Sheryl Sandberg, la techie número 1 de Facebook que revolucionó un mundo de hombres

La mujer número uno de Facebook se convirtió en la principal activista por los derechos de la mujer en ese mercado laboral. En Silicon Valley, rodeada de hombres, supo posicionarse y convertir a la red social en un negocio multimillonario. Su historia de superación tras la muerte de su marido

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Sheryl Sandberg es una de las pocas líderes mujeres de Silicon Valley (AFP)

"¿En qué creés? ¿Qué te preocupa? ¿Cuál es tu misión?", esas y otras preguntas incisivas, casi filosóficas, fueron el eje de las primeras conversaciones que Mark Zuckerberg -por entonces un entusiasta emprendedor sin una visión clara de negocios- sostuvo con Sheryl Sandberg, que ocupaba la vicepresidencia de ventas globales y operaciones del gigante Google.

Esos primeros encuentros transcurrieron durante los primeros meses de 2008. Duraron seis semanas y Sandberg las definió como "citas". El fundador de Facebook y la ejecutiva de Google habían coincidido por primera vez en una fiesta de Navidad del año anterior en la casa Dan Rosensweig, otro directivo de Silicon Valley. En la víspera navideña, Sandberg y Zuckerberg dialogaron durante casi una hora.

Zuckerberg estaba a la búsqueda de un directivo experimentado que orientara el modelo de negocios de una red social que crecía abruptamente y no sabían cómo controlar. Sandberg, que quería alejarse de Google, había sido tentada para un cargo jerárquico en el Washington Post. Sin embargo, se dejó seducir por el potencial de las redes sociales en detrimento de los medios de comunicación. Hasta la fiesta de Navidad, Zuckerberg no sabía que, en un mundo de traje y corbata, su solución usaba tacos altos.

Sandberg conoció a Zuckerberg en una fiesta de Navidad en donde lo cautivó

Hoy Sheryl Sandberg ya lleva 8 años sentada en la mesa principal de Facebook. Su cargo como directora de operaciones (CCO) la posiciona como la mano derecha de Zuckerberg. Se la considera la responsable de convertir a la red social en el fenómeno de rentabilidad que es en la actualidad. Cuando llegó, la preguntaba que acechaba en su cabeza era: "¿Podremos hacer dinero alguna vez?".

La principal fuente de ingresos de Facebook era la publicidad, pero chocaba contra un problema. La mayoría de los usuarios no querían ser invadidos por molestas campañas en sus perfiles. A partir del arribo de Sandberg en la compañía, la red social se transformó en la principal plataforma publicitaria de las empresas en el mundo. Convirtió un emprendimiento incipiente -una brillante idea- en un gigante de los negocios alrededor del globo.

Su incansable activismo por los derechos de la mujer

El mayor legado que busca dejar Sheryl Sandberg no está relacionado al éxito financiero o laboral. La búsqueda de la ejecutiva trasciende su época: sabe que su generación no podrá hacer la diferencia. Su objetivo está enfocado en las camadas venideras, en aquellas que hoy son adolescentes o niñas. Su intención es posicionar, de una vez por todas, a las mujeres con las mismas posibilidades que los hombres en el mundo del trabajo.

"Se refieren a mí como 'la mujer CEO', pero nadie habla de Mark Zuckerberg como 'el hombre CEO', porque resulta obvio para ellos -contó Sandberg en una entrevista a la revista Forbes-. De modo que anteponer el 'mujer' me parece sorprendente. Eso es lo que necesitamos cambiar, y la única manera de conseguirlo es hacer que más mujeres asuman puestos de liderazgo".

La número dos de Facebook se alzó en los últimos años como la vocera principal de los derechos femeninos en el mercado laboral. Sus palabras generan eco y remueven los paradigmas machistas establecidos. Sandberg, de hecho, publicó el libro Lead in, que llegó a Hispanoamérica como Vayamos adelante. La mujer, el trabajo y la voluntad de liderar. También con el nombre Lead In lanzó una organización sin fines de lucro, que brinda asesoramiento online a las mujeres que encuentren trabas en el ámbito laboral solo por su género. Su charla Ted en 2010, además, tomó dimensión de piedra fundamental para el movimiento feminista.

Hoy es una de las ejecutivas más importantes del mundo. Tiene 47 años. Su historia comenzó en Harvard cuando se graduó con honores en ciencias económicas. Sus calificaciones sobresalían tanto como su perfil bajo en clase. Apenas se le conocía la voz. Nadie sospechaba que se transformaría en la líder de la actualidad.

"El poder es indiscutiblemente positivo para el hombre, porque cuando se hace más poderoso, tiene una vida mejor. Más gente quiere casarse con él, todo es positivo. Cuando una mujer adquiere poder y éxito, es menos querida, menos gente quiere casarse con ella. Y eso ocurre porque vemos el poder en un hombre como algo natural, pero no así con las mujeres, y eso impacta mucho en el deseo de poder", enfatiza.

La número dos de Facebook se convirtió en una de las voces del feminismo (AFP)

La muerte de su marido

En 2004, Sheryl Sandberg se casó con el mejor amigo de toda la vida, David Goldberg, el entonces CEO de SurveyMonkey, un sitio web que permite la creación de encuestas. El primero de sus dos hijos llegó un año después, pero el matrimonio supo encontrar el balance perfecto entre el hogar y el trabajo.

Corría mayo de 2015 cuando la familia vacacionaba en las playas mexicanas. Su marido se desvaneció repentinamente. Se cayó de una cinta mientras entrenaba y se golpeó la cabeza. La arritmia cardíaca que padecía lo complicó más aún. La ambulancia demoró más de la cuenta en llegar a la clínica. "El viaje hasta el hospital fue insoportablemente lento. Odio a todos y cada uno de los coches que no se apartaron a un lado, a todos y cada uno de los conductores que se preocuparon más por llegar unos minutos antes a su destino que por dejarnos espacio para pasar", contó la viuda en una publicación en su perfil de Facebook, 30 días después de la muerte de su marido.

La foto que Sandberg subió en el post de Facebook dedicado a su marido

Pasó el shiva: 7 días de duelo en el judaísmo. Regresó al trabajo. Pasó el shloshim: 30 días que dieron por finalizado el luto. Sandberg, según sus propias palabras, decidió volver a darle sentido a su vida. Con dos niños ya sin la figura paterna, decidió retomar la actividad que la apasiona. Volvió a las oficinas de Facebook. Con más fuerza. Eligió seguir su combate reivindicativo de los derechos de la mujer. Con más determinación.

"No soy naturalmente feliz", dice Sandberg. "A veces lloro en el trabajo", continúa. Su coraza de mujer luchadora y vehemente por momentos se resquebraja. La debilidad también aparece. Como en cualquier hombre, como en cualquier mujer. Su mensaje de inspiración permanece. Hay más mérito en la lucha de quien llora.

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