Seis consejos para captar la atención de un auditorio

Desde las postura ideal al uso de los silencios, una especialista recomendó a Infobae claves sencillas para dejar los miedos y dar un discurso eficaz

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La oratoria es el arte de hablar en público con elocuencia, con la finalidad de persuadir o conmover al auditorio existen técnicas que aseguran su eficacia (iStock)

La palabra tiene un gran valor significativo y es el principal medio de comunicación entre los seres humanos. A menudo enfrentarse a un amplio auditorio ya sea por trabajo o por estudio resulta un gran desafío. La postura, la forma de aprendizaje, los silencios y la coparticipación son algunos ejes fundamentales a la hora de ser escogidos para esta tarea. Resulta primordial intentar transmitir un mensaje claro sin carga autoreferencial en el discurso.

"El mensaje debe surgir de la mente y el corazón del orador y que se dirija a las mentes de los oyentes. No importa la dimensión de la audiencia la comunicación debe ser directa y modelada como una conversación uno a uno" subrayó a Infobae Mariano Pupkin, contador público, especialista en pogramación neurolinguística y director de la consultora eMPowering.

Rol de la postura en el discurso

La postura corporal representa el 80% del éxito del orador. Mirar a los ojos y una postura firme son claves para una presentación correcta (iStock)

La postura con la que se presenta e invita al diálogo es uno de los ejes principales. El 80% de la presentación depende de como se exhibe el orador, por lo tanto conceptos como firmeza y seguridad son claves a la hora de querer captar la atención del público.

"Acciones como ocultar las manos es una señal que nos muestra como poco amigables, es probable que el auditorio decodifique este mensaje como ocultamiento y falta de firmeza. No mirar a los ojos es otra señal que inspira desconfianza. Pero hay que tener en cuenta que el exceso de seguridad tampoco es bueno, adoptar una postura corporal demasiado arrogante puede generar rechazo", detalló a Infobae Daniel Ríos, director de POST Media, agencia de comunicación especialidad en public speaking.

Estudiar de memoria, un arma de doble filo

Estudiar el diálogo de memoria requiere muchísima práctica para que salga natural y no parezca forzado (iStock)

Un clásico es estudiar el diálogo de memoria, este accionar brinda seguridad al orador pero no deja de ser un arma de doble filo. Olvidarse tan solo una palabra de lo estudiado pude desmoronar el plan en cuestión de segundos. Por otro lado está técnica, puede recaer en un discurso monótono y aburrido.

"Aprender de memoria es factible y hay muchos oradores que lo hacen y muy bien. Pero requiere muchísima práctica para que salga natural y no aparezca el esfuerzo por recordar el texto", destacó el profesional Mariano Pupkin.

Un pequeño dato que llamará la atención

Las cifras al discurso le otorgan un crédito de confianza y seriedad pero las mismas debes ser pensadas y acertadas en el contexto de lo expuesto (iStock)

Las cifras siempre llaman la atención, en caso de tener la posibilidad de brindar números en el discurso es una herramienta clave para captar la atención. Los números debes ser pensados y englobados en el contexto para darle profesionalismo de lo contrario, se recaerá en un discurso con poco sustento teórico.

El rol de los silencios

Los silencios permiten tomar aire, recapitular en qué lugar de nuestra presentación estamos y realizar un reconocimiento facial de los oyentes (iStock)

Los silencios se vinculan al concepto de tranquilidad y el público suele relacionarlos directamente con la noción de seguridad y conocimiento. Dicen que un silencio dice más que mil palabra por lo tanto, al inicio de una exposición, comenzar con este recurso y mirar a los ojos a los participantes asegurará un primer acercamiento con los oyentes.

"Los silencios son muy importantes ya que las personas deben asimilar las cosas que se exponen. Hablar sin parar, no permite evaluar cada punto que ponemos expuesto. Además, el silencio permite tomar aire, recapitular en qué lugar de nuestra presentación estamos y realizar un reconocimiento de las caras para medir cómo se está desarrollando la exposición", señaló el especialista Daniel Ríos.

Coparticipación de los oyentes

En la coparticipación resulta fundamental no hacer pregunta destinatarios específicos, generará una tensión en el grupo que estimulará a la distracción de lo narrado (iStock)

La participación de los destinatarios de la audiencia es clave. Responder preguntas como también abrir el juego a despejar dudas permite saber si lo expresado se comprendió correctamente. Un error al intentar interactuar es focalizar preguntas a destinatarios específicos, esto puede genera tensión en el grupo y por ende estimulará la distracción.

Tipo de lenguaje adecuado

El uso de la jerga profesional debe ser acorde a la claridad de la exposición y al tipo de auditorio (iStock)

Ser claro con un lenguaje sencillo suele ser siempre la mejor herramienta, por no decir la más eficaz. El uso de términos complejos para sorprender solo presta a mayor confusiones, palabras cotidianas de uso común aseguraran un mensaje claro y conciso.

"El tipo de lenguaje debe ser claro en todo momento. El uso de jerga profesional debe ser acorde a la claridad de la exposición y al tipo de auditorio. Los conceptos y palabras complejas fuera de contexto tienen como único 'beneficiario' al orador, quien termina protegiéndose detrás de un supuesto saber que corta la conexión. Cuando el orador se expone abierta y auténticamente, sea cual sea su rol, genera credibilidad, está en sintonía y simetría con la audiencia. No pontifica ni dice lo que deben o tienen que hacer, muestra su propia mirada dando sentido a lo que dice y respetando la total libertad de los oyentes para darle significado", destacó a Infobae Pupkin.

Generar confianza en el público no es una tarea sencilla, pero seguir estos simples pasos asegurará el éxito del discurso, por supuesto que la práctica hará que estos conceptos se naturalicen y perfeccionen según el público para el que se expone.

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