Las ventas en supermercados y shopping volvieron a crecer menos que la inflación

En noviembre los ingresos de las grandes cadenas de consumo masivo aumentaron 40,5% en valores nominales y las de centros de compras 32,7 por ciento. Cayeron las operaciones promedio por local y disminuyó el empleo

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"Las ventas a precios corrientes comprendidas en la Encuesta de Supermercados sumaron $17.295,6 millones, lo cual representa una suba de 40,5% respecto al mismo mes del año anterior", comunicó el Indec. Equipararon a la variación del promedio de precios de la economía, pero con un aumento de la cantidad de locales relevados de 2.017 a 2.148. De ahí surge una caída real por establecimiento de 6,1 por ciento en comparación con un año atrás.

La variación interanual de las ventas de los primeros once meses del 2014 fue de 38% en términos nominales, pero ajustadas por inflación y por local, significó una merma de 7,8 por ciento.

El empleo promedio en los supermercados cayó de 49 a 46 personas en un año

Semejante contracción de las operaciones reales de esos puntos de comercialización de productos de demanda masiva luce consistente con la baja que el organismo oficial detectó no sólo en el consumo agregado de las familias, sino también con la destrucción de tres puestos de trabajo por local en los pasados doce meses, de 49,1 a 46,2 personas, promedio.

Un fenómeno similar registró el organismo de estadística en el caso de las ventas en los locales en la Encuesta de Centros de Compras (Shopping Centers) en noviembre, habida cuenta de que el monto facturado se elevó en 32,7%, a 2.795,9 millones de pesos por parte del conjunto de los de 2.790 locales activos, un dos más que un año atrás. Ajustado por inflación y por establecimientos, los ingresos por operación registraron en el mes una baja de 7,4 por ciento.

En el acumulado de los primeros once meses, las transacciones se incrementaron 32,3 por ciento en términos nominales, pero declinaron 7,7% en valores reales.

El comportamiento contractivo del consumo revela con claridad la conjunción de la aceleración del ritmo inflacionario, la cual impacta mes a mes, en contraste con los salarios que, en el mejor de los casos se ajustan por trimestre o cuatrimestre y con rezago respecto al movimiento de los precios; la destrucción de empleos no sólo en la industria, sino también en el comercio, la construcción y en diversos servicios privados, como en las inmobiliarias, el transporte de carga y otros; y la generalizada reducción de las horas extras y recorte de la jornada laboral en varias actividades, como la automotriz y de autopartes.