Mi vida, mi oficio: el amante del cine que resiste con su videoclub en plena era del streaming

Gustavo Jaimovich tiene un local en el centro porteño desde 1991. Cuáles son sus estrategias para sobrevivir. Sus clientes fanáticos de los films clásico y su amor incondicional por el cine

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Gustavo Jaimovich fundó El Ciudadano en 1991

Los videoclubs se popularizaron en Argentina a mediados de la década del 80 con la llegada de los casetes VHS y las videograbadoras que empezaron a llegar a las casas de las familias del país.

En esa época era común ir los viernes al local (había muchos en cada barrio de las ciudades) y alquilar un par de VHS. Era tanta la demanda por los estrenos que a veces se reservaba para la próxima semana.

Pasaron los años y los cambios tecnológicos hicieron desaparecer los videoclubs. Sin embargo hay algunos que resisten el paso del tiempo. Gustavo Jaimovich es jubilado tiene 72 años y hace 33, que es el dueño de un local de alquiler de películas y series. Jaimovich abrió El Ciudadano en 1991 en junín al 600. Ahora, cuenta toda su experiencia para la sección de Mi vida, mi oficio de Infobae.

Gustavo Jaimovich está al frente de El Ciudadano desde 1991 (Matías Arbotto)
Gustavo Jaimovich está al frente de El Ciudadano desde 1991 (Matías Arbotto)

Trabaja de lunes a viernes entre 10 a 17 horas. Asegura que con el negocio gana unos 500 mil pesos al mes. Su negocio viró del alquiler a la venta de contenido en las tecnologías de DVD, VHS, Blu Ray.

Pese a mantenerse en el negocio, Jaimovich es realista. El comerciante evalúa que el videoclub es una rama comercial que está en su final. Se calcula que en el país hay 40 negocios de este estilo. Además, hace 4 años que no se editan más films en Argentina por la crisis económica. Él vende gracias a los coleccionistas, estudiantes de cine y a las películas que no se encuentran en las plataformas, como los clásicos.

Jaimovich trabaja de lunes a viernes y gana unos 500.000 pesos al mes (Matías Arbotto)
Jaimovich trabaja de lunes a viernes y gana unos 500.000 pesos al mes (Matías Arbotto)

Agrega que la magia de un videoclub es que la persona tiene en su poder la película. Además, destaca que las plataformas están “matando” al buen cine.

Jaimovich cree que “el hacer las cosas bien es una de las claves de su supervivencia. Cerraron otros videoclubs del barrio y yo sigo abierto”. En los 90 había unos 10.000 videoclubs en el país. Hoy quedan apenas 40 que sobreviven.

El video club está ubicado en el centro porteño y es visitado por los cinéfilos porteños (Matías Arbotto)
El video club está ubicado en el centro porteño y es visitado por los cinéfilos porteños (Matías Arbotto)

Comunidades de Facebook e Instagram nucleadas en torno de cuentas como VHS Argentina, VHS Raros y Retro Argentino son las grandes promotoras de esta segunda vida de los videocasetes.

En El Ciudadano todas las películas son originales. “En épocas de streaming, pude mantener una clientela fiel de cinéfilos que buscan este producto - explica Jaimovich-. Lo que más se vende es el buen cine. Aunque siempre hay clientes que piden algún film de Sylvester Stallone”.

Jaimovich asesora a un cliente del videoclub (Matías Arbotto)
Jaimovich asesora a un cliente del videoclub (Matías Arbotto)

Jaimovich cuenta que la caída de los videoclubs se dio en forma paulatina. “Pasó que si en un barrio había 15 locales, pasaba en una semana a 12. Y así”, sostiene.

El dueño de El Ciudadano es contador, pero afirma que tiene un sólo cliente que es su propio local. “Soy un enamorado del cine y por eso tengo este negocio”, sostiene.

Mi vida, mi oficio es un programa de entrevistas sobre la importancia, el valor, las exigencias y experiencias de cada trabajo, contadas por sus propios protagonistas. Escribinos y contanos sobre tu oficio y tu historia a mividamioficio@infobae.com

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