El cisne negro

Alejandro Tagliavini

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Para empezar, hay dos cosas que los políticos deben tener en cuenta. Por un lado, los sondeos fracasaron rotundamente, lo que demuestra que las estadísticas con seres humanos —y vaya el palo para la econometría, según ya anticipaba Ludwig von Mises— son poco fiables y, por ende, sin valor científico sino sólo ilustrativo. Por el otro, que existe una fuerte tendencia mundial anti-sistema: hay hartazgo de los funcionarios y sus corruptelas (según una encuesta de The Wall Street Journal, el 80% está harto) y probablemente fueron las recientes acusaciones contra Hillary Clinton las que terminaron de hundirla frente a un Trump sin antecedentes como burócrata.

En cualquier caso, mientras los medios aseguraban que las páginas de emigración hacia Canadá estaban colapsadas, lo más inteligente es lo que me ha dicho Charles Philippe d'Orléans, asesor de destacadas empresas: "Entramos en zona desconocida, pero los cambios son buenos, porque traen oportunidades, nuevos desafíos", es cuestión de saber manejarlos, aprovecharlos y posicionarse.

Muchos traders y analistas pensaban que una victoria de Donald Trump provocaría un caos en los mercados similar al del referéndum del Brexit. Sin embargo, las caídas en las bolsas europeas han sido moderadas. Salvo activos o negocios muy expuestos a México. En Europa, el EuroStoxx 50 ha llegado a caer menos del 3%, lejos de casi el 10% que se hundió por el referéndum británico. Mientras, en Londres, las caídas han superado el 2%, pero pronto se han revertido, lejos del 8,67% que el FTSE100 llegó a perder en junio.

Sucede que, en parte, el mercado ya había descontado el triunfo de Trump y, además, muchos creen que hay que esperar a ver qué sucede realmente, a partir de que asuma, en enero. Aun cuando tiene mayoría en el Congreso, es muy probable que no se le permitan medidas radicales. Después de todo, está muy claro que en Estados Unidos gobierna mucho más el establishment que el presidente, si no, pregúntenle a Barack Obama, que prometió cerrar Guantánamo y allí sigue después de 8 años.

Por otro lado, los analistas, como Jim Leaviss, de M&G, creen que la probabilidad de una subida de tasas en la reunión de la Fed del 14 de diciembre ha pasado de más del 80% al 50% con este nuevo Gobierno y el precio del dinero podría quedarse en el rango actual, entre 0,25 y 0,5 por ciento.

El magnate ha prometido una bajada de impuestos, en primer lugar, para las clases altas, que pasaría de 39,6% a 25%, y así estiman que Estados Unidos crecería tres por ciento. Además, eliminaría los impuestos federales para personas con sueldos menores a 25 mil dólares anuales y para familias con ingresos inferiores a cincuenta mil. Rebaja que, sin dudas, es buena, pero resulta incoherente con la promesa de destinar quinientos mil millones de dólares a infraestructuras, no sólo sin recortar el gasto sino aumentando el militar, con lo que podría dispararse el déficit, a pesar de la promesa de un presupuesto equilibrado. Esto provocaría una rebaja del dólar a nivel global.

Declarar a China "país manipulador de su moneda" e imponer un arancel para sus productos del 45% no se condice con la progresista libertad de comercio y podría desembocar en una guerra comercial global, acrecentada por la promesa de revisar los tratados comerciales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) (al imponer aranceles del 35% a México), o los que se están negociando, como el Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) con Europa o el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP, por sus siglas en inglés).

 

@alextagliavini

 

El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.