Jaime: "No teníamos ni vacaciones para recuperar el sistema de transporte"

Ayer declararon los ex funcionarios procesados por la Tragedia de Once. Todos negaron las acusaciones, algunos culparon al maquinista del tren y criticaron al juez y al fiscal y Jaime decoró de épica militante su alocución. Dijo que el juicio es "político" en contra del kirchnerismo. Fue invocado Dios y hubo un gesto de protesta de los familiares de las víctimas

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Adrián Escandar 162

El lunes comenzó movido en el juicio por la Tragedia de Once. El abogado de parte de las víctimas del choque de febrero de 2012, Gregorio Dalbón, pidió la detención de a href="http://www.infobae.com/personajes/ricardo-jaime-a1108" rel="noopener noreferrer" Ricardo Jaime/a. Dalbón lucía un tostado caribeño, había estado en Cuba y cuando regresó se despachó con la solicitud para que el primer secretario de Transporte del kirchnerismo fuera detenido. Lo llamó "coleccionista de causas" y recordó que había sido procesado hace poco por el delito de enriquecimiento ilícito. Y como había estado prófugo (en 2013 por otro caso de corrupción), Dalbón temía que Jaime se escapara. También pidió custodia para el maquinista del tren que chocó en Once: Marcos Córdoba. Lo hizo luego de un reportaje que le hicieron a Omar Maturano, el jefe del gremio de los maquinistas, La Fraternidad. Sugirió que las declaraciones de Maturano podían ser leídas como una amenaza para Córdoba.

Dalbón, en una misma jugada le había pegado a Jaime y a Maturano. Andrés Marutián, abogado de Jaime, que a principio del juicio había felicitado a Dalbón por su "honestidad intelectual" -ahora ha cambiado su estrategia y apunta casi exclusivamente al maquinista- lo acusó de buscar "protagonismo mediático". La defensora de Córdoba, Valeria Corbacho, también lo criticó y le dijo que rechazaba el pedido de custodia que hizo para el motorman. El fiscal del juicio Fernando Arrigo no se sumó a los pedidos de Dalbón y el Tribunal Oral Federal 2 hizo lo mismo. Una vez resuelto ese entredicho comenzaron las indagatorias de los ex funcionarios imputados por administración fraudulenta de los fondos que fueron a parar a la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) que explotaba el Sarmiento y por falta de control de la concesión. Varios de los ex funcionarios cuestionaron la investigación de la Tragedia de Once que hizo el juez a href="http://www.infobae.com/temas/claudio-bonadio-a2304" rel="noopener noreferrer" Claudio Bonadio/a y la acusación que les hizo el fiscal Federico Delgado.

Mario Cirigliano, uno de los empresarios dueños de TBA, se negó a declarar. Pero se leyó una presentación que hizo ante el juez Bonadio: Cirigliano cargó contra el maquinista. Reforzó la estrategia de la empresa TBA que dice que toda la culpa fue de Córdoba. Y dijo no tener relación con la operación ferroviaria de la empresa: él estaba a cargo del negocio de los colectivos.

Luego fue el turno de Pedro Ochoa Romero, ex interventor de la Comisión nacional de Regulación de Transporte (CNRT) entre 2004 y 2007, cuando Jaime era secretario de Transporte del kirchnerismo. Ochoa Romero, cordobés, catapultado a la CNRT debido a que jugaba al fútbol con Jaime, también cargó contra el maquinista. Para el ex legislador cordobés por el Frente para la Victoria (puesto por Jaime en las listas) el motorman fue responsable: "El tren frenaba según el peritaje. La causal de este accidente fue la negligencia y la imprudencia del motorman y como dijo Cirigliano (Claudio) no creo que lo haya hecho a propósito". Dice no entender por qué lo imputaron a él que se fue de su cargo 1500 días antes del accidente, contó que producto de la situación judicial tiene un principio de mal de Parkinson y que quiere "justicia, como los familiares de las víctimas". Ochoa Romero se defendió cuando dijo: "La CNRT siempre controló. No se pude decir que yo mandé a no controlar".

