8 mitos sobre el vapeo y los cigarrillos electrónicos que ponen en riesgo a los adolescentes

Los especialistas advierten que la mayoría de los jóvenes y adultos, minimizan o no conocen los daños que pueden generar en los pulmones

La OMD advierte que los vapeadores son dañinos, adictivos y que no deben ser recomendados como estrategia de cesación tabáquica a nivel poblacional (Imagen Ilustrativa Infobae)

El uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores crece de manera sostenida entre adolescentes y adultos en Argentina y el mundo, impulsado por la proliferación de mitos y falsas creencias que generan confusión y minimizan sus riesgos.

La Asociación Argentina de Tabacología (AsAT), la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y otras entidades científicas advierten que la desinformación expone a la población, especialmente a los más jóvenes, a daños graves. Así, la popularidad del vapeo entre adolescentes y adultos jóvenes se ve reforzada por la percepción errónea de que “es solo vapor de agua” con saborizantes.

Gran parte del atractivo de los vapeadores y cigarrillos electrónicos radica en su diseño cool, la variedad de sabores y el marketing en redes sociales, que los presenta como una alternativa moderna y segura. Sin embargo, los especialistas alertan que estos dispositivos contienen sustancias tóxicas y pueden causar daños respiratorios, cardiovasculares y en la salud mental.

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Ante la consulta de Infobae, el neumonólogo Alejandro Videla, presidente de la AsAT y expresidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) señaló que “la publicidad encubierta en redes sociales ha sido muy efectiva en presentar el vapeo como moderno, seguro y menos peligroso que fumar”, lo que dificulta la transmisión de los riesgos reales, especialmente entre los más jóvenes.

El vapor inhalado puede contener nicotina (la droga adictiva del tabaco), saborizantes y toxinas, incluidas las que causan cáncer (REUTERS/Carl Recine)

“El vapeo destruye el pulmón, altera el desarrollo y debería ser un tema central en la agenda de salud pública”, advirtió en Infobae en Vivo Fernando Burgos, pediatra del Hospital Austral y miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría.

¿Qué es un cigarrillo electrónico o un vapeador?

Un cigarrillo electrónico es un dispositivo que vaporiza un líquido mediante calor, generando un aerosol que la persona aspira.

Estos líquidos, llamados e-líquidos, suelen incluir nicotina, saborizantes y varios aditivos, aunque no contienen tabaco. El aparato no utiliza combustión, sino que transforma el líquido en una niebla inhalable.

Ocho mitos sobre el vapeo que ponen en riesgo la salud

Mito 1: “El vapeo ayuda a dejar de fumar”

La Asociación Argentina de Tabacología (AsAT) remarca que los cigarrillos electrónicos no son una opción recomendada para dejar de fumar. Si bien algunos estudios internacionales sugieren que podrían ayudar en contextos regulados, en Argentina no existen productos estandarizados ni controlados.

La tasa de éxito del vapeo para dejar de fumar es igual o menor que la de tratamientos aprobados, como la terapia de reemplazo de nicotina (parches o chicles) o el bupropión, que sí buscan la abstinencia total.

Además, quienes dejan el cigarrillo convencional mediante el vapeo suelen mantener la dependencia a la nicotina y/o al dispositivo, lo que no ocurre con los tratamientos médicos avalados.

Mito 2: “Es menos dañino que fumar”

En Estados Unidos, la Encuesta Nacional de Tabaco en Jóvenes de 2024 registró que el 5,9% de los estudiantes de secundaria utilizaba cigarrillos electrónicos de manera habitual (Imagen Ilustrativa Infobae)

La creencia de que el vapeo es una alternativa menos perjudicial carece de respaldo científico. Los especialistas advierten que los cigarrillos electrónicos contienen nicotina y otras sustancias tóxicas, como solventes, metales pesados, aldehídos y partículas ultrafinas.

Los adolescentes que vapean tienen tres veces más riesgo de iniciarse en el tabaquismo convencional, según varios estudios internacionales. El doctor Videla detalló a Infobae que un estudio del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) reveló que el 36,7% de los adolescentes de 12 a 17 años probó cigarrillos electrónicos alguna vez y el 20% los usó en el último mes.

“El consumo de un solo cigarrillo electrónico disminuye la función pulmonar y el uso sostenido se asocia a mayor riesgo de bronquitis, asma, infecciones respiratorias y diagnóstico de EPOC en jóvenes", agregó Videla.

El doctor Burgos enfatizó que “no hay escala de daño aceptable. Vaporizar no es menos malo”, y alertó que 40 pitadas de vapeo pueden equivaler a un atado de cigarrillos en términos de nicotina absorbida. Se han documentado casos de EVALI (lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillo electrónico), bronquitis, asma y síntomas respiratorios persistentes, incluso en adolescentes sanos.

Mito 3: “No genera adicción”

La mayoría de los cigarrillos electrónicos contiene nicotina, una de las sustancias más adictivas según la Organización Mundial de la Salud.

Los especialistas coinciden en que el vapeo puede generar tanto dependencia física como psicológica, reforzada por los rituales y gestos asociados al consumo. Burgos advierte que “la nicotina es adictiva y los chicos no tienen defensas frente a ella”, lo que incrementa el riesgo de adicción en adolescentes.

Mito 4: “Los cigarrillos electrónicos son legales en Argentina”

El uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores crece entre adolescentes en Argentina, impulsado por mitos y desinformación (Imagen Ilustrativa Infobae)

Desde 2011, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohíbe la importación, venta, distribución y publicidad de cigarrillos electrónicos en Argentina.

