José Palazzo: "El rock es el movimiento más sano dentro del mundo del entretenimiento"

En esta charla con Infobae, el productor y creador del Cosquín Rock habla del hermetismo de los fans del género, relata su lucha para dejar la cocaína y explica su respaldo a la banda Callejeros

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En el 2016 produjo más de 120 espectáculos. Tras el éxito en la Argentina del Cosquín Rock, desde el año 2001, por primera vez lo lleva a Latinoamérica. En la edición de este año, en Córdoba estarán presentes desde clásicos como Fito Páez, Los Fabulosos Cadillacs y Fabiana Cantilo hasta propuestas "alternativas" con Hernán Casciari, Alfredo Casero y Roberto Pettinato; pasando por los 30 años de Los Pericos y el homenaje a Juanse. "Mi fin de año es el 28 de febrero a las dos de la tarde, ahí arranco", dice su creador que lleva seis meses planificando el ya clásico evento.

—¿Sos más músico, más productor, más empresario, más abogado? ¿Qué sos?

—Me considero más un empresario de la música. Soy tan fanático de la música que fue una excusa a la que me fui inclinando. Hoy me dedico y toda mi compañía se dedica a la organización de espectáculos en el interior de la Argentina.

—¿Te fuiste convirtiendo en el dueño del rock?

—No, el rock no tiene dueño, gracias a Dios. Había una época en que había empresarios muy importantes en la Argentina que tenían una especie de monopolio si se quiere. Hoy hay una productora en cada ciudad, un tipo con inquietudes de producir y muchos artistas se producen solos. Somos una gran cooperativa los productores de espectáculos.

—Si tenés que elegir tres hitos del Cosquín Rock, ¿cuáles son?

—El primero fue la primera edición, que se realizó en el 2001, donde el público llegó de todos los lugares del país sin publicidad. No teníamos presupuesto, no existían las redes sociales, ni siquiera existía ese boom por algunos artistas de rock nacional y ocurrió un fenómeno increíble que fue que muchísima gente de Ushuaia a La Quiaca, por el boca a boca, llegó con mochila y copó la plaza Próspero Molina. Otro de los hitos fue cuando nos fuimos a San Roque, nos mudamos porque nos quedó chica la plaza y nos echaron un poco de Cosquín. Nos fuimos a un predio en el medio de la montaña, cerca del lago San Roque y coincidió con la tragedia de Cromañón. Todas las marcas decidieron irse de Cosquín y muchos de los que estaban en la industria del espectáculo estaban muy temerosos. A pesar de lo que se veía como una debacle económica, decidimos seguir adelante con el festival, si no, ese era el final, no había forma de seguirlo adelante. El tercer hito fue cuando Charly [García] me llamó, estaba tocando su concierto y me dijo: "Llamalos a Pedro [Aznar] y a David [Lebón] que vamos a reunir a Serú Girán". Fue en un intervalo de Charly García, a la 1 de la mañana del último concierto que se hacía esa noche que era el de él. Pedro estaba en el estadio, pero David ya se había ido al hotel. Así que lo mandamos a buscar como en una ambulancia. Cuando termina el concierto de Charly y van a los bises, llega David y Charly dice: "Che, no está Oscar [Moro], pero reunamos a Serú Girán". Y tal cual sucedió. Nosotros no sabíamos qué iba a suceder, creíamos que no llegábamos y subieron, sin ensayo, sin hablar los temas, nada, Charly contó "1, 2, 3" y largaron con "Eiti Leda". Todo es muy intenso con Charly.

—¿Cuál fue el mayor divismo que te ha pedido alguna figura?

—Tuve la posibilidad de producir a Paul McCartney, a Madonna. En términos de divismo Luis Miguel lleva la delantera, era el artista que más estresaba gente. Charly García, fuera de su divismo, en la época problemática de Charly, que me tocó producir muchos shows en el interior de la Argentina, también ha estresado gente. Madonna fue interesante, salió a las 23.45 de la noche, que el show estaba anunciado a las 21, y andaba con una bicicletita ahí por el Mario Kempes, yo me quería morir del estrés. Otro artista que también me hizo sufrir fue cuando vino Guns N' Roses, pero con Axl solo, que tocó a las 00.45 y el show estaba anunciado a las 9 de la noche.

—¿A Charly vale perdonarle todo?

—No, no, ya no se lo perdonaba tanto. Yo he sufrido mucho con Charly, pero después lo terminé perdonando, hoy gracias a Dios está en una etapa distinta.

Sentimos un año muy complicado, donde las taquillas bajaron un 25 por ciento

—¿Cómo está?

—Está terminando de grabar su disco, ya le quedan detalles nada más. Lo visito habitualmente como amigo más que nada y tiene un disco hermoso.

—En este rol productor empresario, ¿varió algo a la hora de trabajar con el cambio de Gobierno?

