Pablo Mouche: orden minucioso, Boca como escuela de vida y la metamorfosis del futbolista en analista televisivo

En Random, el ciclo de entrevistas de Infobae, el exdelantero repasó cómo la disciplina, la constancia y la fortaleza mental marcaron su carrera dentro y fuera de la cancha. Habló de la exigencia de jugar en clubes de máxima exposición, del valor de la personalidad para ganarse el respeto de los referentes y de la preparación que encaró para construir un nuevo rol en los medios después de su retiro

Guardar
Random - Pablo Mouche

Pablo Mouche es un exfutbolista profesional argentino que se destacó por su versatilidad ofensiva, desempeñándose principalmente como delantero y extremo. Surgido de las divisiones inferiores de Estudiantes de Buenos Aires, dio el salto a Boca Juniors, donde atravesó una de las etapas más relevantes de su carrera y se consolidó en un contexto de alta exigencia.

En el club xeneize disputó más de un centenar de partidos oficiales y fue parte de los equipos campeones del Torneo Apertura 2008, el Torneo Apertura 2011 y la Copa Argentina 2012. Su paso por Boca, marcado por la presión permanente y la competencia interna, fue una experiencia formativa clave que él mismo definió como una verdadera “escuela” para su desarrollo profesional y personal.

A lo largo de su trayectoria, Mouche vistió la camiseta de numerosos clubes en Argentina y el exterior, entre ellos Arsenal de Sarandí, Lanús, Banfield, San Lorenzo, Barracas Central y Atlanta, además de experiencias internacionales en Kayserispor (Turquía), Palmeiras (Brasil), Estrella Roja de Belgrado (Serbia), Olimpia (Paraguay), Colo-Colo (Chile) y Sud América (Uruguay). Ese recorrido diverso le permitió adaptarse a distintos contextos futbolísticos, culturas y niveles de exposición.

Tras su último paso por Atlanta en la Primera Nacional, en 2023, rescindió su contrato y comenzó a transitar una etapa de transición fuera de la cancha. Paralelamente, se incorporó como analista y panelista en medios deportivos, donde volcó su experiencia como jugador profesional, apoyado en formación específica en comunicación, dirección técnica y gestión deportiva, iniciando así un nuevo capítulo vinculado al análisis y la reflexión sobre el fútbol.

Pablo Mouche: “Boca es la
Pablo Mouche: “Boca es la escuela perfecta, la universidad y el posgrado que te prepara para todo lo que viene después” (Gastón Taylor)

—Habiendo sido un jugador de élite, que tiene la presión constante que genera el fútbol, ¿sos ordenado en tu vida personal?

—Soy muy estructurado, me organizo muy bien, tengo una agenda personal escrita, no uso el teléfono para organizarme. Es como que me queda más verlo escrito. La dejo en un rincón de la mesa de la cocina que obviamente paso todos los días por ahí, así que me levanto temprano para llevar a los chicos al colegio, me armo el mate y tengo mi agenda ahí que me obliga a revisarla en el primer momento del día y ahí arranco. Tengo todo organizado, fecha por fecha, horario por horario.

—¿Y jugando eras así?

—Sí, siempre fui ordenado, bastante organizado, prolijo, estructurado con el tema de los entrenamientos, el descanso, la siesta, horarios, los días para ir al gimnasio en doble y los turno para ir al kinesiólogo. Siempre me gustó tener mis horarios, estar tranquilo, manejarme bien, llegar siempre temprano. Siempre fui muy estructurado y cumplí con el compromiso con el que me tomo las cosas.

—¿Y esa cosa metódica sentís que te la dio el deporte o es propio tuyo?

—Sí, yo creo que tuvo que ver. Igual soy bastante rompe con el tema de los horarios. Y si querés ser jugador profesional, no solamente te lo hablo en mi ámbito, que es fútbol. Si querés ser profesional, una parte de ese orden tiene que estar firme, tenés que estar bien al 100 por ciento.

—Yo tengo esta teoría: talentosos hay muchos, pero quedan en el camino por no tener orden y disciplina. ¿Eso es tan o más importante en el fútbol de élite que jugar bien a la pelota?

—Sí, completamente. Y te agrego una cosa más: la mentalidad. Estar fuerte de la cabeza, el superar las adversidades, caerse y levantarse lo más rápido posible, saber caerse y tener las herramientas para levantarte y que esa levantada no demore tanto, es importante.

—Jugaste en muchos clubes, corregime si me equivoco en Uruguay, en Paraguay...

—Turquía, Brasil, Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay.

—Pero estuviste siete años en Boca.

—Sí, del 2005 al 2012.

