Miedo al virus daña más la economía que los cierres: Noah Smith

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(Bloomberg) -- Hasta hace poco, parecía que el polémico debate sobre las cuarentenas había terminado. A fines de mayo, muchos estados desafiaban las advertencias de los expertos en salud pública y reabrían restaurantes, tiendas y espacios públicos. Las enormes protestas contra la brutalidad policial y el racismo reforzaron la noción de que mantener a los estadounidenses confinados en sus hogares era una causa perdida. Ahora, incluso San Francisco, una de las primeras ciudades en emitir una orden de confinamiento en los hogares, está procediendo con una reapertura gradual de negocios y espacios públicos.

Pero la reapertura siempre tuvo un signo de interrogación. Con el coronavirus todavía presente, ¿aumentarán los casos si se levantan las órdenes de quedarse en casa? Y si eso sucediera, ¿tendrían que volver las cuarentenas?

Lamentablemente, si bien el noreste del país, que fue fuertemente golpeado por el virus, tiene casi controlado el brote, casi la mitad de los estados, principalmente en el sur y el suroeste, están viendo un aumento en los nuevos casos. En estados como Texas, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Florida y Arizona los índices de pruebas positivas están aumentando, lo que sugiere que una ola de nuevos contagios está detrás del aumento y no que el aumento se debe al mayor número de pruebas realizadas. Esto ha hecho que alguos expertos se pregunten qué estados serán los primeros en restablecer las cuarentenas. Houston ya está considerando emitir una nueva orden de confinamiento en los hogares.

Los argumentos a favor de nuevas cuarentenas localizadas son fuertes. Después de todo, la enfermedad es la misma que en marzo, así que si los bloqueos tenían sentido entonces, ¿por qué no ahora? Y la evidencia epidemiológica muestra que las órdenes de confinamiento fueron efectivas para contener la enfermedad en Estados Unidos, reduciendo la tasa de muertes de un condado en aproximadamente 60% después de tres semanas. La forma más fácil de ver la diferencia es simplemente comparar a Suecia, que se negó a implementar confinamientos, con sus vecinos nórdicos, que tomaron la decisión opuesta:

A pesar de este aumento en el número de muertes, Suecia aún no ha alcanzado la inmunidad colectiva, lo que significa que habrán más contagios y pérdidas humanas. El epidemiólogo que diseñó la estrategia del país ahora dice que lamenta su decisión.

¿Pero qué pasa con el daño económico? La economía de Suecia sufrirá una fuerte contracción, pero menor que la de la mayoría de los demás países europeos. Dado que el Gobierno federal está considerando reducir el flujo de fondos de ayuda después de finales de julio, los estados y las ciudades que cierren nuevamente podrían arriesgarse a la devastación económica.

Sin embargo, hay buenas razones para creer que la mayor parte del daño económico de los confinamientos no se debió a las órdenes de cuarentena, sino que al temor de la población frente al virus. Por ejemplo, la gente comenzó a evitar ir a restaurantes antes de que comenzaran los cierres a fines de marzo:

Evidencias más rigurosas confirman el hallazgo. Un documento reciente de los economistas Lisa Kahn, Fabian Lange y David Wiczer utiliza datos de un sitio web de ofertas de empleo, junto con solicitudes de desempleo, para medir el momento preciso del costo económico del coronavirus. Descubrieron que los bloqueos tenían muy poco que ver con eso:

El mercado laboral colapsó al mismo tiempo en todo EE.UU. independientemente de las restricciones impuestas a nivel estatal. Hay muy poca evidencia que muestre que los mercados laborales en estados que impusieron antes las órdenes de confinamiento se hayan visto afectados diferencialmente.

Los bloqueos estatales tampoco afectaron mucho el gasto de tarjetas de crédito. Incluso en Escandinavia, los economistas estiman que las cuarentenas representaron solo una pequeña fracción del bajo rendimiento económico de Dinamarca en relación con Suecia.

Puede parecer extraño que las órdenes de confinamiento sean efectivas para proteger a las personas del coronavirus y, sin embargo, no tengan un gran impacto en la economía. Pero definitivamente no es imposible. Hay una creciente evidencia científica de que el covid-19 se propaga principalmente a través del contacto personal prolongado en interiores. Al obligar a las personas a trabajar desde sus casas y socializar a través de Internet en lugar de llenar oficinas abarrotadas y reuniones sociales, las cuarentenas podrían proteger la salud pública sin causar demasiado daño a la economía.

Esto sugiere que los nuevos bloqueos no tienen por qué ser tan restrictivos como los de marzo para proteger a la población. En lugar de exigir que todos se queden en casa, simplemente podrían prohibir grandes reuniones sociales en lugares cerrados y sentarse al interior de restaurantes y bares, y exigir a las empresas que continúen con las políticas de trabajo desde el hogar. Todo lo demás (venta minorista en interiores, reuniones al aire libre, pequeñas interacciones sociales en interiores) podría permitirse, con el requisito adicional de que se usen tapabocas en tiendas o en eventos al aire libre.

Este tipo de restricciones menos rígidas podrían lograr lo mejor de ambos mundos para estados y ciudades que experimentan un incremento de contagios por coronavirus. Pero también debe combinarse con contundentes esfuerzos de pruebas, seguimiento de contactos y aislamiento de personas contagiadas. La mayoría de los estados aún no han contratado suficientes rastreadores de contacto para monitorear nuevos contagios o no están realizando suficientes pruebas, o ambas.

En conjunto, estas herramientas (tapabocas, pruebas y rastreo y cuarentenas selectivas) pueden controlar el virus hasta que llegue un tratamiento o una vacuna, causando un daño mínimo a la economía.

Nota Original:Fear of Infection Hurt Economy More Than Lockdowns: Noah Smith

©2020 Bloomberg L.P.