La tercera semana de campaña desde que se definieron los candidatos en todo el país trajo un cese al fuego en la áspera interna que se había desatado en Juntos por el Cambio, con principal foco en la provincia de Buenos Aires a raíz de la interna que disputarán Diego Santilli, por el PRO, y Facundo Manes, por la UCR, para ver quién encabeza la lista final del principal espacio opositor en noviembre en el distrito electoral más determinante de la Argentina.
Los armadores de ambos precandidatos coinciden en que ahora es tiempo de abocarse a la campaña en el territorio y que el fuego amigo no hace más que debilitarlos frente al kirchnerismo, el principal -y único- oponente en estos comicios. Por eso, tanto Santilli como Manes intensificaron sus recorridas y el neurocientífico ya empezó a proyectar qué tan buena puede ser su performance frente al aparato y el nivel de conocimiento del ex vicejefe de Gobierno porteño y su jefe político, Horacio Rodríguez Larreta, quien todas las semanas se suma a las caminatas proselitistas en el conurbano bonaerense.
“Horacio está preocupado. Facundo es el estereotipo de candidato que ellos promueven y encima no se lo veían venir”, sintetizó ante Infobae un hombre que está en el día a día de la campaña de Manes y conoce bien a los hombres del PRO y sus métodos.
El postulante radical es consciente de que ganarle al “Colo” es muy difícil, pero no descarta el batacazo apalancado por el factor sorpresa y el impacto que generó su salto a la política en un distrito tan relevante como la provincia de Buenos Aires y desafiando al mayor presidenciable de la oposición.
Hay dos cuestiones que hacen que Manes caiga en el resultado “lógico”, que coloca a Santilli como vencedor: el nivel de conocimiento y aceptación que tiene el ex funcionario porteño en los distritos bonaerenses más poblados y la base de datos que maneja el PRO.
Los expertos en estrategia electoral que asesoran al hombre de la UCR, más afines a los viejos mandatos de la “rosca”, entienden que la guerra por el algoritmo es determinante y reconocen la ventaja que Larreta y su equipo, algo que arrastran desde los años de Mauricio Macri en el poder, tienen sobre el tema. Aunque no desestiman lo propio: “Es poco pero es política pura y camina. Va solo, es natural”.
Más allá del posible batacazo con el que se ilusionan en las filas radicales, a la hora de hacer números ya existe una proyección que deja conforme a Manes y a quienes lo acompañan en la lista nacional. Según sus estudios, deberían pasar cómodamente el 30% de los votos de la interna y estarían más cerca del 40%. Una encuesta facilitada por el Gobierno marcó que Santilli se imponía por solo 6 puntos, un resultado que sería por demás festejado en las filas del neurocientífico, que lo miden realizando un paralelismo con la contienda general entre el Frente de Todos y Juntos: si el oficialismo se impone por 6 o menos, sería victoria en la derrota de la oposición. En cambio, si Victoria Tolosa Paz supera el 40% y gana por 8 o más puntos, será un triunfo contundente de la Casa Rosada.
Por eso, todos los esfuerzos de Manes y su equipo están volcados a realizar la mejor elección interna posible, aún perdiendo. Por cómo fue el arreglo en la coalición con respecto al reparto de cargos a nivel nacional, el piso electoral que tiene el neurocientífico para entrar a la lista definitiva -en caso de perder- es del 20%. Esto es el 20% del total de votos que saque Juntos (sumados Santilli y Manes). Por ejemplo: si la coalición opositora consigue 100 votos, de los cuales Santilli obtiene 85 y Manes 15, el neurocientífico y todos los que lo acompañan quedan fuera de carrera. El radical debería alcanzar, como mínimo, 20 de esos 100 votos. Y a partir de allí empieza un reparto que va variando dependiendo de cuantos votos obtenga la lista perdedora.
Al ser nóminas encabezadas por precandidatos de igual género, si Manes obtuviera entre el 20% y el 30% de los votos de la interna esto se traduciría en los lugares titulares 3,8,13,18,23,28 y 33 y en el quinto suplente. Para ponerle nombres, la lista definitiva quedaría con Manes en el tercer lugar, Danya Tavella en el octavo, Emilio Monzó en el treceavo, Margarita Stolbizer en el decimoctavo y así sucesivamente.
De conseguir entre el 30% y el 40%, el panorama es bastante más favorable ya que el neurocientífico se quedaría con los lugares titulares 3,6,9,12,15,18,21,24,27,30 y 33 y los suplentes 3,6 y 9. Es decir que, con este armado, la nómina radical estaría metiendo cuatro diputados en lugares expectantes para noviembre: Manes, Tavella, Monzó y Stolbizer, que iría 12. El lugar número 15 iría para Fabio Quetglas.
En caso de que el neurocirujano supere el 40% pero no se imponga en la interna, la lista final de Juntos quedaría conformada casi de igual proporciones entre el radicalismo y el PRO ya que Manes obtendría los lugares titulares 3,4,7,8,11,12,15,16,19,20,23,24,27,28,31,32 y 35 y los suplentes 3,4,7 y 8.
Con estos esquemas, la única certeza que tienen ambos espacios es que Santilli y Manes compartirán lista ya que, más allá de quien se imponga, el que pierda ocupará el tercer lugar en la nómina. Este fue uno de los motivos por los cuales decidieron bajarle un tono a la confrontación de los primeros días: en pocas semanas los dos dirigentes deberán hacer campaña juntos.
En el entorno de Santilli no niegan esta preocupación pero sí muestran cierta seguridad al decir que el ex vicejefe de Gobierno porteño será quien se termine imponiendo. Las últimas encuestas “no propias” que miraron los tenían arriba por 7-8 puntos y si bien reconocen que es un margen escaso, su mirada es más a largo plazo.
Su estrategia es concentrarse en sacarle votos al kirchnerismo porque, opinan, si en las PASO Santilli gana por poco pero luego se impone frente a Tolosa Paz en noviembre -o pierde por 6 puntos o menos- lo ocurrido en las Primarias con Manes será anecdótico.
A poco menos de un mes para las Primarias, la disputa en el principal espacio opositor comienza a tomar color y las primeras proyecciones confirman que será reñida hasta el final. Por el lado de Santilli, confían en que su campaña es más ordenada y que, a la larga, sacarán la diferencia deseada. En cambio, Manes no abandona la importancia del factor sorpresa y se aferra a su condición de outsider para capitalizar el hartazgo general que siente que tiene la gente con los políticos.