“Siempre estamos al borde”: la jugada de tres argentinos para llevar 7 millones de dólares en pasta base por avión

El hecho ocurrió en 2021 en Uruguay y es investigado por la Justicia hoy. El grupo estuvo detrás de la logística del tráfico aéreo de la droga desde Bolivia. Las avionetas fueron halladas en un hangar en Entre Ríos

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La aeronave descendiendo sobre un campo uruguayo
La aeronave descendiendo sobre un campo uruguayo

Cerca de las 16:30 del 26 de septiembre de 2021, en un campo del departamento de Artigas, en Uruguay, investigadores de la Fuerza Aérea del país vecino ubicados estratégicamente en la zona, registraron el arribo de dos camionetas. Luego, observaron cómo uno de sus ocupantes colocaba sábanas marcando una pista de aterrizaje. Uno de sus extremos fue atravesado otro vehículo, marcando la punta de la pista.

La aeronave que esperaban no tardó en aparecer en el cielo, a una velocidad crucero de 160 nudos desde Paraguay. Luego del aterrizaje, los hombres en tierra comenzaron a descargar los bultos de un compartimiento de la nariz del Piper Beech Aircraft, modelo Baron 58. Cuando sacaron todo, el pequeño avión despegó rumbo al sudoeste, a la Argentina.

En sector arbolado escondieron 400 ladrillos de pasta base de cocaína mientras retiraban las sábanas de la improvisada pista. En ese momento, irrumpió la Policía uruguaya en la escena, los detuvo y secuestró la droga, valuada en 7 millones de dólares.

Con una sábana, los narcos marcaron la pista de aterrizaje
Con una sábana, los narcos marcaron la pista de aterrizaje

Así, el Operativo Minerva, que desplegaron las autoridades uruguayas luego de que sus radares registraran vuelos no autorizados, desmembró el de la operación narco de la banda del Piper en ese país. Sin embargo, la base del grupo criminal, dedicada al diseño de la logística de los vuelos y a la capacitación del piloto entrerriano Francisco Emanuel Fogel, que fue deportado a fines de julio, estaba en Argentina. Operaba en un hangar ubicado en el kilómetro 22 de la Ruta provincial n° 22, kilómetro, en la localidad de General Campos, en Entre Ríos.

La clave estuvo en una conversación que escucharon los detectives entre dos involucrados, cuando uno le ofreció al otro “traer un flete de droga”, a cambio de 5 mil dólares, una cifra muy distante de los 320 mil dólares que pedía, por ejemplo, el magnate narco, Jorge “Nono” Adalid Granier Ruiz, uno de los mayores transportistas del negocio local, por el traslado de 400 kilos de cocaína de máxima pureza.

Con esa comunicación y la mecánica de la organización establecida, los uruguayos pidieron cooperación a la PROCUNAR, el ala de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico a cargo de Diego Iglesias, y la fiscal federal entrerriana Josefina Minatta -en un expediente bajo la firma del juez federal Pablo Seró en Concepción del Uruguay- quienes encargaron a Gendarmería una minuciosa investigación para dar con las avionetas que surcaron el espacio aéreo del país vecino con la droga.

Los investigadores notaron charcos de agua debajo del avión bimotor
Los investigadores notaron charcos de agua debajo del avión bimotor

Los gendarmes encontraron el hangar y, en ese momento, apareció, nombre de Mariano “Nano” Tedeschi, un tabacalero, ex socio de un empresario asesinado y que es ligado al contrabando de cigarrillos desde Paraguay.

Llegaron, entonces, a sus supuestos socios en la maniobra narco: Lionel Rossi Coria y Silvio Román Marcogiuseppe.

Con estos datos y a dos días del secuestro de la cocaína, los gendarmes dieron rienda suelta al operativo “Benteveo”, allanaron el hangar de General Campos, secuestraron dos aeronaves, documentación y teléfonos satelitales “de los que surge con claridad el rol de cada uno de los investigados”.

A los detectives les llamó la atención los charcos de agua debajo del avión bimotor con matrícula CX-BR, “como si la hubieran limpiado”. Las sospechas se confirmaron cuando el can “Guli” marcó el sector de la nariz.

El piloto Fogel, por otra parte, había estado en la aeronave. Así lo confirmó una huella extraída del parasol izquierdo del bimotor que arrojó una correspondencia con la ficha dactilar del entrerriano.

Su casa fue allanada. Allí, los gendarmes encontraron el libro de vuelo, un cuaderno con anotaciones que daba cuenta del recorrido, a partir de palabras en código. El periplo había comenzado el mediodía del 22 de septiembre, en Concordia, desde donde despegó el Piper hasta el punto “Oso” (Paraguay), donde llegó a las 16 y donde habría pernoctado. Al día siguiente, partió a las 9:08, hasta “Klauss” (Bolivia) a donde llegó a las 13:38. Ya el 24, a las 7:35, partió hacia “Rich” (Perú), a una zona sospechada de albergar cocinas de cocaína, donde llegó a las 10:55.

“Permaneció en ese país durante dos noches y cargó las sustancias estupefacientes que luego transportó el 26 de septiembre hasta Uruguay, donde se realizó la descarga, y luego regresó al hangar”, determinaron los investigadores según un documento del caso.

La aeronave Piper que transportó la pasta base a Paraguay
La aeronave Piper que transportó la pasta base a Paraguay

El secuestro del celular de Fogel aportó más evidencia al expediente. Dentro del aparato, se encontraron audios enviados por Rossi Coria del 27 de septiembre, es decir, del día posterior a la incautación de la droga. “¿Viste que siempre estamos al borde? El Pablo estaba allá y nosotros estábamos acá siempre, nosotros alguna cagada no tiene que estar pasando”, celebró.

Luego le indicó: “Vos decile que se quede tranquilo, que si él hubiera estado acá era peor todavía. Porque le hubiera andado buscando la DEA hoy, todo el día”, dos de los mensajes de voz hallados en el teléfono.

Para los representantes del Ministerio Público Fiscal “el grupo criminal se aseguró de tener todos los recursos necesarios para ejecutar el transporte internacional: una pista para el despegue y aterrizaje, aeronaves preparadas (especialmente la CX-BRI), repuestos para mantener las aeronaves en funcionamiento, un piloto entrenado, elementos de comunicación y de navegación, un punto para la entrega de la droga en Uruguay y un equipo de “rescate” de la droga en ese país”.

Descubiertos, Tedeschi, Rossi Coria y Román Marcogiuseppe fueron procesados, sin prisión preventiva, por los delitos de organización y financiamiento de las maniobras de contrabando y/o tráfico ilícito de sustancias estupefacientes, agravado por el número de personas intervinientes, una figura penal que prevé una pena de 8 a 20 años de cárcel.

Además, el juez federal Seró los embargó por un millón de pesos a cada uno.

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