Carta de los Granaderos: “17 de agosto, un día de reflexión para los argentinos”

En el marco de la Semana Sanmartiniana y a pocos días de un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad del General San Martín, el Regimiento recordó a su creador y enumeró una serie de enseñanzas que dejó el Padre de la Patria

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Soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo en la Plaza de Mayo
Soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo en la Plaza de Mayo

A muy pocos días del 170° aniversario del paso a la inmortalidad del General San Martín, Libertador de medio continente, el Regimiento de Granaderos a Caballo conmemoró hoy aquel momento con una serie de enseñanzas que dejó en “su vida de entrega a la Patria”.

Desde aquel 17 de agosto de 1850, sus Granaderos se vieron comprometidos más que nunca a seguir respetando y transmitiendo, desde lo individual, los valores que su creador y primer Jefe del Regimiento les había inculcado con su propio ejemplo.

Habían pasado 24 años que el cuerpo había sido disuelto, y pasarían 53 años más antes de que estuviera presente en el Ejército Argentino el cuerpo más “Benemérito del Ejército de los Andes”.

En una carta, sus Granaderos recordaron que “se lo mencionó Benemérito por su distinguida designación y por haber sido la única unidad que San Martín había instruido personalmente a cada uno de sus efectivos, donde formar parte era un honor y por lo tanto donde había que ser honorable, no sólo en el campo de batalla sino en todos los órdenes de la vida”.

No se podía parecer, se debía ser valiente, justo, leal, decente, reservado, prudente y estar tan comprometido con la Patria, la igualdad y la libertad como para dar la vida por ello”, recordaron. Aquel regimiento recorrió 34.357 kilómetros y 18.096 millas náuticas, en tan sólo 14 años; para “luchar por la libertad de seis países”, que los reconoció con medallas y distinciones.

El General San Martín afirmaba que sus Granaderos “podían ser igualados pera jamás superados por ninguna otra fuerza”. Y se hicieron presentes cada vez que tuvieron oportunidad, visitándolo en su exilio, intercambiando correspondencia, participando de la colocación de la Piedra fundamental de su morada eterna en 1878 y especialmente en 1880 cuando al fin volvió a este suelo a quedarse para siempre cumpliendo su deseo póstumo expresado en la cláusula cuarta de su último testamento fechado en el año 1844- que expresaba: “… desearía, que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires”. Aunque todavía estaba disuelto el Regimiento, no fue ese un impedimento para que sus Granaderos se acercaran a darle su último adiós y a agradecerle el haberlos guiado a conocer la gloria.

La bandera argentina flamea detrás de un grupo de Ganaderos que la escoltan
La bandera argentina flamea detrás de un grupo de Ganaderos que la escoltan

Pero como Regimiento recién volvió a estar junto a su creador luego de la recreación en 1903 en la Catedral de la Ciudad de Buenos Aires, y donde se realiza a diario la Guardia en su Honor al ingreso del Mausoleo donde descansa acompañado del General Tomás Guido, el General Gregorio de las Heras y el Soldado Desconocido.

Es uno de nuestros mayores orgullos realizar esa misión todos los días y ser testigos privilegiados de la gratitud y emoción con la cual los argentinos y visitantes de todas las nacionalidades le rinden respeto al Libertador, y frente a su Mausoleo: recuerdan sus valores, principios, acciones, proezas y renunciamientos. Y particularmente cómo reviven los hechos que hicieron de él uno de los americanos del siglo XIX más admirados y reconocidos”, destacan en la carta.

En sus 72 años de vida, San Martín marcó un rumbo y todavía hoy los Granaderos siguen ese camino, con la seguridad de saber que como el Libertador lo dijo “el camino más seguro de llegar a la cabeza es empezar por el corazón, que no se debe hacer promesa que no se pueda o no se deba cumplir”, y que el único modo de vencer es con esfuerzo, sacrificio y superando los propios límites y que “no esperemos recompensa de nuestras fatigas y desvelos,… cuando no existamos, nos harán justicia”.

Nuestras batallas de hoy son diferentes a las que se libraron junto al Libertador y nos llevaron a recorrer medio continente, pero siguen siendo igual de duras e importantes. Por eso, a diario recordamos las palabras y los valores que San Martín expresó, que siguen siendo tan vigentes como lo eran entonces, y continuamos encontrando en ellas las razones para sacrificarlo todo en pos de la libertad y teniendo el coraje para enfrentar con honor las misiones que nos son encomendadas, el General afirmara: ‘Los soldados de la patria no conocen el lujo, sino la gloria’, y como en nadie confió más que en nosotros para lograr su cometido, tenemos la obligación de seguir sus enseñanzas y continuar siempre siendo un ejemplo y un orgullo para nuestra República”, añadieron en la misiva a la que tuvo acceso Infobae.

San Martín se destacó por ser militar profesional victorioso en la guerra por excepcionales capacidades logísticas, tácticas y estratégicas en los campos de batallas; pero también se distinguió defendiendo nuevas ideas y visiones como las que expresó antes de Chacabuco: “…Señores, sus hijos y los hijos de sus hijos recordarán este día con orgullo porque dejaremos una tierra digna de ser vivida, donde puedan sembrar, crecer y prosperar. Donde cada hombre decida su futuro sin importar su color, su linaje o procedencia”, señala otra de sus enseñanzas.

Granaderos en la Casa de Gobierno (foto: Fernando Calzada)
Granaderos en la Casa de Gobierno (foto: Fernando Calzada)

“Fue alguien que abandonó la escena política estando en la cima del poder porque su presencia podía perjudicar los logros alcanzados y que no estaba dispuesto a que la sangre de tantos americanos se hubiera derramado en vano. Por eso antes de alejarse se puso todo su esfuerzo en consolidar la libertad en instituciones que excedieran su propia existencia y como dijo en el Perú: ‘He dejado de ser un hombre público; he aquí recompensados con usuras diez años de revolución y guerra. Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos’”, recordaron.

A los Granaderos, luego de la gran misión honorífica en la Catedral, le llegaron otras muy significativas como ser los custodios de las ruinas de la Casa donde nació en Yapeyú el 25 de febrero de 1778, en la casa en Francia donde pasó a la eternidad y en Campo de la Gloria, en San Lorenzo, Santa Fe, donde tuvo lugar el bautismo de fuego y la primera victoria de la Unidad el 3 de febrero de 1813; con el objetivo de que sus únicos herederos vivos sean los que vistiendo el uniforme histórico de la Independencia –que él mismo eligió– transmitieran sus hazañas y valores.

Hoy, más que nunca, en esta fecha tan significativa, quien nos enseñó que más allá de la adversidad y las dificultades nunca hay que rendirse y que todo es posible aún la victoria en las condiciones más desfavorables e impensadas. El argentino que sin pedir nada a cambio, cimentó la independencia de tres naciones dando libertad y dignidad a millones de americanos; el héroe magno de la libertad, nos interpela a ser mejores y nos recuerda que no hay metas imposibles si la intención es lograr un bien superior a nosotros mismos”, concluye la carta de sus Granaderos.