En los rincones más apartados de nuestro planeta habitan animales de características tan peculiares que parecen sacados de una obra de ciencia ficción. Sus características sorprendentes y únicas hacen que estas especies generen curiosidad.
Por esa razón, elegimos los 10 animales más curiosos y extraños del mundo. En las profundidades de las aguas de los océanos o en la frondosidad de la selva, todos ellos ofrecen una ventana a la extraordinaria y fascinante diversidad biológica de la Tierra.
1. Murciélago de nariz tubular
El murciélago de la fruta con nariz en forma de tubo (Nyctimene albiventer) representa apenas una de las casi 200 especies que se descubrieron durante dos expediciones científicas en Papúa Nueva Guinea en 2009. Aunque investigadores ya lo habían avistado en expediciones anteriores, recientemente se clasificó este murciélago como una nueva especie.
Este mamífero volador, al igual que otros murciélagos de fruta, juega un papel vital en el ecosistema de los bosques tropicales al dispersar las semillas de las frutas que consume dentro de su dieta.
2. El pez con manos
El pez rosado con manos (Brachiopsilus dianthus), que prefiere usar sus aletas para caminar en lugar de nadar por el lecho marino, está entre las nueve especies que científicos recientemente nombraron en un estudio sobre la familia Brachionichthyidae, conocida como los peces con manos.
Hasta la fecha, se han descubierto solo cuatro ejemplares de este pez rosado de 10 centímetros, todos cerca de Hobart, en Tasmania, Australia. Desde 1999, no se ha vuelto a avistar un ejemplar, y a los científicos les llevó años confirmar que se trataba de una nueva especie.
Las 14 especies de peces con manos identificadas habitan exclusivamente en las aguas poco profundas del sureste de Australia, lo que los convierte en sujetos pocos estudiados y de los que se conoce muy poco sobre su biología o comportamiento.
3. La sanguijuela T-Rex
Bautizada por los científicos como Tyrannobdella rex, esta extraordinaria especie de sanguijuela sorprende por su tamaño de hasta siete centímetros y sus inusuales dientes largos, que permiten un paralelismo con el famoso dinosaurio Tiranosaurio Rex.
A pesar de su aspecto intimidante, los mordiscos de esta singular criatura son “relativamente pequeños”, destacó Mark Siddall, coautor del estudio y experto en zoología invertebrada del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Esta combinación de características únicas ha situado a la Tyrannobdella rex como una de las especies más raras.
4. El pez que come madera
En las profundidades del río Santa Ana en Perú, una nueva especie de Panaque fue descubierta por científicos. Se trata de un pez que redefine la supervivencia en el Amazonas al alimentarse de un árbol sumergido desde 2006. Esta adición a la familia de los loricáridos ―también conocidos como bagres o siluriformes― se destaca por utilizar sus dientes para raspar y comer madera, rasgo compartido con apenas una docena de especies dentro de su género.
Contrario a lo que podría suponerse, estos peces no digieren la madera en sí, sino que extraen la materia orgánica asociada a ella, como algas y microorganismos, expulsando la madera sin digerir en menos de cuatro horas, un proceso sorprendentemente rápido que ha captado la atención de la comunidad científica.
5. La babosa “ninja”
Descubierta en las exuberantes montañas de Borneo, en Malasia, una nueva e intrigante especie de babosa se ha ganado el apodo de “babosa ninja” gracias a su inusual método de cortejo, que incluye el lanzamiento de “dardos de amor” a su pareja.
Estos dardos, una combinación de carbonato de calcio y hormonas, no solo son una peculiaridad romántica, sino que también, según los científicos, podrían aumentar significativamente sus probabilidades de éxito reproductivo. Esta babosa tiene una peculiar característica: su cola triplica el largo de su cabeza.
6. El sapo de Los Simpsons
En una expedición realizada en el oeste de Colombia durante septiembre de 2010, los investigadores se encontraron con un hallazgo inesperado: tres especies nuevas de anfibios, entre ellas un singular sapo del género Rhinella, caracterizado por su inusual y alargada nariz que evoca al icónico personaje señor Burns de la serie Los Simpson, tal como lo describe Robert Moore, cabeza de la expedición y especialista en conservación de anfibios de Conservation International.