El doctor Videla aclaró a Infobae que, aunque el uso personal no está penalizado, la comercialización ocurre en un mercado informal y sin control sanitario. En la realidad, la facilidad de acceso y la falta de fiscalización efectiva permiten que los dispositivos circulen libremente, incluso en kioscos y a través de redes sociales.

“En el estudio del CEDES el 29,1% de los adolescentes pudo acceder a cigarrillos electrónicos a pesar de la prohibición del ANMAT. Es evidente que es necesario mayor control, lo cual es dificultoso porque el ANMAT carece de control mas allá de las farmacias, y es necesario que se establezcan controles en todos los puntos del proceso de comercialización, desde la importación hasta el punto de venta, con coordinación entre autoridades municipales y provinciales”, detalló el doctor Videla.

Mito 5: “Los sabores son inocuos”

La mayoría de los cigarrillos electrónicos contiene nicotina, una sustancia altamente adictiva que incrementa el riesgo de dependencia en adolescentes (REUTERS/Toby Melville/File Photo)

Los sabores y aromas de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias como diacetilo, vinculado a bronquiolitis obliterante, una enfermedad pulmonar grave e irreversible, advirtió la AsAT.

Además, los líquidos pueden incluir cetonas, aldehídos y otros compuestos que, al calentarse, generan sustancias irritantes y potencialmente cancerígenas.

Los sabores hacen que los dispositivos resulten más atractivos para adolescentes y disminuyen la percepción de riesgo.

Mito 6: “Si no tiene nicotina, es seguro”

Aunque los cigarrillos electrónicos sin nicotina reducen la dependencia física, los aerosoles siguen conteniendo solventes, metales y aromatizantes dañinos para las vías respiratorias.

Por lo tanto, estos productos no pueden considerarse seguros.

Mito 7: “No afecta a terceros”

Investigaciones internacionales señalan que la expansión del uso de aparatos electrónicos en jóvenes incrementa la exposición a trastornos físicos y consecuencias negativas para el bienestar psicológico (REUTERS/Manon Cruz)

La AsAT informó que la exposición pasiva al vapeo no es inocua. Se han detectado metabolitos de nicotina y otros compuestos en la saliva y orina de personas que conviven con vapeadores, y se observan más síntomas respiratorios en convivientes, especialmente en niños y embarazadas.

Mito 8: “Ayuda a controlar la ansiedad”

La sensación de calma que experimentan algunos usuarios es, en realidad, un alivio transitorio del síndrome de abstinencia a la nicotina. Estudios recientes muestran que quienes utilizan cigarrillos electrónicos presentan más síntomas de ansiedad que quienes no los usan.

Burgos precisó que el vapeador “produce adicción, incrementa la irritabilidad y el aislamiento emocional, y multiplica los peligros para el corazón”.

Alerta por el aumento del vapeo en adolescentes piso pediatra Fernando Burgos

El doctor Burgos, en diálogo con Infobae en Vivo, describió cómo el vapeo se convirtió en los últimos años en un símbolo de estatus y pertenencia social entre los jóvenes, reforzado por la variedad de sabores y la publicidad dirigida.

Relató que “ver que chicos de apenas 12 o 13 años ya usan vapeadores es demoledor; y lo peor es que muchos padres ni siquiera lo notan hasta que es tarde. El vapeo puede matar”.

La AsAT y sociedades científicas insisten en la necesidad de reforzar la fiscalización y sancionar la venta ilegal y la publicidad encubierta. En un comunicado conjunto de más de 20 organizaciones de salud, difundido el 4 de diciembre, los expertos rechazaron cualquier intento de legalización en Argentina y advirtieron que “legalizar dispositivos electrónicos para fumar abre la puerta a una nueva generación de consumidores”.

El daño a los pulmones de los cigarrillos electrónicos

Investigadores de la Universidad de California detectaron que líquidos usados en cigarrillos electrónicos pueden generar compuestos tóxicos ( REUTERS/Carlos Jasso)

Como publicó Infobae, el uso de cigarrillos electrónicos puede exponer a los pulmones a compuestos tóxicos más peligrosos de lo que se pensaba, según un estudio de la Universidad de California, Riverside publicado en Frontiers in Toxicology.

El equipo identificó que el propilenglicol, principal ingrediente de los líquidos para vapeo, al calentarse genera metilglioxal y acetaldehído, dos sustancias que dañan las células del sistema respiratorio humano.

Entre los hallazgos, los investigadores observaron alteraciones en rutas biológicas relacionadas con la producción de energía, la reparación del ADN y la estructura celular, incluso tras exposiciones breves a estos compuestos. “Nuestro trabajo ayuda a explicar cómo ciertas sustancias asociadas al vapeo pueden contribuir a dañar los pulmones”, precisó Man Wong, primer autor del artículo académico.

El análisis reveló que el metilglioxal afecta de forma más severa a las células respiratorias que el acetaldehído, a pesar de encontrarse en cantidades menores. “El metilglioxal interfiere con las mitocondrias y debilita el citoesqueleto de actina, dos elementos fundamentales para la energía y la estructura de las células”, explicó Prue Talbot, autora principal del estudio, en el comunicado oficial de la UCR.

El estudio también determinó que los dispositivos de vapeo de menor potencia, considerados habitualmente menos dañinos, pueden generar mayores niveles de metilglioxal. Esta conclusión contradice la percepción de que los equipos menos potentes suponen un riesgo reducido para los usuarios.

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