—¿Cuán grande es Boca para aprender, casi como una escuela? Con esto que estás diciendo sobre el impacto de “me caí, nos están pegando por todos lados, pero me levanto”. Porque en Boca todo es noticia…

—Todo. Creo que Boca es la escuela perfecta, la universidad, el posgrado (risas). Absolutamente todo lo que necesita un jugador de fútbol para salir de ahí y bancarse todo lo que pueda venir en el después y lo que queda del futuro.

—O sea que si pasas los testeos buenos y malos de Boca, ¿estás preparado para todo?

—Sí, estás preparado para todo. Tanto fuera de la cancha como adentro. Porque dentro tenés la presión extra de tener que ganar todos los partidos, de tener que demostrar. Me tocó jugar en otros equipos denominados “chicos”, sin faltar el respeto, pero podés tener dos o tres partidos malos y no pasa nada. Obviamente, la gente local se va a acordar. Pero no tenés la lupa de la prensa puesta ahí, las redes sociales …

—De todo el país…

—Sí, del país. Por un lado, Boca es buenísimo porque te exige y no te deja relajarte nunca. Pero por otro también es “Che, pará. ¿Tanta mochila?” No podés relajarte, no podés tener un partido malo. Boca es eso. Debe ser como la Selección. Me tocó jugar en la Selección en las juveniles, en amistosos, en algunas giras, en la mayor y es esa presión. Boca es lo máximo de lo máximo. Estuve en Palmeiras también en Colo-Colo, que son equipos grandes...

—¿Palmeiras es el club que más se asemeja a Boca?

—Sí, Palmeiras tiene muchísima gente. Son 20 millones de hinchas con convocatoria tanto de visitante como de local en el interior. Era impresionante la gente que nos seguía. La prensa con los equipos de San Pablo es más fuerte y está con la lupa puesta ahí…

—Vos fuiste muy talentoso, muy disciplinado y de cabeza fuerte, como mencionaste antes. ¿Para jugar con los grosos también tenés que sacar pecho, anteponerte y acompañar? Si vos estás jugando con, no sé, Riquelme o Palermo…

—Sí, tenés que tener personalidad. En Palmeiras me tocó jugar con Lucio, campeón del mundo, con Roberto.

—Claro. No podés flaquear ante esos compañeros.

—Vos tenés que demostrarle que tenés carácter, que tenés personalidad, temperamento, que estás formado. Después, obviamente, con el correr de los años te volvés más maduro, corregís cosas que de pendejo, cagadas, los errores juveniles que podemos tener todos. Pero sí, siempre y cuando el grande o el de renombre te vea con esa personalidad, con ese empuje para adelante, que no arrugás, que siempre estás en las difíciles, salgan bien o te salgan mal las cosas, es importante. Sos un ser humano y podés tener errores dentro de la cancha, pero cuando el grande percibe y siente de que vos sos un tipo que se las banca y que no le importa la adversidad, te empieza a valorar de otra manera, te respeta. Ya empezás a entrar en su círculo de “confianza”. Después podés ser amigo o no. Yo soy amigo del Flaco Schiavi, que para mí es un groso total. Hoy soy amigo, pero de Martín, no soy amigo. Tuve una gran relación, pero yo sentía que tenía un respeto de él.

—De Palermo hacia vos.

—Sí y que me valoraba. También de Román. No era de su grupo íntimo de amigos, pero yo sentía que el tipo me respetaba.

—Es muy criticado Román como presidente, pero no como jugador.

—Para mí es el máximo ídolo de Boca.

“Acá mandan los resultados”: la
“Acá mandan los resultados”: la mirada cruda de Mouche sobre Boca y el fútbol argentino (Gastón Taylor)

—En estos últimos meses con Boca mejor, con la llegada de Paredes, gane o no gane, sea campeón o no, ¿aflojó un poco la crítica?

—Y porque Boca gana…

—Viste que los músicos quieren conocer la cancha de Boca, van con la cancha vacía…

—Pero eso fue siempre así y va a pasar, para mí, de por vida.

—Pero se juntó todo: Boca - River, ganó Libertadores, Dua Lipa. Es como una ola de…

—Es que lamentablemente lo que manda acá son los resultados. Y digo lamentablemente porque capaz te toca hacer tan bien las cosas y por el buen camino tanto tiempo que los resultados no se te dan y no se ve todo el esfuerzo, el proyecto o el trabajo que vos hiciste para poder lograrlo. Después, cuando ganás y los resultados se dan, obviamente que todo fluye, todo es mucho más fácil. En Boca siempre pasó así. Cuando ganás y los resultados se dan, no pasa nada. Nadie habla de vos, nadie habla de los quilombos que hay o de las cosas malas que podés llegar a hacer en tu proyecto, en tu gestión. Y hoy a Boca le está pasando eso. Obviamente tuvo que ver mucho Paredes. Y sí, claro, dio en la tecla justa que para mí se demoró. Para mí, en vez de hacerlo en mitad de año, hubiese hecho todo el esfuerzo seis meses antes, en enero, y hubiese sido distinto. Se habrían ahorrado un montón de críticas. Yo creo que Leo tuvo mucho que ver en eso de que llegó con el aura de campeón del mundo, de un tipo europeo en plenitud física, futbolística. Le saca una presión y una mochila al resto del equipo. Empezó a unir y a potenciar individualidades como el Changuito, Delgado, Blanco, Di Lollo, te puedo nombrar un montón porque en realidad es un equipo que se va contagiando y empezaron a elevar su nivel. Obviamente que ahora no se va a ver nada malo ni se va a criticar nada, que yo no comparto eso. Yo voy a seguir criticando en el buen sentido, si me preguntan y tengo que hablar de algo de la gestión, voy a seguir diciendo siempre lo mismo porque estoy convencido de lo que digo y siempre es para construir. A mí no me importa destruir. Yo no juego para ningún bando político.

