Como en cada llegada del verano, miles de turistas se preparan para visitar las bellezas naturales que componen las distintas reservas y áreas protegidas que tiene nuestro país. En los últimos años estos espacios se fueron convirtiendo en una alternativa real a los tradicionales y fuertemente comercializados centros turísticos costeros o serranos.
Entre los Parques Nacionales que la Argentina ofrece a los turistas existen algunos preferidos: El Palmar, Pre Delta, Quebrada del Condorito, Lanín, Los Arrayanes, Nahuel Huapi, Monte León, Bosques Petrificados o el Parque Marino Costero. Todos ellos representan ecosistemas distintos y sirven para vivir una nueva experiencia en la naturaleza.
El 2017 fue designado por la ONU como el "Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo". Uno de los objetivos de esta declaración fue impulsar la idea de que cada uno de estos espacios se convierta en un aula de educación ambiental para cada visitante.
Los Parques Nacionales El Palmar, Lanín, Los Arrayanes y Nahuel Huapi, entre otros, son los preferidos por los turistas que deciden vacacionar en áreas protegidas
Se suele confundir el turismo responsable con el turismo sostenible. Este último involucra una gran responsabilidad del Estado. El primero, en cambio, requiere del respeto y el compromiso individual de cada individuo.
Para que la iniciativa de Naciones Unidas pueda dar sus frutos, es necesario que cada turista tome conciencia sobre el cuidado que requiere el espacio que está recorriendo.
Para que el turismo sea compatible con la conservación y el cuidado de la biodiversidad es imprescindible que en cada visita se tengan en cuenta varias recomendaciones: informarse en las portadas y centros de visitantes al ingresar; prestar atención a la cartelería; consultar el estado de las rutas, senderos y el pronóstico del clima; no producir ruidos molestos; no extraer plantas ni piedras; regresar del área protegida con los residuos generados y depositarlos en contenedores habilitados; no ingresar con mascotas a las áreas protegidas nacionales y mantener una distancia prudencial para observar a los animales, sin alimentarlos ni perseguirlos.
Es necesario que cada visitante tome conciencia sobre el cuidado que requiere el espacio que está recorriendo y colabore con su preservación
En los últimos años, el aumento de la conciencia sobre el impacto de las actividades del hombre en el medio natural, económico y social se ha extendido también a la forma de hacer turismo. Esto ha originado el surgimiento de un nuevo modo de viajar y recorrer el mundo.
Para que exista un turismo realmente sostenible y responsable, el Estado debe cumplir eficientemente con su tarea. Y el turista con la suya.