Ciudad: sólo un candidato pudo revertir el segundo lugar en un ballottage

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a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Martín Lousteau/a compite este domingo no sólo contra Horacio Rodríguez Larreta, el PRO y las encuestas que lo dan perdedor en el duelo por la jefatura de Gobierno porteño. Su pelea es también con la historia: en los últimos quince años de ballottages porteños, sólo un candidato perdió en la primera vuelta y logró dar vuelta el resultado en la segunda.

El único en lograrlo fue Aníbal Ibarra. Pero la diferencia no era de veinte puntos porcentuales, como en el caso de Lousteau, sino de apenas cuatro. En 2003, cuando la crisis de 2001 todavía se hacía sentir, el entonces jefe de Gobierno porteño cayó en la primera vuelta frente a Mauricio Macri por 37,55% a 33,54 por ciento. Dos semanas después, el rechazo al ex presidente de Boca pudo más e Ibarra fue reelecto por el 53,48% de los votos.

Luego vendrían Cromañón, la destitución de Ibarra y la asunción de su vice, Jorge Telerman. Ya en 2007, el macrismo comenzaría su hegemonía. Su líder y el kirchnerista Daniel Filmus superaron a Telerman y pasaron a la segunda vuelta tras haber obtenido 45,76% y 23,75% de los votos respectivamente. Ya con Gabriela Michetti como compañera de fórmula, Macri consiguió superar el rechazo a su figura y se impuso en el ballottage por 60,94% a 39,06 por ciento.

Su gestión fue ratificada en 2011. En primera vuelta sacó 47,01% y quedó a menos de tres puntos de convertirse en el único candidato porteño en imponerse en primera vuelta. Filmus y todo el kirchnerismo decidieron llevar la pelea hasta el final y sufrieron la peor derrota de la breve historia de los ballottages porteños: Macri ganó 64,27% a 35,73 por ciento.

Como a Lousteau, a Filmus le reclamaron en aquel entonces que siguiera el ejemplo de Domingo Cavallo, quien en el año 2000 optó por bajar su candidatura y evitar el duelo mano a mano con Ibarra. En la primera vuelta, su 33,20% había quedado muy lejos del 49,31% obtenido por su rival.

Aunque la tendencia histórica no lo favorece, Lousteau puede encontrar en ella un dato que aliente sus esperanzas: en ningún caso el voto en blanco fue superior al 3% de los sufragios emitidos. Luego de que la izquierda y gran parte del kirchnerismo se negasen a respaldarlo, queda por ver si el voto en blanco se mantendrá dentro de esa tendencia. De lo que suceda con él dependerá buena parte del resultado de esta noche.