Las oenegés preocupadas por la influencia de las compañías energéticas en la COP25

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La presencia de las compañías energéticas españolas Iberdrola y Endesa en la COP25 de Madrid, pese a que la mayor parte de sus beneficios provengan de las energías fósiles, irrita a las oenegés, preocupadas por su posible influencia en las negociaciones.

La cumbre de la ONU sobre el clima (COP25) se celebra hasta el 13 de diciembre en la capital española con el objetivo de avanzar hacia los objetivos del acuerdo de París de 2015, a saber: limitar el aumento de las temperaturas por debajo de los +2 ºC, o incluso +1,5 ºC, para lo que habría que reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles.

Los grupos Iberdrola y Endesa son dos de los patrocinadores de la cumbre, que España tuvo que acoger a última hora después de que Chile renunciara a organizarla, a causa de un movimiento de protestas.

Un grupo de oenegés teme que la presencia de esas grandes empresas, junto a otras como Suez, Santander o Acciona, puedan tener un impacto en las discusiones.

"Nuestro trabajo y nuestra determinación se ven fácilmente superados por los enormes medios de las empresas contaminantes", denunció Sarah Dobson, de la coalición británica Youth Climate Coalition.

Endesa es el principal emisor de gases con efecto invernadero en España, y produjo algo más de 60 millones de toneladas equivalentes de CO2 en 2018, según la oenegé Corporate Accountability Watchdog. Iberdrola produjo 24,6 millones.

Cada empresa se habría gastado 2 millones de euros en patrocinar la COP25, según varias fuentes, lo que les dio acceso a 74 eventos a través de la Asociación Mundial del Comercio de Emisiones (IETA), que tiene entre sus miembros a BP, Chevron, Shell, Engie o Total.

"Los dirigentes gubernamentales nunca tomarán medidas reales por el clima mientras que no dejen de aceptar el dinero de empresas relacionadas con las energías fósiles", advirtió Jean Su, de la asociación estadounidense Center for Biological Diversity.

- Delegación más grande que la de la UE -

El lunes, día de la apertura de la COP25, Endesa protagonizaba una campaña publicitaria en varios diarios españoles. Rechazando la idea de "greenwashing" -una estrategia de lavado de imagen para parecer más ecológico-, una portavoz indicó a la AFP que se trataba de una "acción de marketing". "Nuestro objetivo es el de mejorar y estamos acelerando nuestra transición energética", añadió.

Entre las miles de personas presentes en la COP25 se encuentran representantes de compañías petroleras y de gas o de asociaciones profesionales. Allí, tienen la posibilidad de asistir como observadores a las sesiones de negociaciones intermedias.

La IETA envió a 141 personas a Madrid, más que la delegación de la Unión Europea o de Chile, que preside esta COP.

La delegación de la asociación medioambiental de la industria petrolera (IPIECA) era algo menor, con representantes de Chevron, Eni y Petrobras.

Al contrario de lo que ocurre con otros procesos de la ONU, la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CCNUCC) no contempla ninguna normativa para protegerse de los conflictos de interés. La reducción de emisiones de gases con efecto invernadero negociada en esas reuniones va en contra, sin embargo, de los intereses de las industrias especializadas en la explotación de energías fósiles.

El tema ya estuvo sobre la mesa en Bonn en junio, durante una sesión preparativa de la COP25, pero no desembocó en ningún cambio.

Para Hoda Baraka, de 350.org, su presencia podría influir en la extensión y la velocidad de la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero. "Es, simplemente, una cuestión de sentido común: mantener a distancia a los responsables de la crisis climática del proceso político pensado para resolverla", declaró a la AFP.

Anteriormente, empresas representadas por la IETA y la IPIECA estaban agrupadas dentro de la Global Climate Coalition (CGG), un grupo de presión estadounidense desaparecido en 2002, que trataba de minimizar la importancia del impacto del cambio climático.

Los documentos internos de ese grupo de presión, que el Centro de investigación sobre el clima sacó a la luz, muestran cómo sus miembros se sirvieron de las negociaciones de la ONU para promover sus ideas.

La asociación EEI, que formó parte del GCC, asegura que sus miembros "dirigen la transformación hacia una energía limpia y realizan avances reales y sustanciales".

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