—No, en Córdoba siguen los peronistas hace mucho tiempo. Sí sentimos un año muy complicado, donde las taquillas bajaron un 25 por ciento. Mis colegas de todo el país me dijeron que más, pero en Córdoba hemos sentido el 25% y afectó mucho esta crisis económica que estamos viviendo. Ojalá que se revierta pronto, porque la verdad es que lo primero que la gente deja de hacer es ir a espectáculos o privarse de determinados entretenimientos cuando tiene otro tipo de necesidades.

—¿Es hipócrita el ambiente del rock?

—No. Tiene sus vaivenes y sus pequeños egos, como todas las cosas obviamente, pero me parece que el rock es el movimiento más sano dentro del mundo del entretenimiento. Me parece que el rock argentino es muy saludable. Hay muchos amigos sinceros en el rock argentino, hay músicos que se quieren mucho.

—¿Puedo soñar con La Mona Jiménez en Cosquín?

—Es un desafío pendiente. La Mona labura mucho en fin de semana de carnaval, entonces ir a tocar a Cosquín en el marco del carnaval significa un esfuerzo extra.

—Pero no es un imposible, no hay una negativa.

—No, aparte sería genial, sería un boom. Lo quieren todos los músicos de rock argentino.

—¿Me explicás el fenómeno Tan Biónica?

—Hice un concierto de Tan Biónica en el Orfeo. Ellos me parecieron tipos muy amables y encantadores.

El rock argentino es muy crítico, y los seguidores son muy herméticos y ortodoxos. Las redes sociales transformaron en un campo de batalla la opinión.

—Hay quienes discuten si es rock o no.

—El rock argentino es muy crítico, y los seguidores son muy herméticos y ortodoxos. Entonces, si a vos te gusta un determinado estilo de rock, el otro es prácticamente inconcebible. El problema está en que las redes sociales transformaron en un campo de batalla la opinión. Un recital de Miranda, un recital de Tan Biónica, son recitales donde hay guitarras eléctricas, bajo, batería, se toca, es música.

—Mencionaste como uno de los hitos de Cosquín el año de Cromañón. Vos defendiste públicamente a Callejeros. ¿Te podría haber pasado a vos Cromañón?

—Les podría haber pasado a todos los productores que organizábamos recitales.

—¿Producir Callejeros después de Cromañón te trajo problemas en la industria?

—Muchos de mis colegas creían que era inviable la vuelta de ellos y yo hice la vuelta en el Mario Kempes. Después trabajé con Pato [Santos Fontanet] y Cristián [Torrejón], que armaron sus propios proyectos. Soy un convencido de que la responsabilidad está en los músicos, en los managers, en los productores, en toda una cadena, pero también hay un grado de responsabilidad en el público, que es el único que en definitiva no tuvo una cadena de responsabilidades. Hoy Pato está cumpliendo su condena, Cristián y los chicos de Callejeros están cumpliendo sus condenas. Una condena que para mí es ejemplificadora, porque excede el grado de responsabilidad. Me costó mucho esfuerzo hacer conciertos de ellos, muchos lugares nos prohibieron, en muchos lugares no nos daban las habilitaciones porque se trataba de esta banda. Por más que nuestra productora había producido grandes shows en una misma ciudad, cuando se trataba de ellos a igual condición y todo, no nos habilitaban. Y eso me pareció muy groso. Yo era chiquito, pero en la época del proceso militar habría cosas iguales, ¿no? Fue una cosa casi persecutoria.

—¿A qué lo adjudicás?

—A los temores y los prejuicios. También existió una presión muy fuerte de los padres, que la comprendo porque bajo ningún punto de vista creo que no haya responsabilidad de todos los participantes esa noche. Lo que creo es que las personas tienen derecho a trabajar hasta que termine el proceso judicial, terminó el proceso judicial y ellos están cumpliendo su condena. Evidentemente cuando terminen sus condenas, si quieren seguir con la música, van a poder hacerlo.

—¿Los vas a seguir produciendo?

—Si ellos vuelven a la música, sí. Tengo una buena relación con Pato, lo visito seguido. Y con Cristián también.

—¿Y si hubieras tenido un familiar en Cromañón?

—Había amigos y conocidos en Cromañón. Te voy a contar una anécdota: yo vine a contratar a Callejeros para Cosquín Rock. El día de Cromañón yo paso al mediodía, me siento con el manager a arreglar los detalles operativos de lo que era el concierto. Esa noche fui con Daniel Aráoz, me iba a quedar y me llamó mi ex mujer y me dijo: "Venite ya" y me tuve que volver. Los celos de mi ex mujer me salvaron la vida. Muchos amigos míos estaban esa noche, nadie se imaginó que esto podía suceder, desgraciadamente existían hábitos espantosos como las bengalas.

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—Hablaste recién de la dictadura. ¿Por qué hay distintas versiones respecto del vínculo de tu papá con Luciano Benjamín Menéndez?

—Es que es todo un invento porque mi papá no tenía vinculación con Menéndez, mi papá trabajó en el PEC en una época y no tuvo mayor vinculación.

—¿Y por qué surgió que era su ahijado?