—¿Cuándo eras jugador creíste que en algún momento ibas a terminar analizando fútbol en televisión?

—¿Vos sabés que sí? Porque de jugador me llevaba bien con la prensa. Tenía un buen feeling, un buen ida y vuelta. Me gusta charlar. Soy charlatán en las entrevistas y siempre tuve buena relación con los periodistas, siempre estuve predispuesto a dar notas y dar la cara también en los malos momentos. Si tenía que hablar, hablaba, no tenía ningún problema. No te digo que estaba recontra convencido, decidido, pero se fue dando. Yo creo que, con el transcurso de los últimos años, que estaba llegando el momento de dejar el fútbol, de retirarme, estaba haciendo un pequeño duelo. Y empecé a agarrar el gustito cuando me invitaban a los programas analíticos o a ir al piso como un panelista, yo accedía. Veía que ese lugar, ese laburo, era mi lugar, me siento cómodo, me gusta.

—Y no te costó mucho esa transición a este nuevo rol.

—No me costó porque hice un curso de oratoria, de comunicación. Entonces más o menos me arreglé... No hice la carrera de periodista, por eso no me considero periodista y siempre lo dije: yo respeto mucho el laburo de ustedes, la carrera que estudiaron tantos años. Yo soy analista, soy un comentarista del fútbol o un panelista, pero algo me preparé. Tengo el curso de entrenador, el de manager deportivo y tengo esos dos cursitos básicos para poder sentarme en un panel y poder explicarle a la gente y que lo entienda y que mis compañeros también me valoren y entiendan lo que lo que digo.

—Me parece a mí que así como ustedes son respetuosos con eso, los periodistas, especialmente los que se dedican al fútbol, no son tan respetuosos con las carreras de los jugadores en la manera que hablan de ellos.

—Y muchos no.

—Me parece que el periodismo de fútbol, puntualmente, debería ser un poco más respetuoso con la integridad del jugador, de su familia. Dentro lo que pasa dentro de la cancha pueden criticar todo lo que vos quieran, pero a veces hay situaciones zarpadas.

—La línea es muy delgada. Obviamente no voy a generalizar, pero hay un gran porcentaje de que los periodistas son maliciosos. Y entran en un terreno que al jugador de fútbol lo ve como una falta o que pasa el límite, no solamente cuando te pasás de la vida privada, sino cuando tu comentario, tu análisis es despectivo. Cuando le faltás al respeto, no lo tomas como un ser humano que se puede equivocar. Y pasa muchísimo. No generalizo de que son todos, pero es un gran porcentaje. Para mí el 70 u 80% de los periodistas tienen una intención con esto. Además, periodistas hay cada vez más. Ahora está el mundo del streaming, hay más medios, más plataformas. Entonces eso se agrandó, se potenció mucho. Entonces por eso subo mucho el porcentaje. Yo creo que en algún momento lo van a tener que aprender. Porque fíjate, por ejemplo, en mi generación, nosotros el contacto con los periodistas era diario. Yo salía del entrenamiento, iba al estacionamiento del club y el periodista estaba ahí. Podía interactuar conmigo, tener un ida y vuelta, podíamos tener una conversación y si él me quería invitar para una entrevista, yo le podía decir que sí, que no o podía coordinar con él. Teníamos un agente de prensa en el club que le comentábamos, pero la verdad que yo al periodista lo veía cara a cara. Hoy en día el jugador de fútbol, el dirigente, el entrenador está apartado, están distanciados con el periodista. Hoy todo va directamente del periodista o del canal a la gente de prensa. La gente de prensa tiene que coordinar la agenda y tiene que decir cuándo es el momento conveniente, cuándo quiero que hable este jugador, cuándo no.

