tienen pasaporte angoleño”. El pasado mes de julio, la embajada portuguesa en Luanda había denunciado la “proliferación de una red de individuos” dedicados a falsificar documentos para obtener visados para Lisboa.

Esta nueva apertura migratoria de Brasil hacia muchos países africanos que, lamentablemente, también forman parte de las rutas del narcotráfico, corre el riesgo de costar caro a la seguridad nacional del gigante latinoamericano, como ilustra el caso de Ecuador. El país, que al igual que Brasil no produce cocaína pero es un importante centro logístico, vive una ola de violencia sin precedentes debido al narcotráfico dominado no sólo por los cárteles mexicanos y colombianos, sino también por las mafias italianas y balcánicas. Son precisamente los criminales albaneses los que más se han beneficiado de la Nueva Constitución que el entonces presidente Rafael Correa quiso aprobar en 2008. Correa creó el estatuto de la “Ciudadanía Universal” suprimiendo los visados de entrada al país. Esto permitió a decenas de ciudadanos albaneses, muchos de ellos con antecedentes penales y huidos de Europa, instalarse sin problemas y trasladar sus actividades delictivas a Ecuador, contribuyendo a la emergencia de seguridad en la que se encuentra hoy ese país.