Pese a que en numerosas oportunidades las historias publicadas en los medios sobre Corea del Norte hacen foco, con una mezcla de sarcasmo y asombro, en las excentricidades de su joven líder Kim Jong-un o en las intrigas de la dinastía familiar encumbrada en el poder hace ya casi 70 años, la situación en la península es un asunto grave. Pese a ser denunciada durante los últimos años en distintos foros internacionales por las sistematicas violaciones de los derechos humanos que ocurren en su territorio, donde los abusos, la explotación y los asesinatos a disidentes y enemigos políticos pueden contarse por las centenares de miles, Corea del Norte parece inspirar más extrañeza que repudio en la comunidad internacional.
Greg Scarlatoui, director ejecutivo del Comité por los Derechos Humanos de Corea del Norte, nació en Rumania durante el regimen de Nicolae Ceaucescu, lo que lo hace un hombre versado en regimenes totalitarios de corte comunista. Precisamente, su trabajo es investigar y dar a conocer la terrorífica situación de los ciudadanos norcoreanos en su país, que se ha convertido además en una amenaza a la seguridad mundial debido a su imprevisible programa nuclear. Durante su paso por Argentina, Scarlatoui habló con Infobae sobre los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la dinastía Kim, por qué el Papa Francisco debería interesarse en la situación norcoreana y habló sobre los trabajadores esclavos que Pyongyang envía al exterior para recolectar divisas e inteligencia para el regimen.
—Una comisión investigativa de las Naciones Unidas dio a conocer un informe hace más de dos años que encontró que crímenes contra la humanidad están siendo cometidos en Corea del Norte, contra ciudadanos de Corea del Norte, de acuerdo a políticas establecidas al nivel estatal más alto. Este es el único país del mundo que tiene un sistema de campos de prisioneros; tienen cuatro, si no cinco campos de concentración, estamos en el proceso de confirmar un quinto. Entre 80 y 125 mil prisioneros políticos, a veces hasta las terceras generaciones de una misma familia, son mantenidos en los campos de prisioneros en Corea del Norte.
—¿Por qué no se habla tanto de esto?
—Bueno, se ha empezado a hablar recientemente, es que ahora sabemos mucho más sobre lo que ha estado sucediendo y sucede hasta el día de hoy, especialmente luego de la hambruna de la década del 90, en la que entre 600 mil personas y dos millones de personas murieron. Muchas personas pudieron escapar, tenemos testigos, sabemos de los campos de prisioneros politicos gracias a las imágenes satelitales y las declaraciones de ex priosioneros o incluso ex oficiales o guardias norcoreanos. Ahora tenemos que hacer que esta informacion llegue a las audiencias del mundo para poder cambiar esta situacion.
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