La antigua prisión de Holanda que se convirtió en un nuevo hogar para refugiados

Al caer las tasas de criminalidad, el país busca nuevos usos para sus cárceles: en el penal de Bijlmerbajes, en Ámsterdam, viven 600 personas que han huido de la guerra, la discriminación o la pobreza en países como Siria, Afganistán, Irak y Eritrea

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Las niñas sirias Mishleen Samir, de 10 años, y su amiga Claire Alzain, juegan en el campo de la ex cárcel de Bijlmerbajes en Amsterdam (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Las niñas sirias Mishleen Samir, de 10 años, y su amiga Claire Alzain, juegan en el campo de la ex cárcel de Bijlmerbajes en Amsterdam (AP Photo/Muhammed Muheisen)

En Siria, Mishlleen Kafa estaba aterrada cuando su madre salía de compras: no sabía si volvería, o si alguien vendría a matarlos a ella y su hermano al estar solos en su vivienda.

Ahora, el hogar de la niña de 10 años es una antigua prisión en Holanda, donde es mucho más feliz que en Damasco.

"Juego todo el tiempo, tengo muchos amigos y me siento segura, estoy feliz de estar en Holanda", dijo. "Voy a la escuela, estoy aprendiendo holandés, sé patinar y tengo una amiga holandesa llamada Eva a la que conocí un domingo en la misa. Quiero crecer aquí y ser oftalmóloga".

(AP Photo/Muhammed Muheisen)
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Ella y su familia se cuentan entre las 600 personas que viven en la prisión de Bijlmerbajes en el sureste de Ámsterdam. La mayoría han huido de la guerra, la discriminación o la pobreza en países como Siria, Afganistán, Irak y Eritrea.

El torrente ha disminuido  -de 58.900 solicitudes de asilo en el apogeo de la crisis de los migrantes en 2015 a 31.600 en 2016, según el Servicio de Inmigración y Naturalización holandés-, pero la gente sigue llegando.

Mientras tanto, al caer las tasas de criminalidad, Holanda busca nuevos usos para sus prisiones. El gobierno permite que Bélgica y Noruega le envíen algunos de sus presos, y varias prisiones se han convertido en centros de acogida para solicitantes de asilo.

Las niñas sirias Shahd Alamar, 8, Lana Alkhawaja, 9, Maya Alamar, 4, Amal Sakkal, 8, y Hala Alhalaby, 8, juegan en un pasillo de la cárcel (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Las niñas sirias Shahd Alamar, 8, Lana Alkhawaja, 9, Maya Alamar, 4, Amal Sakkal, 8, y Hala Alhalaby, 8, juegan en un pasillo de la cárcel (AP Photo/Muhammed Muheisen)

En el complejo de Bijlmerbajes, cuatro de las seis torres alojan a refugiados y migrantes. La mayoría ya tiene permiso de residencia y sólo aguardan sus viviendas. Mientras tanto, participan de actividades que los ayudarán a integrarse a la sociedad holandesa, dijo Menno Schot, director del centro.

"Hacemos todo lo posible para que los residentes, viejos y nuevos, se sientan parte de una comunidad de las que somos los guías en Holanda", dijo Schot. "Con frecuencia los residentes que ya tienen vivienda dicen que echan de menos los días en Bijlmerbajes".

(AP Photo/Muhammed Muheisen)
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Mako Husa, una inmigrante de Etiopía mira fuera de una ventana (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Mako Husa, una inmigrante de Etiopía mira fuera de una ventana (AP Photo/Muhammed Muheisen)
El refugiado afgano Zafar Sahil, 22, hace ejercicio en el patio de la cárcel (AP Photo/Muhammed Muheisen)
El refugiado afgano Zafar Sahil, 22, hace ejercicio en el patio de la cárcel (AP Photo/Muhammed Muheisen)
(AP Photo/Muhammed Muheisen)
(AP Photo/Muhammed Muheisen)
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Rawaiz Bhatti, 26, de Peshawar, Pakistán, toca la guitarra en su habitación (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Rawaiz Bhatti, 26, de Peshawar, Pakistán, toca la guitarra en su habitación (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Los hermanos sirios Izzeldein Moustafa, 6, Abdulrahman, 10, Ahmad, 12 y Amir, 8, juegan al mete gol en Bijlmerbajes en Amsterdam (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Los hermanos sirios Izzeldein Moustafa, 6, Abdulrahman, 10, Ahmad, 12 y Amir, 8, juegan al mete gol en Bijlmerbajes en Amsterdam (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Hani Nashed, 53, de Aleppo, Siria, reza en su habitación en Bijlmerbajes, Amsterdam (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Hani Nashed, 53, de Aleppo, Siria, reza en su habitación en Bijlmerbajes, Amsterdam (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Meza Negadtu, una inmigrante de 29 años de Eritrea, reza en su habitación (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Meza Negadtu, una inmigrante de 29 años de Eritrea, reza en su habitación (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Aimable Nasbimana, 37, un refugiado de Burundi, le enseña a ir en bicicleta a su amigo congolés Prosper Baseka, 37. (AP Photo/Muhammed Muheisen)
Aimable Nasbimana, 37, un refugiado de Burundi, le enseña a ir en bicicleta a su amigo congolés Prosper Baseka, 37. (AP Photo/Muhammed Muheisen)

Por Muhammed Muheisen (Associated Press)

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