La política aún es territorio hostil para las mujeres en Kenia

Compartir
Compartir articulo

Lucía Blanco Gracia

Nairobi, 8 ago. La irrupción en la carrera electoral de la exministra Martha Karua, que podría convertirse en las elecciones generales de este martes en la primera vicepresidenta de Kenia, fue un soplo de esperanza para un país en el que la política aún es territorio hostil para las mujeres.

"Este es un momento para las mujeres de Kenia", dijo Karua al aceptar la nominación el pasado 16 de mayo entre los gritos de júbilo de los seguidores de la coalición Azimio La Umoja (Aspiración a la Unidad, en suajili), que lidera el candidato con más ventaja según los últimos sondeos: el exprimer ministro Raila Odinga.

UN LENTO CRECIMIENTO

La presencia de las mujeres en la política keniana es más visible que nunca en estos comicios, con tres de los cuatro candidatos presidenciales -Odinga y dos aspirantes con menos apoyo, los abogados George Wajackoyah y David Mwaure- habiendo escogido compañeras de fórmula para sus candidaturas.

La participación de las mujeres en la política keniana ha experimentado un "constante pero lento crecimiento" durante los últimos años, señala en una entrevista con Efe la analista política Nerima Wako-Ojiwa, directora ejecutiva de la organización Siasa Place, que fomenta la participación política entre los jóvenes.

Actualmente las mujeres ocupan 75 de los 349 escaños de la Asamblea Nacional (Cámara Baja) -más de un 21 %- incluyendo 47 asientos (uno por cada condado del país) reservados para ellas.

Por otro lado, 21 del total de 67 senadores de la Cámara Alta son mujeres, pero sólo tres de ellas fueron elegidas por votación, mientras las otras 18 ocupan asientos asignados a los partidos para nombrar a mujeres.

Estas cifras representan una ligera mejora respecto a la anterior legislatura (2013-2017), cuando las parlamentarias representaban un 19 % y un 27 % de la Asamblea Nacional y el Senado, respectivamente.

Sin embargo, deja todavía a Kenia a la cola de África oriental, por detrás de Ruanda (con una Cámara Baja con más del 61 % de mujeres), Etiopía (casi el 40 %), Tanzania (37 %) o Somalia (24 %),  según datos de 2019 de la Unión Interparlamentaria.

UNA CARRERA DE OBSTÁCULOS

Candidatas a los diferentes asientos en juego, desde los gobiernos de los condados hasta el Parlamento, pasando por los legislativos regionales, rompen el silencio cada vez más para denunciar un amplio abanico de violencias (físicas y virtuales) y una carrera de obstáculos para abrir -o reventar- las puertas del espacio político keniano.

El rostro de Patience Nyange (38 años) es una de las caras femeninas presentes en las miles de vallas publicitarias instaladas en las ciudades y a los lados de las carreteras, alterando el paisaje como nuevos accidentes geográficos salidos de la nada.

Nyange, que se declara abiertamente "feminista"", se enfrenta a su primer intento en la política, como candidata a gobernadora del condado de Taita-Taveta (sureste) por la Coalición Nacional Arco Iris (NARC, en inglés), que concurre a nivel presidencial dentro de Azimio la Umoja.

"Vivimos en una sociedad patriarcal y recibimos constantemente comentarios sexistas. En la mayoría de ocasiones no se trata de qué quieres hacer, sino de ti como persona: ¿Estás casada? ¿De qué tribu es? ¿Tienes hijos?", explica a Efe Nyange, para quien el "acoso en redes ha sido constante durante los últimos catorce meses", dice.

A más de 330 kilómetros al noreste, en Nairobi, Sylvia Mulama (45 años) compite por un escaño en el Parlamento por primera vez bajo el Amani Social Congress (Congreso Nacional de la Paz), incluido en la coalición Kenya Kwanza (Kenia Primero) que lidera el vicepresidente y gran rival de Odinga en estos comicios, William Ruto.

Esta aspirante ha sido acusada en las redes sociales, por ejemplo, de mantener relaciones sexuales "con chicos jóvenes" a menudo por personas a las que pagan candidatos opuestos, algo común en las carreras electorales del país.

"Todas las políticas mujeres con las que he hablado aseguran que es normal que te llamen prostituta", asegura a Efe en este sentido Mercy Mwangi, jefa del secretariado de la Asociación Parlamentaria de Mujeres de Kenia (KEWOPA), que reúne a todas las mujeres del legislativo.

Tanto Nyange como Mulama, sin embargo, señalan otro problema como la principal traba que encuentran: la falta de recursos económicos, en un país en el que el reparto de dinero en los mítines es una práctica habitual y la campaña para conseguir, por ejemplo, un asiento en el Senado puede alcanzar un costo equivalente a más de 320.000 euros.

"Estamos luchando una batalla contra hombres que llevan en política muchos años" y, por lo tanto, tienen más contactos y redes para recaudar donaciones, puntualiza la candidata nairobita.

REFORMAS LEGALES QUE NO AVANZAN

Según dicta la progresista Constitución keniana de 2010, en su artículo 81 (b), "no más de dos tercios de los miembros de los órganos públicos electivos deben ser del mismo sexo",  una regla que debía ser desarrollada mediante una ley en un margen de cinco años.

Sin embargo, tras diez intentos de aprobarla en el Parlamento y después de que el presidente del Poder Judicial llegara a declarar "inconstitucional" el Legislativo en 2020 y a pedir al actual presidente, Uhuru Kenyatta, su disolución -medida que fue suspendida por un tribunal- la norma sigue acumulando polvo.

Para la experta Nerima Wako-Ojiwa, la raíz del problema es la "falta de voluntad política" en un país donde "en ciertas áreas, aún se cree que las mujeres deben ser vistas pero no escuchadas". EFE

lbg/pa/hma

(foto)