Este diminuto sapo, de apenas dos centímetros de longitud, no solo capturó la atención de Moore por su peculiar aspecto, calificándolo como “uno de los anfibios más extraños” que jamás haya visto, sino también por su insólita reproducción. A diferencia del ciclo de vida tradicional de los sapos, este omite por completo la fase de renacuajo: las hembras depositan los huevos directamente en el suelo del bosque, de los cuales emergen pequeños sapos completamente desarrollados
7. La oruga de peluche
La oruga de peluche es todo menos suave. Aunque pueda parecer agradable al tacto, este insecto es una amenaza creciente en el este de Estados Unidos, con un número cada vez mayor de personas acabando en el hospital debido a su alta toxicidad. La Megalopyge opercularis, como se la conoce científicamente, se ha ganado la reputación de ser la oruga más venenosa de ese país, un dato alarmante que parece pasar desapercibido por su apariencia inofensiva.
La larva mide 3 centímetros de largo y está cubierta de largas y densas espinas parecidas a pelos, lo que la hace parecerse a un pequeño gato persa. La etapa de oruga es la fase más peligrosa para los humanos, ya que es cuando tiene la capacidad de inyectar su veneno a través de las espinas ocultas entre su pelaje.
8. El gusano calamar
En el mar de Célebes, a 2.800 metros bajo la superficie, científicos del Census of Marine Life se toparon con una extraña entidad que desafió la clasificación convencional: una peculiar criatura de diez centímetros que mezclaba características de calamares y gusanos, llevándolos a apodarla inicialmente como “gusano calamar”.
Esta enigmática especie, revelada al mundo en 2007 gracias a la tecnología de un Vehículo Operado a Distancia (ROV), marcó el descubrimiento de una nueva familia dentro de los poliquetos, pertenecientes a la clase Polychaeta. En 2010, una publicación en Biology Letters detalló sus hallazgos y otorgó a la especie el nombre oficial de Teuthidodrilus samae, o “gusano calamar de sama”, en honor a un grupo étnico de las islas Filipinas cercanas a su lugar de descubrimiento, entrelazando así la riqueza natural y cultural de la región en la nomenclatura científica.
9. El lagarto de un solo sexo
En un giro inesperado digno de la trama más insólita, lo que era considerado un exótico manjar en los restaurantes de Vietnam ha revelado ser una novedad científica: un lagarto previamente no catalogado por la ciencia, conocido ahora como Leiolepis ngovantrii. Esta especie saca a relucir una fascinante faceta de la naturaleza, ya que las hembras de esta especie se reproducen a través de un proceso llamado partenogénesis, donde no hay necesidad de la presencia de un macho para la fecundación, ya que las hembras se clonan a sí mismas.
Este mecanismo de reproducción, aunque se presente en el uno por ciento de los lagartos, subraya el misterioso curso de la evolución y la supervivencia. La aparición del Leiolepis ngovantrii en el escenario culinario vietnamita ha resultado ser un plato sorpresa que no solo deleita el paladar, sino que también enriquece el acervo de la biodiversidad mundial.
10. Ajolote
El axolote (Ambystoma mexicanum), también conocido como ajolote, es una especie de salamandra que nunca llega a completar su metamorfosis, permaneciendo en su etapa larvaria durante toda su vida, un fenómeno conocido como neotenia. Tienen una cabeza ancha, ojos pequeños y una boca que parece estar sonriendo perpetuamente y están clasificados como una especie en peligro crítico de extinción.
Originarios de los lagos de Xochimilco y Chalco en el Valle de México, aunque el lago Chalco ya no existe, los axolotes son criaturas fascinantes que han capturado el interés de científicos y aficionados por igual debido a su capacidad de regeneración, pudiendo reemplazar miembros perdidos, la piel, e incluso órganos internos y partes del cerebro sin cicatriz alguna.