
'Journal of Marine Science and Engineering' ha publicado un nuevo estudio que aporta un descubrimiento clave para la conservación marina, la primera descripción formal de algunos de los sonidos que componen el dialecto vocal de la orca ibérica, una población considerada en 'peligro crítico' por la UICN.
El estudio, liderado por el doctor Javier Almunia (ULL), y en colaboración con Loro Parque Fundación y CIRCE, representa un hito científico y abre la puerta a nuevas líneas de investigación sobre comunicación, comportamiento y protección de esta población única.
Durante más de dos décadas, Loro Parque Fundación ha colaborado estrechamente con CIRCE para estudiar y proteger a estas orcas, que se han hecho igualmente conocidas en estos últimos tiempos por interactuar con veleros en el Estrecho de Gibraltar.
CIRCE es además la única organización autorizada para llevar a cabo investigaciones científicas con esta población en Gibraltar, lo que ha permitido reunir uno de los conjuntos de datos científicos más valiosos de toda la región, detalla Loro Parque Fundación en una nota.
Las orcas que viven en Loro Parque y los avances científicos durante años han contribuido a este éxito.
El doctor Javier Almunia, profesor de la Universidad de La Laguna, destacó que por primera vez se ha podido describir algunos de los sonidos que forman parte del repertorio vocal de la orca ibérica.
"Estos sonidos, desconocidos hasta ahora, nos permitirán comprender mejor cómo se comunican y cómo se organizan socialmente, algo esencial para protegerlas", señala.
El estudio se basó en una boya acústica de banda ancha, probada inicialmente en Tenerife y que se utilizó en mayo de 2025 cerca de Barbate.
La tecnología captó vocalizaciones claras de orcas ibéricas, suficientes para describir cuatro clases distintas de sonidos, los primeros identificados para esta población, y, además, llamadas de 40 Hz del rorcual común, asociadas al comportamiento de alimentación y nunca antes registradas en el Estrecho, clics de cachalote y silbidos de delfínidos, reflejo de la extraordinaria biodiversidad del área.
Por otro lado, la boya reveló una capa persistente de ruido antropogénico, dominada por embarcaciones y ecosondas.
Este ruido constante obliga a los cetáceos a comunicarse en un entorno acústico saturado, lo que podría suponer una amenaza para su supervivencia en corredores con tráfico marino intenso.
MONITORIZACIÓN ACÚSTICA PASIVA
Uno de los mensajes clave del trabajo es el papel transformador de la monitorización acústica pasiva (PAM) de nueva generación.
Estas herramientas permiten estudiar animales de forma continua, no invasiva y en entornos complejos como el Estrecho de Gibraltar, ofreciendo información esencial sobre comunicación, alimentación, desplazamientos y cómo responden a presiones humanas como el tráfico marítimo o el ruido subacuático.
Para el coautor del estudio y director de CIRCE, Renaud de Stephanis, los resultados de esta investigación "respaldan firmemente la creación de un observatorio permanente de monitoreo acústico en el Estrecho, uno de los corredores marítimos más transitados del planeta".
"Una red así permitiría detectar en tiempo real a especies en peligro, mejorar el conocimiento de su uso del hábitat, identificar amenazas como el ruido, colisiones o actividades pesqueras y diseñar medidas de conservación más efectivas", añadió Stephanis.
Este nuevo estudio refuerza el impacto internacional del trabajo que Loro Parque Fundación desarrolla desde hace más de 30 años respaldada por la investigación científica avanzada, colaboraciones y financiación continuada de proyectos para la conservación marina.
Esta investigación también pone de relieve la importancia de combinar los datos obtenidos en instituciones zoológicas como Loro Parque, donde es posible realizar estudios detallados y controlados, con la información recopilada en el medio natural.
Solo la integración de ambos enfoques permite obtener una visión completa y precisa del comportamiento, la comunicación y las necesidades de conservación de la orca ibérica, una población extremadamente vulnerable con apenas 37 individuos.