—Porque un periodista de Córdoba dijo que él era ahijado de Menéndez. Pero no es ahijado de Menéndez, es un invento, no tiene nada que ver con Menéndez. Primero que no era ahijado porque se podría demostrar si es ahijado, y él se referirá a ahijado político pero mi viejo no tuvo nada que ver con Menéndez. Mi viejo la única vez que entra en política fue cuando recién vuelve la democracia, que fue candidato a intendente por la Ucedé [Unión del Centro Democrático]. De hecho, mi mamá y mis familiares se opusieron a eso y se fue dedicando a otras actividades.

—Iván Noble nos dijo acá, hablando del vínculo del rock nacional en los distintos momentos de la historia: "No hay desaparecidos del rock durante la dictadura".

—Un día hablaba con Charly y nunca entendí bien, pero Charly me dijo que a él lo llevaron a juntarse con un presidente de facto para hacer un concierto de las Malvinas y creo que dijo que no. Me parece que escribió "Encuentro con el diablo" después de eso, pero tampoco estoy muy seguro. Charly dice que él pegó en el palo. Yo tengo 46 años, me agarró en una edad en la que no tengo recuerdos concretos de lo que sucedió, pero por lo que hablo con los músicos grandes con los que tengo contacto, la época de la dictadura marcó parámetros de escasa libertad de expresión, por ende, no hubo desaparecidos físicos, pero sí hubo mucha influencia en lo que se decía o en lo que sonaba en las radios, que es una forma de reprimir.

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—¿Es machista el rock?

—Es bastante machista. Pero hay referentes femeninos muy importantes que generaron influencias en la música argentina. No sólo arriba del escenario sino afuera. Una de las mejores managers de todos los tiempos es la Negra Poli, y es mujer. En un mundo de varones, ella fue imponiendo su proyecto junto con el Indio [Solari] y con Skay [Beilinson], y terminaron siendo la banda más grande de todos los tiempos, y se trata de una mujer.

—¿Qué te pasa con Gustavo Cordera, por ejemplo?

—No tuve buena relación con Cordera porque lo considero a él uno de los cómplices de que me sacaran el Cosquín de la Plaza de la Música. Los dichos me parecen una cosa espantosa, es aberrante lo que dijo. Tengo hijas mujeres y me imagino la situación con mi hija, y la verdad es que me dan ganas de cagarlo a trompadas. Pero, por otro lado, cuando alguna frase la sacás de contexto, por más desafortunada que sea, tal vez no es lo que espiritualmente quisiste decir.

Le digo a la gente que no probó la cocaína que no lo haga, que pruebe cosas menos nocivas

—Hablando de la cocaína dijiste: "Fue una especie de amiga que me acompañaba en algunas fiestas, después pasó a ser un socio en mis emprendimientos y no sé en qué momento compró la empresa y yo empecé a trabajar para ella".

—Dejé la cocaína hace casi 2 años, me fui tatuando, me fui haciendo cada mes que iba pasando una ramita.

—¿Fue difícil?

—Tomé la decisión y estuve un mes sin tomar. Después, una amiga, Andrea Rincón, llamó a un médico y me dijo: "Tenés que ir a ese médico". La decisión estaba tomada, en eso soy muy voluntarioso. Toda mi familia se involucró inmediatamente, mis dos hijas principalmente, que fueron las que lideraron la primera parte. En mi caso particular no tenía un problema tan complicado pero sí había que dejarlo. La ventaja que yo tuve con respecto a otras personas es que no toqué fondo, no tuve ninguna experiencia traumática, no tuve un accidente, no perdí a mi familia ni nada, simplemente noté que por momentos era una cosa tan importante que tapaba otras cosas que son las importantes. Tampoco hago de esto un culto, que cada uno haga lo que quiera, es su libertad. Lo que sí yo, aprovechando los espacios en los que puedo hablar, le digo a todo el que no la probó que no la pruebe, que intente con otras cosas que son menos nocivas. Y el que está tiene que saber que en algún momento te gana la pulseada, sí o sí te la gana. Salvo que decidas no consumir más. Está bueno que alguno que ha tenido la experiencia como yo y que tuvo la posibilidad de dejarla le cuente a los que están intentando que hay que cortar por lo sano, buscar ayuda y está buenísimo, te sobra el tiempo y te sobra el dinero. Me llevé puestos a varios amigos míos que dejaron.

—¿Cómo es eso?

—Varios amigos míos me vieron ahí en la pelea, vieron que había un camino y me siguieron.

—¿Se pierden otros también?

—La pregunta sería qué tan amigo es un tipo que, sabiendo que uno está con este tema y que lo quiere dejar, te ofrece. Gracias a Dios, ningún amigo de la industria de la música, desde que dejé, ni me ofreció ni me acercó y cada vez que estuve en algún momento delicado se me alejó, así que esos son amigos.

—¿Y se puede hacer rock sin estar drogado?

—Completamente. Te puedo hacer una lista mucho más larga de roqueros sin drogarse que roqueros drogados. Creo que los roqueros que abusaron de las drogas son aquellos que tenían un gran talento y después quedaron ahí como varados.