El presidente de Ecuador, Rafael Correa, hizo el viernes una visita a varias de las zonas más afectadas por el terremoto de 7,8 grados del sábado pasado con epicentro en la provincia de Manabí.
En un momento del recorrido, el mandatario ecuatoriano perdió el control de la situación y amenazó a las víctimas que pedían ayuda tras perder sus bienes o familiares. Amenazándolos con ser detenidos, les exigió que nadie llorara o se quejara.
"Aquí nadie me pierde la calma, nadie grita o lo mando detenido, sea viejo, joven, hombre o mujer. Nadie me empieza a llorar o a quejárseme por cuestiones que falten, a no ser por seres queridos que hayan perdido", dijo Correa.
Esta actuación le causó cientos de críticas en las redes sociales, luego de su visita a Bahía de Caráquez, San Vicente, Jama y Pedernales, donde recibió constantes peticiones de los damnificados.
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