—Y más en Boca, en River…

—Bueno, ahí ni hablar. Pero fijate la distancia que hay. Para mí todos los extremos son malos. Ni el extremo de bajar al estacionamiento y tener al periodista ahí, que capaz que me recontra puteó hace una semana en el panel o que me faltó el respeto. Pero el otro extremo de puertas cerradas, que el tipo esté atrás de un muro y esas cosas, tampoco las comparto. Debería haber un equilibrio, un punto medio de decir: “Por lo menos una o dos veces a la semana, permitirle a los jugadores que vayan a la sala de prensa y que puedan tener ese ese contacto con el periodista”. Una entrevista cortita, una conferencia en la semana, una entrevista corta con un medio, con un stream, lo que sea.

En diálogo con Leo Montero,
En diálogo con Leo Montero, Pablo destaca el orden y la disciplina como claves para una carrera exitosa en el fútbol profesional. (Gastón Taylor)

Preguntas rápidas

—¿Messi y Maradona? ¿Qué puntaje les ponés del 1 al 10?

—Diez, Mil...

—¿Cuánto jugaste mejor en tu carrera?

—En Boca y en Turquía. Tuve momentos en Colo Colo, buenísimos también. A mí lo que más me costó ser muy constante en un club. Tuve muchos momentos en los clubes puntuales que me fue muy bien, que después con el tiempo se fue apagando o me tuve que ir por algún motivo.

—Pablo Mouche papá. ¿Cómo te calificás del 1 al 10?

—Un 7. Me falta mejorar un montón de cosas. La paciencia que a veces se pierde. Reaccionar emocionalmente en algunas situaciones que vos le tenés que dar el ejemplo a tus hijos. Pero vamos por buen camino. Mejoramos bastante porque era bastante malito apenas arranque (risas). Con el tiempo fui mejorando, gracias a Dios.

—¿Del 1 al 10 como esposo, compañero?

—Un 8. Ahí mejoré mucho más rápido (risas).

—¿Cuánto llevan juntos?

—El año que viene son 12 años. Y mis hijos tienen 10 y 7. Y ya estamos. Ya cerramos la fábrica (risas).

—Con esas edades, arrancar de nuevo ahora es un tema…

—En un momento ella estaba presionando. Pero ahí me agarró como el Mouche de Boca, firme como un toro (risas). Y ahí ya fue bandera blanca. Decidimos que no.

—Se terminó el partido.

—Así es.

Últimas Noticias

Cuando cada golpe importa: la vida de Julio Benítez y los desafíos de la hemofilia

En Del otro lado, el ciclo de entrevistas de Infobae, el hombre de 43 años reconstruyó su recorrido desde un diagnóstico tardío en el interior del país hasta la adultez marcada por cirugías, prótesis y cuidados permanentes. Habló del impacto físico y emocional de una condición poco conocida, del peso de la herencia genética y el esfuerzo cotidiano por sostener la independencia

Cuando cada golpe importa: la

Andy Chango: “Yo estuve en mi casa 50 de los 55 años que tengo”

Vivió como una estrella de rock. En los años 90 habló públicamente de drogas, le costó mucho sacarse el tema de encima. Cuando nació su hija tomó la decisión más importante de su vida: dejar las adicciones para ser un padre sano, fuerte, lúcido y poder acompañarla. Cómo es vivir junto a su mamá con Alzheimer. Por qué lo único que le importa en la vida no puede decirse en voz alta. Maxi López, su nuevo papá

Andy Chango: “Yo estuve en

Guillermina Valdés: “Me postergué como mujer por mi propia inseguridad”

La actriz y comunicadora reflexiona sobre sus relaciones con Sebastián Ortega y con Marcelo Tinelli. “Me enamoré de dos personas muy importantes, con familias muy importantes: había algo en mí que quería esconderse”, considera. Sus maternidades, sus hijos, la historia de su hermano muerto y su crecimiento personal: “Me embarré bastante, me hice cargo de mis demonios”

Guillermina Valdés: “Me postergué como

Son amigos y desde hace 25 años se juntan a jugar al fútbol cada 31 de diciembre: la historia detrás del “partido de las estrellas”

En Las Heras, provincia de Buenos Aires, hay una tradición que nació sin pretensiones: despedir el año jugando a la pelota. La propuesta ganó adeptos y se convirtió en una cita impostergable que ya tiene equipos establecidos, inscriptos en lista de espera, un reglamento y premios estipulados. “En ese momento nos olvidamos de todo”, dicen los futbolistas amateurs de Año Nuevo en una nueva edición de Voces

Son amigos y desde hace

Laura Laprida: el duelo familiar, la maternidad y el desarraigo en Madrid

En Ellas, la actriz habló de su decisión de probar suerte en Europa, el proceso de afirmarse como artista más allá de los rótulos familiares y la experiencia de construir un hogar lejos de la Argentina. También reflexionó sobre el miedo, el peso de las ausencias y cómo el trabajo creativo, el amor de pareja y los vínculos sostienen una etapa de profunda transformación personal

Laura Laprida: el duelo familiar,
MÁS NOTICIAS