La caña de lomo es un producto habitual en muchas cestas de Navidad, lo que hace que en numerosos hogares llegue a casa entera y se consuma a lo largo de varios días o incluso semanas. Precisamente por ese consumo progresivo, conservarla correctamente una vez abierta resulta clave para evitar que se reseque o pierda parte de su sabor y textura.
Ante esa situación, muchas personas optan por guardarla en la despensa o recurren directamente al congelador para alargar su conservación. Sin embargo, no todas las opciones funcionan igual, y algunas prácticas muy extendidas tienen matices importantes que conviene conocer para no estropear el embutido.
CÓMO CONSERVAR UNA CAÑA DE LOMO CORRECTAMENTE
Fabricantes como FISAN sugieren que lo más recomendable para conservar una caña de lomo es mantenerla a temperatura ambiente, en un lugar fresco, seco y oscuro --como una despensa o un armario ventilado-- con temperaturas en torno a los 15-20 ºC. Es importante, avisan, que esté alejada de fuentes de calor y de la luz directa, ya que ambos factores pueden resecarla y afectar a su sabor.
Una vez abierta, los expertos recomiendan proteger especialmente la zona de corte. Para ello, se puede envolver la pieza en film transparente, ajustándolo bien a la superficie para que no entre aire y se conserve la humedad. También resulta útil mantener la tripa y pelarla poco a poco, o cubrir el corte con un poco de aceite o su propia grasa antes de envolver.
¿SE PUEDE METER LA CAÑA DE LOMO EN LA NEVERA?
Los especialistas explican que, si la temperatura de la casa es fresca y la despensa se mantiene por debajo de los 20 ºC, lo más recomendable es conservar la caña de lomo fuera de la nevera. El frío excesivo puede endurecer la pieza y afectar negativamente en su sabor y textura.
En cambio, durante el verano o si la cocina es muy cálida, sí es conveniente guardar la caña de lomo abierta en la parte menos fría del frigorífico y envolverla bien para protegerla de la humedad. En el caso de que esté loncheada, lo ideal para los expertos es juntar las lonchas formando una torre y envolverlas en film transparente o colocarlas en un recipiente hermético antes de refrigerar.
¿SE PUEDE CONGELAR LA CAÑA DE LOMO?
En esta cuestión, surgen diversidad de opiniones. Es posible, pero suele desaconsejarse porque puede perder matices de aroma y textura, igual que ocurre con el jamón.
Fabricantes como Enrique Tomás S.L. dicen que "como poder, se puede, pero no tiene sentido". Sus especialistas recomiendan optar por envasar al vacío la pieza cuando se vaya a consumir más tarde, ya que retrasa la fecha de caducidad sin que pierda sus propiedades originales.
En todo caso, si se opta por congelarlo, lo recomendable es congelar la pieza entera, bien envuelta en film transparente o dentro de una bolsa. Además, los expertos avisan que para descongelarla correctamente, debe trasladarse al frigorífico y dejar que se descongele de manera lenta antes de consumirla, evitando cambios bruscos de temperatura.