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A continuación le tocó el turno a Eduardo Sícaro, quien ocupó el cargo de Ochoa Romero en la CNRT desde 2007. Bonadio lo había sobreseído pero la Cámara Federal lo procesó. Técnico en su alocución, no cargó contra el maquinista. Dijo que según los informes de la CNRT -que otorga las licencias para conducir - "Córdoba estaba perfectamente capacitado desde el punto de vista físico y psicológico para manejar trenes". Defendió su actuación en la CNRT y resaltó que la Auditoría General de la Nación (AGN) había avalado su actuación. "Cumplí con mis funciones. Controlé, multé y realicé los informes que tenía que realizar. La CNRT no operaba los trenes. En la zona metropolitana había 2000 trenes por día, calculo que hubo 60000 frenadas por día. Y no había fallado el sistema de frenos. Cumplí mi tarea, y la AGN aprueba mi gestión", declaró Sícaro. "Se me acusó de no haber parado los trenes. No tenía facultades para hacerlo. Los trenes lo operan los concesionarios. La CNRT tiene el control de cómo se hace la operación de trenes. Pero el concesionario es el que opera los trenes", señaló el ex funcionario.

Enseguida se sentó en el banquillo de los acusados Antonio Luna, maquinista, hombre de La Fraternidad que fue subsecretario de Transporte ferroviario hasta la Tragedia de Once. Se negó a declarar, pero se leyó una presentación que hizo ante Bonadio. "La causal del accidente no fue la falta de control. La subsecretaría de transporte ferroviario no es un organismo de control. La subsecretaría no decide nada sobre los subsidios. Y no tenía facultades para sancionar tampoco a los concesionarios".

La jornada había comenzado a las 10:30. Entre las 14 y las 15 hubo un cuarto intermedio y los jueces Jorge Tassara, Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu reanudaron las declaraciones pasadas las 15. Cuando faltaban minutos para las 16 comenzó a hablar Jaime, multiprocesado por causas de corrupción, quien criticó al juez Bonadio. El juez cuando dictó los procesamientos, habló de una tríada siniestra formada por "funcionarios, empresarios y sindicalistas" que llevó a la tragedia en la que murieron 51 personas. Leyó una desgrabación de una nota que el juez le dio al programa de CN23 "Inimputables" cuando comenzó el juicio. Dijo, en base a esas declaraciones, no saber por qué lo acusaban por algo que sucedió casi tres años después que había dejado el cargo. "Tanto Bonadio como el fiscal Delgado no perseguían la verdad. Esto no es una acusación jurídica. Es un juicio político a las políticas del gobierno nacional. No se atrevieron ni el juez ni el fiscal a dejarlo claramente establecido", dijo Jaime. Agregó que "la Secretaría de Transporte no era la autoridad de aplicación" y deslizó alguna sospecha sobre el ministro Julio de Vido, aunque luego aclaró: "No quise trasladar la responsabilidad a instancias superiores. La ley establece claramente cuáles son las competencias respecto a los contratos de concesión". Hizo un relato casi épico para marcar la recuperación durante el kirchnerismo del sistema ferroviario "que había colapsado en la crisis del 2001". Para ilustrar cómo era la situación del sistema ferroviario recordó aquella frase de Carlos Menem -Jaime lo habrá votado en alguna de las tantas oportunidades que Kirchner acompañó al riojano en las boletas de los 90- "Ramal que para, ramal que cierra". Remarcó: "Cumplí con las normas y con las directivas que el ex presidente Kirchner y la Presidenta dieron para recuperar nuestra Argentina. El presidente Kirchner dejó su vida trabajando por una Argentina mejor. Y yo y otros colaboradores no teníamos ni vacaciones para recuperar el sistema de transporte. Y cuando el juez habla de una tríada, le puedo asegurar que, aprendí de chico, algo fundamental, como militante de un partido político, siempre hay que estar del lado de los trabajadores, durante mi gestión no tuve un solo día de paro. No tengo ninguna responsabilidad sobre el hecho por el que se me acusa. Cumplí con mis obligaciones como funcionario. Renuncié en 2009 y desde entonces no tuve contacto con los medios de transporte". Jaime llegó provisto de cifras para, básicamente, mostrar cuánto había mejorado el sistema de transporte de pasajeros durante su tiempo como secretario de Estado y para decir que los accidentes fueron en la gestión que vino después: "En mis 6 años de gestión tanto en trenes como en subtes se transportaron 4752 millones de pasajeros. Y no tuve una sola víctima por un choque de trenes". Para cerrar Jaime dijo que "hay una sola persona (Córdoba) y Dios que saben lo que pasó en los últimos 300 metros del viaje del tren".

