Cayó al último acusado de matar a un ingeniero venezolano en Palermo por un celular

Juan Fernández Acosta recibió un balazo en su cabeza cuando se resistió a un asalto en marzo de 2023. Ya habían condenado a perpetua al otro homicida. Para los investigadores, el caso está esclarecido

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Juan Fernández Acosta (27)
Juan Fernández Acosta (27)

Pasó más de un año del crimen del ingeniero venezolano Juan Fernández Acosta (27), asesinado de un balazo en su cabeza cuando se resistió al robo de su celular en marzo de 2023 en el barrio porteño de Palermo, y en las últimas horas se informó que detuvieron al segundo sospechoso de haber participado en el homicidio, informaron fuentes oficiales.

Tras la condena a prisión perpetua del primero de los delincuentes en caer, los investigadores de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad dieron por esclarecido el caso con esta segunda detención: el sospechoso había sido atrapado, justamente, el 25 de marzo pasado, cuando se cumplía un año del crimen, en Hurlingham por un robo a mano armada.

“Por tratarse estar acusado de un delito de mayor pena por el crimen de Palermo, el Juzgado de Garantías N°11 de Morón declinó la competencia”, explicaron las fuentes del caso. Fue identificado como Walter Siboldi, de 26 años. Y tiene antecedentes por “tentativa de robo, robo, robo y lesiones, robo agravado y a mano armada”.

Ese 25 de marzo del año pasado, Fernández Acosta se encontraba junto a un amigo hablando en la puerta de una bicicletería en la calle Aráoz al 1.400, del barrio de Palermo, cuando fue sorprendido por un sospechoso que quiso robarle el celular.

El lugar del crimen (Adrián Estándar)
El lugar del crimen (Adrián Estándar)
El detenido
El detenido

La víctima se resistió y comenzó un forcejeo con el ladrón. Fue en ese contexto que el delincuente le disparó en la cabeza y huyó en el auto que lo esperaba su cómplice. Juan fue trasladado al Hospital Fernández de urgencia, donde falleció horas después.

Tras una investigación del fiscal Marcelo Retes, se constató que los asesinos eran dos y se movían en un auto blanco que fue identificado por el relevamiento de cámaras. Y, luego, secuestrado.

El arma secuestrada
El arma secuestrada

En la causa también se hicieron escuchas telefónicas y tareas de campo que dieron como resultado la identificación de los sospechosos, el secuestro del arma, una Tala calibre .22, utilizada para el asesinato y un Ford Fiesta Blanco que se usó para escapar.

El 20 de abril del año pasado, fue detenido Fernando Tomás Barloa Valdez cuando estaba por cometer otro ilícito en el barrio de Villa del Parque junto a tres cómplices.

Los investigadores lo apresaron, ya que lo venían siguiendo desde hacía unos días. En febrero pasado se realizó el juicio en su contra por el crimen de Juan, con intervención del Tribunal Oral en lo Criminal N° 22: fue condenado a prisión perpetua.

El auto usado en el crimen
El auto usado en el crimen

Juan Francisco Fernández Acosta era ingeniero electrónico y había llegado desde Venezuela hacia la Argentina en busca de un mejor porvenir. Vivía en la Ciudad de Buenos Aires desde hace cuatro años, donde trabajaba día y noche como repartidor para poder continuar sus estudios.

En su país natal, Juan Francisco vivió siempre en la parte centro sur de Caracas junto a su padre Asdrubal, su madre María Angélica y su medio hermano Jorge Alejandro, en un barrio residencial de clase media.

Cuando Juan Francisco terminó el secundario, comenzó a estudiar la carrera de ingeniería electrónica en la Universidad Nueva Esparta, en el centro de Caracas. Allí se graduó a final del 2018. “Se mantuvo económicamente con sus propios ingresos mientras estudiaba. Lo hacía con su trabajo de mantenimiento electrónico en el metro de Caracas. Allí trabajó hasta que decidió ir a Buenos Aires”, le contaba Asdrubal, el padre de Juan Francisco a Infobae.

Estudiaba un posgrado en Buenos Aires
Estudiaba un posgrado en Buenos Aires

Algunos meses antes de tomar la decisión de abandonar su país para viajar a Argentina, Juan Francisco recibió una oferta que podría haber torcido su destino. “Se comunicaron con el de un pequeño país asiático para ofrecerle un puesto en la línea de trenes de allí. Sin embargo, lo rechazó porque creía que Argentina sería una mejor manera de progresar en la vida”, se sinceró el hombre.

Finalmente, viajó a principios de 2020 a Buenos Aires, justo antes de que comenzara la pandemia. Para hacerlo vendió el auto que tenía en Caracas y sus padres le dieron algunos ahorros. En Argentina, en plena cuarentena, no encontró un puesto en su profesión y empezó a trabajar como delivery en una casa de comidas. Luego entró en la Universidad de Palermo para realizar un posgrado.

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