José Guillermo Capdevila estudió en la Universidad Católica Argentina, donde en 1990 se recibió de abogado. Con el título bajo el brazo, Capdevila ingresó al Banco Central de la mano de un ex director del ente, Marcelo Aiello, a quien había conocido en la UCA. Ambos habían integrado una lista que compitió por la conducción del centro de estudiantes.
"No era muy social ni abierto. Era un tipo muy recluido e introvertido, que se daba trato con poca gente", contó a Infobae una fuente que lo conoció en su época de estudiante. "Era introvertido por mil", subrayó, y lo vinculó con una supuesta cercanía al Opus Dei.
En el BCRA, Capdevila era parte de un grupo de abogados que trabajaban como síndicos y controladores, y supervisaban a los bancos quebrados a principios de los 90 para ver cómo regularizaban su situación, como la Banca Nazionale del Lavoro.
A los pocos años saltó al Ministerio de Economía, donde hizo una carrera de casi dos décadas, hasta ser nombrado en 2010 como director general de Asuntos Jurídicos. Ocupaba ese cargo cuando escribió un dictamen en el que le alertaba al entonces titular de la cartera, Amado Boudou, de que no debía opinar en un expediente de la AFIP sobre un plan con beneficios excepcionales para la nueva propietaria de la imprenta Ciccone, The Old Fund.
Esa nota no sólo le costó el cargo, sino que lo transformó en un testigo clave del expediente en el que se investiga la quiebra de la imprenta, y en el que Boudou está acusado de lavado de dinero, tráfico de influencias y negociaciones incompatibles con su función.
Capdevila ya había declarado en la causa, donde ratificó su dictamen. El viernes debe presentarse de nuevo para ampliar su testimonio, pero decidió abandonar el país luego de ser amenazado en más de una oportunidad.
"Lo que quiero que se sepa es que nadie del Gobierno, ni de la Justicia, ni de las fuerzas de Seguridad, ni de la oposición se ha puesto en contacto conmigo para darme apoyo y mucho menos protección alguna", escribió en una carta pública en la que explicó su decisión.
¿Estrategia mediática o miedo genuino? "Es un tipo muy decente. Está asustado, no está vendiendo humo", destacó una fuente a este medio.