El último en declarar fue Juan Pablo Schiavi, que había reemplazado a Jaime y era el secretario de Transporte el día de la Tragedia. Lo primero que hizo fue pedir disculpas a los familiares de las víctimas por las declaraciones que hizo en conferencia de prensa cuando fue el accidente. Schiavi había dicho entonces que si el choque hubiera sido el día anterior –que fue feriado - habría habido menos víctimas.

NA

Schiavi, ingeniero como Jaime, mostró mucha más facilidad de palabra que el kirchnerista cordobés. Negó las acusaciones en su contra. Y realizó un meticuloso recuento de lo hecho durante su gestión. Valoró la puesta en funcionamiento del sistema SUBE que permite monitorear el sistema de transporte y controlar los subsidios entregados a las empresas. Aseguró que pedían "presupuesto" para hacer obras y señaló que lanzaron el "soterramiento del Sarmiento que es una solución a largo plazo para el ferrocarril que más crece". Negó la acusación de falta de control: "Esto es incongruente. El secretario de Transporte no tiene potestad para controlar la prestación. Lo hace a través de la CNRT. Ejerce el control de legalidad. Controla las normas. En el caso de las multas que eran impuestas por la CNRT se elevaban al ministerio de Planificación que era la autoridad de aplicación. Mi trabajo no era auditar la concesión. Sí tenía competencia para la supervisión del control. Ninguna acción mía personal causó el accidente. Y ninguna de mis acciones de competencia pudo haberlo evitado".

Criticó al fiscal Delgado y a la Cámara Federal que lo procesó. Insistió en responsabilizar a Córdoba cuando dijo: "Me preocupa que no se haya investigado la salud del conductor. Para poder encontrar una explicación de lo que pasó en los últimos 300 metros. No se hizo lo suficiente. No fue exhaustivo el estudio. Para saber qué le pasó. En los accidentes de trenes de los últimos tiempos en el mundo y en los de Castelar y Once 2, siempre el problema está en la falla humana. No entiendo por qué las autoridades políticas tenemos que estar en un juicio como este, algo que no sucede en ningún lugar del mundo". También sugirió que era sospechoso el asesinato de Leonardo Andrada, el maquinista que le entregó el tren a Córdoba y había declarado que no tuvo problemas de frenos. "Me preocupa que no se haya podido citar a declarar a los familiares de Andrada. A Andrada lo asesinaron y no sabemos si fue por este caso. Me preocupa no tener información sobre esa causa", dijo Schiavi.

En el tramo final de su larga alocución Schiavi dijo: "Quiero expresar mi solidaridad con las víctimas. Ninguno de nosotros es el mismo después del accidente. Tuve un problema cardíaco. Tuve que recomponer mi vida". Cuando estaba explicando cómo sufrieron tanto él como sus seres queridos, los familiares de las víctimas se levantaron y abandonaron las sillas desde donde siguen el juicio de Once. Lo hicieron de manera ostensible, a modo de protesta, para que Schiavi los viera.

Fue por eso que el cierre de su declaración -no aceptó preguntas- se hizo con poco público. "En dos años y ocho meses de gestión hicimos todo lo posible para mejorar el servicio del Sarmiento Priorizamos la seguridad por sobre el confort del Sarmiento. No soy ajeno a mi responsabilidad política. No me voy a hacer cargo de una responsabilidad penal por algo que no he cometido. No voy a dejar de buscar la verdad. Niego todos los cargos por los que fui imputado", concluyó.

El día había terminado. Eran cerca de las 18 y los imputados salieron a la calle. Schiavi acompañado por familiares, amigos, asesores y abogados que lo respaldaron en su declaración. La contracara era Jaime, quien caminó casi en soledad, junto a su abogado para perderse en Retiro. Ninguno de los más de diez testaferros (familiares, amigos, asesores) que procesó la justicia por enriquecimiento ilícito lo apoyó en su declaración en el juicio por la Tragedia de Once.