Es moda en el ámbito académico del primer mundo y parece ser la que revolucionará todo. EE.UU, Europa, Japón y Canadá ya llevan invertidos 2.200 millones de euros en los últimos 4 años en ella.
La nanotecnología -la ciencia y la técnica de lo muy pequeño- es la palabra de moda en los ambientes científicos y universitarios del mundo desarrollado. Físicos, químicos, ingenieros, biólogos quieren explorar un campo todavía mal definido, que promete mucho, pero sin aplicaciones industriales hasta dentro de 15 o 20 años.
A pesar de ello son varios países y muchas firmas comerciales las que han comenzado a invertir fuertes sumas de dinero en investigación. Por un lado Estados Unidos, Japón, Canadá y la Unión Europea han destinado en los últimos 4 años más de 2.200 millones de euros.
Sólo en el año 2003 Japón y Estados Unidos destinaron 1.000 y 770 millones de dólares, respectivamente, para fomentar la investigación y su implantación en los procesos industriales.
China también se ha incorporado recientemente a esta carrera con un gran vigor, tras haber formado a miles de científicos fuera de sus fronteras en materias relacionadas con la nanotecnología.
Y grandes compañías como IBM, Motorola, HP, Lucent, Hitachi, Mitsubishi, Philips, Pfizer, NEC, Corning, Dow Chemical o 3M, han lanzado ya iniciativas significativas en el terreno de la nanotecnología.
Samsung, por ejemplo, dedica más de 500 personas a desarrollos basados en Nanotecnología en un centro de investigación creado especialmente para ello.
El motivo de tanto interés no es extraño. La nanotecnología tiene potencial para cambiarlo todo: las medicinas y la cirugía, la potencia de la informática, los suministros de energía, los alimentos, los vehículos, las técnicas de construcción de edificios y la manufactura de tejidos.
Qué es la nanociencia
Cuando hablamos de nanómetros nos referimos a la mil millonésima parte de un metro. Muy difícil de cuantificar sin algún ejemplo.
Si nos imaginamos un chip (algo muy pequeño para la gran mayoría de nosotros) nos referimos al micrometro (dimensión en la cual se desarrollan los chips) equivalente a la millonésima parte de un metro. El nanometro es mil veces más pequeño.
Una bacteria puede medir una millonésima de metro (mil nanómetros), un virus está entre los 100 y los 10 nanómetros, y más pequeñas son las proteínas, otras moléculas biológicas y no biológicas, y los átomos.
Quiénes la impulsan
La nanotecnología fue impulsada, en principio y sobre todo, por la industria electrónica, que cree necesitar superar con urgencia los límites de tamaño que le marca la utilización del silicio en los circuitos integrados.
Como la nanotecnología consiste en modificar los átomos para fabricar productos, son muchas las ramas interesadas en su desarrollo: ciencia de los materiales, física, química, biología y medicina. Además, se considera como una opción futura para el desarrollo de tecnología de ultra precisión, electrónica, fármacos inteligentes, tecnologías biomédicas, energía (nuevos materiales fotovoltaicos, baterías) y detección ambiental.
Adónde se puede llegar
El poder llegar a conocer, manipular y controlar la materia a escala nonométrica va a tener innumerables repercusiones en la mayoría de las áreas científicas, económicas y sociales, de forma que va a originar un verdadero cambio de escala en el devenir de la sociedad y del propio ser humano.
Las visiones pueden ser perturbadoras. Primero una apocalíptica, sensación que ronda en forma permanente a los nuevos avances: armas letales, como microscópicos robots construidos por nanoensambladores, que recorren las ciudades arrasando con sus habitantes mientras se replican a sí mismos.
En segundo término existe otra visión más edificante (literalmente): edificios que se erigen solos, como por arte de magia, bajo las órdenes de nanorobots equipados con nanocomputadoras que aparte de autoreplicarse inducen la creación y ensamblaje de estructuras a nivel molecular. Ciudades enteras podrían crearse, o recrearse.
Podrían fabricarse así autopistas o televisores. También sería posible eliminar la contaminación ambiental con nanomáquinas diseñadas para "comérsela", y crear alimentos, automóviles que pueden cambiar de forma, muebles, procesos automáticos de limpieza corporal, drogas artificiales, libros... los nanorobots podrían reparar tuberías y, por supuesto, generar una nueva frontera de aplicaciones médicas, incluyendo la regeneración de tejidos.
En algunos inspira el miedo a que los nano robots invisibles se rebelen y multipliquen incontrolablemente inundando al planeta -un escenario descripto por Eric Drexler, un pionero de la nanotecnología, que lo llamó la plaga gris.
Otros, recordando 1984 de George Orwell, ven la nanotecnología como el puente a la nueva dominación militar-industrial del Gran Hermano: la dictadura gris. Aunque la plaga gris alcanzó los titulares de importante periódicos apenas se comenzó a especular sobre ella, la realidad es que los nano robots autoreplicables están muy lejos de poderse fabricar.
"La industria nanotecnológica ha comprendido que es más fácil y barato sacar de la naturaleza materiales autorreplicantes que construir robots mecánicos autorreplicantes. En su lógica, es mejor reemplazar a las máquinas con organismos vivos, en vez de máquinas que los imiten", dice Hope Shand, directora de investigaciones del Grupo ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración).
La maquinaria de la naturaleza puede brindar el camino para la tecnología de construcción atómica precisamente porque los organismos vivos son capaces de autoensamblarse y en ese sentido son máquinas autorreplicantes ya listas.
El futuro ya está aquí
Allá por 1993, durante la Tercera Conferencia sobre Nanotecnología Molecular, los asistentes estimaron que el desarrollo de esta disciplina variaría entre el 2010 y el 2040.
Un par de años más tarde la revista Wired pidió a expertos que proporcionaran estimaciones respecto a la materialización de la investigación en nanotecnología.
Aunque no se pueden tomar más que como un ejercicio de imaginación, de algún modo las consideraciones tienen bases reales. Los resultados promedio para la fecha en que existiría un ensamblador molecular se acercarían al año 2010, en tanto, el nanocomputador podría ser realidad en el 2040 y la reparación de células en el 2028.
Si bien el futuro será el campo de desarrollo de esta nueva heramienta científico-tecnológica, una cantidad significativa de productos nanotecnológicos comerciales ya están en el mercado casi sin darnos cuenta. Estos son insumos de las farmaceúticas, empresas de cosméticos, los procesadores de alimentos y los fabricantes de nuevos materiales para un amplio espectro de industrias de construcción.
Según la Nano Business Alliance, el mercado global actual de productos nanotecnológicos supera los 45,000 millones dólares anuales.
Lo que existe mayoritariamente en los mercados -y por tanto en el ambiente- son nano tubos de carbono y aplicaciones de partículas nanométricas de diferentes materiales, usadas para cambiar las propiedades físicas o químicas de ciertos productos.
Aunque no la veamos, la nanotecnología ya está entre nosotros y llegó para quedarse y para cambiarnos la vida. Inimaginables son los escenarios futuros que se plantean a partir de esta nueva ciencia aplicada en al sociedad de la era digital.
Tamara Herraiz y María Inés Martínez
Tamaraherraiz@hotmail.com
Fuentes: Revista Wired; Jesús Lizcano Alvarez Director de la revista Encuentros Multidisciplinares y Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid; El Planeta; El Mundo; archivo INFOBAE.